Los cuentos chinos del farsante de Segob

“La neta, como ustedes digan”, fue la frase en la prensa oficialista que distrajo un buen rato a la opinión pública mientras “arriba” se maquinaba la explicación institucional sobre el hallazgo de seis fosas clandestinas –pletóricas de cuerpos calcinados– en Pueblo Viejo, Iguala, a días del asesinato de tres normalistas rurales y el secuestro de otros 55 por policías de ese violento municipio en Guerrero. Una antesala trágicamente significativa a la conmemoración del 46 aniversario de la matanza de estudiantes en Tlatelolco.

¡Quién lo diría! Serán otros estudiantes, a cientos de kilómetros de distancia, quienes servirán involuntariamente al régimen a través de su eficaz cuentacuentos chinos apoltronado en Segob, para levantar una cortina de humo en los medios y, sobre todo, proveer el tiempo necesario para “resolver” el caso Iguala (en fin de semana) favorablemente a Ángel Aguirre y a su jefe directo Enrique Peña Nieto.

Sí… el movimiento #TodosSomosPolitécnico nos enseñó que, en el momento adecuado, los criminales que usurpan el poder están “para servirnos”, aunque el resto del tiempo se dediquen a violar todos los derechos constitucionales del pueblo, saquear al país y entregarlo pieza por pieza, reforma tras reforma, a los dueños invisibles ($) de este mundo a cambio de privilegios e impunidad vitalicia.

En cambio los estudiantes normalistas han sido muy inoportunos en realizar exactamente las mismas demandas que en dos días le fueron concedidas a la comunidad politécnica. Llevan años exigiendo la gratuidad, autonomía, calidad y apoyo a la educación que la propia Constitución establece, pero “la neta, como ustedes digan” no aplica para ellos. Los normalistas rurales de México sólo han conocido el desprestigio feroz en medios y la muerte como respuesta a la defensa de sus derechos. Ése es el problema de intentar dialogar con delincuentes: si les conviene, atenderán cualquier demanda que se les ponga enfrente, de lo contrario no escatimarán esfuerzos en deshacerse de los “rijosos”. Bien lo saben otros grupos como la CNTE o el SME que pese a las golpizas y tomadas de pelo, insisten en buscarle la cara al chino.

Los estudiantes politécnicos olvidaron, no sabían o simplemente no les interesa que su interlocutor y hoy artífice de la falsa solución al conflicto en esa casa de estudios, no debería estar donde está. Representa a una mafia que se hizo del poder violando todas las leyes electorales posibles, desviando millonarios recursos estatales a la campaña de su iletrado candidato y, desde luego, recibiendo dinero del narco para financiar la compra masiva de votos en favor del PRI. Esto ha sido ampliamente documentado sobre todo en Estados Unidos (por obvias razones). Aquí sólo uno de muchos testimonios:


http://www.youtube.com/watch?v=IckYwcsvH6Q

Hoy se sabe, de acuerdo con investigaciones oficiales en el vecino país del norte, que la detención del “Chapo” fue un montaje más del actual régimen como parte de la campaña «Saving Mexico». Desde otro frente, el priista asiático que hoy acapara la atención mediática a costa de un movimiento legítimo, abona a dicha campaña con su falsa “disposición al diálogo con los estudiantes” desde el cargo de “Secretario de Gobernación” que está usurpando. Conviene aclarar que el sujeto ya dispone en su currículum de amplia experiencia como usurpador.

En 2005, el diario El Universal reveló que Miguel Ángel Osorio Chong cometió el delito de usurpación de profesiones –ostentarse como profesionista sin tener el título correspondiente– durante su periodo como secretario de Gobierno en el estado de Hidalgo. Cuando el escándalo le llegó al cuello, el farsante admitió que en efecto se presentaba como Licenciado en Derecho mientras ejercía funciones en dicho cargo, firmando decretos y otros documentos oficiales aún sin haberse titulado. En el colmo del cinismo, seguía negando que hubiera cometido delito alguno.

– ¿Reconoce que se ostentaba como licenciado sin serlo?

– No, porque no ejercí, me ponía como licenciado, no me ostentaba, me “ponía” como licenciado.

– ¿No es lo mismo?

– No, porque no ejercía. Si yo hubiera ejercido ser licenciado [sic], entonces estuviera cometiendo algún delito. No ejercí.
(Fuente)

En su momento, el citado diario demostró con documentos oficiales que el sujeto firmaba anteponiendo el título de “licenciado”, acreditando así el delito formal de usurpación de profesión al ejecutar acciones como servidor público en calidad de abogado. Asimismo, El Universal comprobó que Osorio Chong mintió al presumir que había cursado una especialidad en leyes por el ICEA de la Universidad Autónoma de Hidalgo, pues al investigar en los registros oficiales de la institución, el nombre del priista no aparecía en ningún acta del plan de estudios correspondiente.

¿Sabrán esto los líderes del actual movimiento estudiantil del Instituto Politécnico Nacional? Si llegaran a enterarse, ¿lo seguirían considerando un interlocutor válido? ¿Seguirían buscándole la cara?

Negociar con delincuentes nunca será la solución a los problemas de México. Por el contrario, aunque en el corto plazo los beneficiarios de esos arreglos ignominiosos puedan gozar de ciertos privilegios, en el mediano y largo plazo las consecuencias para el país resultan fatales. Podríamos enumerar cientos de casos que lo demuestran en casi un siglo de sangrientos regímenes usurpadores, pero basta con recordar los recientes hechos de violencia contra la juventud mexicana (Ciudad Hidalgo, Michoacán, tres adolescentes asesinados por policías; balacera en Purépero, Michoacán, contra manifestantes pacíficos; Tlatlaya, ejecución sumaria contra supuestos delincuentes; Iguala, Guerrero, asesinato y desaparición de normalistas rurales), las contrarreformas neoliberales que desmantelaron todas las conquistas revolucionarias, la represión creciente y el control cada vez más descarado que pretenden sobre Internet y las redes sociales.

Hoy la juventud politécnica parece haber escapado momentáneamente de la violencia neoliberal que tarde o temprano caerá de nuevo sobre ella. Lo hizo por la puerta falsa de la negociación con los peores enemigos de México, cuando la solución genuina radica justamente en lo contrario: dejar de reconocerlos como “autoridad”, dejar de colaborar con ellos y despojarlos del poder que ejercen ilegalmente contra la sociedad mexicana y en favor de la minoría rapaz que los controla.

Cuando el pueblo decida unirse para extirpar al cáncer que lo está consumiendo en lugar de perseguir remedios temporales para paliar los síntomas, alcanzará plena y dignamente su anhelada libertad.

 

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