20 DE NOVIEMBRE: Estampas de la indignación coronadas por la efigie del usurpador ardiendo en pleno corazón de la República

México, 21 de noviembre 2014 (NOTIGODÍNEZ).- Pese a que la violencia de los provocadores a sueldo del régimen ocupó la mayoría de los titulares en la prensa nacional, un hecho inocultable marcó la intensa jornada cívica del día de ayer: el repudio multitudinario contra Peña Nieto por su responsabilidad en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y el resto del baño de sangre en que México está sumergido.

Miles marchan al Zócalo por normalistas desaparecidos. Foto: Alejandro Saldívar / Proceso

Como pocas veces en la historia, miles de sindicalistas –de la educación, telefonistas, electricistas, obreros y campesinos– unieron su fuerza a la de diversas agrupaciones como la CETEG, la CNTE, el Bloque de Organizaciones Democráticas del IPN, STUNAM, SITUAM, las Fuerzas Democráticas Progresistas, Coordinación Plan de Ayala, trabajadores del INBA y el INAH, Consejo de los Pueblos Damnificados de Guerrero, Frente Político de Candidaturas Independientes, Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, estudiantes, amas de casa, ciudadanos y hasta policías conscientes; juntos en un hecho inédito para acompañar a los padres de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y exigir su presentación con vida.

Foto: El Economista

Las reclamos se extendieron al desmantelamiento del campo, la privatización de la educación, las promesas incumplidas de vivienda digna, la miseria, la desigualidad rampante y los otros desaparecidos, que se cuentan por miles desde que Calderón usurpó la presidencia en 2006 y que aumentan exponencialmente en el actual espuriato.

Pero una demanda coreada al unísono por los miles de manifestantes retumbó como ninguna otra en las tres megamarchas que confluyeron en el corazón de la capital del país: «FUERA PEÑA».

Foto: El Economista

Foto: AFP

Ni la violencia que desató el propio régimen con sus vándalos acarreados desde temprano en camiones del Ejército, hará olvidar la escena cumbre del pasado 20 de noviembre: la efigie monumental de Enrique Peña Nieto, actual representante del régimen usurpador, ardiendo en pleno corazón de la República y frente al Palacio Nacional, reflejando el repudio contra la careta de la oligarquía y anunciando al mundo entero que el pueblo ya está exorcisando a sus demonios. No hay marcha atrás en su camino hacia la liberación.



A la voz de «VA A CAER, VA A CAER, PEÑA NIETO VA A CAER», la cabeza del muñeco finalmente rodó por el suelo consumida por las llamas, simbolizando el destino invariable del sujeto que hoy sigue ocupando ilegalmente Los Pinos para vergüenza de millones de mexicanos hartos y dispuestos a recuperar su dignidad.

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Foto: Récord

Una imagen que, en el contexto de la magnitud histórica de todo lo ocurrido este 20 de noviembre, sin duda anuncia el principio del fin. La única cuestión es cuánto tiempo permitirá el pueblo que se siga retrasando la inevitable ruptura no violenta con las mafias que lo tienen secuestrado.

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