Más de 6,500 comercios del Centro Histórico reportan pérdidas millonarias a causa de película de ‘James Bond’

México, 27 de marzo 2015 (NOTIGODÍNEZ).- Finalmente los empresarios ya soltaron sus habituales chillidos de marrano desollado cuando les pegan donde más les duele: el bolsillo. Claro que ahora les toca a ellos su buena ración de AJO Y AGUA, porque si la «molestia» fuera una manifestación del pueblo, Mancera ya le hubiera caído a palos para servir a sus patrones de la oligarquía. Pero «hay niveles» de servilismo y estamos hablando de Sony Pictures, no de la CNTE.

Gerardo López, presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope), denunció que suman 6 mil 500 comercios ubicados en el Centro Histórico que han resultado afectados por el cierre de importantes vialidades debido a la filmación de la película extrankera Spectre de James Bond.

El empresario detalló que los negocios –desde pequeños locales hasta grandes comercios– que se encuentran entre Tacuba, República de Uruguay, Correo Mayor y Eje Central Lázaro Cárdenas reportaron bajas en sus ventas de hasta 60 por ciento, con pérdidas económicas millonarias.

Asimismo, unos 35 mil empleados también han resultado afectados, pues “se les dificulta llegar a su trabajo por el continuo bloqueo de calles», denunció.

No obstante, el malinchista y racista sujeto se quejó porque «constantemente son castigados con protestas de maestros, electricistas y partidos» y en cambio lambisconeó profusamente la filmación de la película extranjera pese a reconocer que les está ocasionando pérdidas económicas exorbitantes.

“Estamos de acuerdo que una película tan taquillera y con tanta proyección como la serie de James Bond venga a filmarse a México, que tome en cuenta nuestras calles y folclor; lo apoyamos, pues dará a conocer a europeos y americanos nuestra cultura y tradiciones”, lisonjeó. El problema, sin embargo, es que “no se compagina con la actividad comercial que a diario se realiza en el centro de la ciudad, y se procede al cierre de vialidades sin importar el daño que genera a negocios y trabajadores”.

Comentó que cada cierre de calles y manifestación, de cinco a seis horas, deja una pérdida económica hasta de 24 millones de pesos, aunque “seguimos con la cuantificación de los daños en ese polígono, pues aun cuando sólo se cerró la calle Tacuba, la gente dejó de ir”.

Preocupado, planteó que todavía falta sumar las pérdidas que resulten del cierre de avenida 20 de Noviembre, de República de El Salvador a 16 de Septiembre, y la Plaza de la Constitución, desde temprana hora, que está obligando a la gente a rodear la zona, ante la presencia de vallas metálicas.

Por ello, exigió que se encuentre la manera de garantizar la «actividad comercial» a fin de resguardar los empleos que genera, pues “estamos siempre sujetos a sus criterios, que no siempre son los más acertados”, refiriéndose a los «políticos» que autorizan el cierre de vialidades.

La única manera de garantizar la «actividad comercial» que tanto interesa a los grandes empresarios es: 1) empiecen por dejar de ROBAR a través de la evasión fiscal y la especulación en la bolsa; y 2) dejen de promover fraudes electorales, pues, como efecto dominó, son el principio de una serie de calamidades que acaban desbordando el descontento social y provocando las protestas que tanto les «molestan». ¿Ya no quieren marchas? Entonces DEJEN DE ROBAR, DE IMPONER A SUS TÍTERES EN LOS GOBIERNOS, DE SAQUEAR AL PAÍS Y DE HUNDIRLO EN LA MISERIA.

Ah no, lo que ellos quieren es seguir en la bonanza sin importarles la pobreza que causan, y encima que el pueblo los mantenga sin quejarse ni tantito, ¿verdad?

Los delincuentes no dejarán de delinquir sólo porque el pueblo se los exija. La única forma de enderezarlos es, como se dijo al principio, pegándoles donde más les duele: el bolsillo. Para eso sirve el boicot económico y su fuerza es tan grande que puede tumbar a cualquier régimen. El único poder que los criminales «modernos» entienden se llama «DINERO». Ahí radica su debilidad más grande.

Con información de La Jornada