Alejandro Ramos
Reforma
Cd. de México (26 octubre 2014).- Los miles de topes que hay en la Ciudad pegan en la suspensión, llantas, frenos… y en el bolsillo de los automovilistas.
El desgaste de un auto por el constante cruce de obstáculos viales puede costar al conductor, por lo menos, 6 mil 500 pesos al año en reparaciones.
Sólo en el consumo de combustible se calculan 200 litros de gasolina adicionales al año por el momento en que se vuelve a acelerar tras pasar el tope.
Ese consumo representa un pago adicional de 2 mil 608 pesos, pero si se multiplica por 5 millones de autos que hay en el Valle de México el gasto extra alcanzaría al año un global de 13 mil millones de pesos.
Héctor Riveros Rotgé, investigador del Instituto de Física de la UNAM, calculó dicho gasto.
«Por el calor de la combustión se requieren 0.02 litros por cada tope. Si suponemos un tope cada 2 kilómetros, y que un coche camina 20 mil kilómetros al año, entonces se requieren 200 litros extras», indicó.
Además, el automovilista debe desembolsar, en promedio al año y para un auto compacto, al menos mil 24 pesos en cambio de balatas y 290 pesos por revisión de la suspensión.
También el cambio de amortiguadores y llantas que se recomienda cada cuatro años; para el primero el gasto promedio al año sería de mil 143 pesos y de neumáticos mil 500, de acuerdo con cotizaciones hechas por REFORMA.
El Gobierno del DF estima que en la Ciudad hay 30 mil topes, y analiza eliminar al menos los que estén vías primarias o cambiarlos por reductores de velocidad, con la finalidad de impactar menos en la contaminación.
Quemar cada litro de gasolina genera 2.4 kilogramos de partículas de bióxido de carbono, hidrocarburos y óxidos de nitrógeno, precursor del ozono, lo que representa un 20 por ciento de la contaminación atmosférica.
Al día, en la Ciudad los vehículos consumen 24 millones de litros de combustible.
Para Riveros, los reductores ayudarían a bajar los niveles de polución, pues al cruzarse a 20 kilómetros por hora el consumo baja a 0.01 litros, pero opina que tampoco sería la solución ambiental.
«Lo que hace falta es que se establezca por ley la velocidad máxima en las calles, y que se apliquen sanciones ejemplares a quienes no la respeten», indicó.
Además, para los quiroprácticos, los topes provocan diversos daños a la columna vertebral, al sistema nervioso, en la espalda y piernas.
«Muchos automovilistas no hacen alto total en el tope, lo brincan y esto va generando afectaciones silenciosas a su cuerpo, que se manifiestan con dolores en la cabeza, espalda y en piernas», dijo el especialista Luis Roberto Alvarado.
Impulsan 3 Delegaciones reductores de velocidad
Al menos en tres Delegaciones del DF se proyecta la instalación de reductores de velocidad y se estudia el retiro de los tradicionales topes, pues éstos generan más contaminación atmosférica y elevan los daños a los automóviles.
En Azcapotzalco existen mil 250 topes, los cuales se ubican en cruceros peligrosos y en zonas escolares, de hospitales y en espacios habitacionales, y la mayoría se han colocado a petición de los vecinos.
«Este año la Delegación ha instalado 7 reductores en donde se ubican parques de bolsillo y espacios culturales, y el Gobierno del DF colocó otros dos en vialidades primarias y la iniciativa privada nos donó uno para un parque lineal», dijo el Jefe Delegacional, Sergio Palacios.
En tanto, Adrián Rubalcava, de Cuajimalpa, indicó que tiene establecidos 500 topes y prevé eliminar 35 para sustituirlos por reductores de velocidad.
«Tenemos un programa de reordenamiento que se lleva a cabo en conjunto con la Secretaría de Movilidad para hacer cambios de sentido a algunas calles (…). El programa incluye quitar o poner reductores», expuso Rubalcava».
El Delegado de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, promueve la colocación de reductores en vialidades secundarias, donde se ubican mil 495 topes.
En el esquema de caminos seguros, la Delegación prevé instalar durante este fin de año 14 reductores.
