México, 10 de junio 2020 (NOTIGODÍNEZ).- Por enésima vez, el genocida Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, usurpador de la presidencia en el sexenio 2006-2012, hizo gala de su doble moral nauseabunda en las redes sociales, quejándose ahora por un supuesto “espionaje” del régimen de Andrés Manuel López Obrador a la oposición que, a todas luces, conspira en su contra.
Ayer por la mañana, López Obrador dio a conocer un documento confidencial que revela un supuesto plan para golpetear, denostar y sabotear al régimen rumbo a los comicios del próximo año. Dicho sería fraguado por un “Bloque Opositor Amplio” (BOA) integrado por políticos, empresarios, opinólogos y otros “personajes” vinculados a la derecha retrógrada.
Sin embargo, el propio López Obrador admitió que no se había confirmado la autenticidad del documento, lo que sumado a las siglas del presunto grupo conspirador –BOA–, desató una tormenta de reacciones en las redes sociales, principalmente burlas y pitorreo, durante todo el día. Por si fuera poco, los metadatos del archivo en cuestión incluían el nombre de Omar Cervantes Rodríguez, vocero de la Secretaría de Gobernación (Segob), en el campo de “autor” del documento, levantando sospechas sobre el origen real del supuesto “complot” contra AMLO.
Siempre en primera fila derrochando hipocresía y cinismo a más no poder, Felipe Calderón aprovechó no sólo para deslindarse del BOA, donde se le menciona como perpetrador central del complot, sino también para acusar al tabasqueño de realizar “espionaje” a la oposición, lo cual, recordó cínicamente, “es un delito”.
No conozco el documento m, ni siquiera estoy seguro que exista pero, si fuera el caso: 1) que la oposición se organice es su derecho; 2) que el gobierno la espíe es un delito. https://t.co/qCX3B3AMSH
— Felipe Calderón (@FelipeCalderon) June 9, 2020
Si de recordar delitos se trata, recordemos entonces que el régimen usurpador de Felipe Calderón fue el iniciador del mayor espionaje contra los mexicanos en toda la historia. No sólo dio su aval para que ingresaran espías del extranjero a nuestro país, violentando con ello, por enésima vez, la soberanía nacional, sino que incluso adquirió con sobrecosto la infraestructura que luego utilizó su sucesor, también espurio, Enrique Peña Nieto, para desatar un espionaje feroz contra sus opositores.
“Desde el sexenio de Felipe Calderón los mexicanos han estado expuestos al mayor de los espionajes conocido hasta ahora, con el apoyo de un entramado de empresas de origen israelí establecidas en México, en algunas de las cuales están asociados militares mexicanos en retiro”, se lee en el primer párrafo del reportaje “Pegasus, el arma peñista para espiar”, del periodista Jorge Carrasco, publicado en 2017 por el semanario Proceso.
No fue la única denuncia. En 2013, luego de que el consultor informático Edward Snowden, excolaborador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), revelara una red gigantesca de espionaje mundial operada por Estados Unidos, medios mexicanos confirmaron que el genocida Calderón fue cómplice directo de esas operaciones ilegales en nuestro país.
El espuriato calderonista “permitió que las autoridades estadunidenses instalaran un sistema de intercepción de comunicaciones que permitió la recepción, procesamiento, análisis y almacenamiento de llamadas telefónicas a escala nacional, así como de servicios de internet como chat, correo electrónico y voz sobre Protocolo de Internet (IP, por sus siglas en inglés), con el contrato S-INLEC-06-R-4042”, reveló Excélsior en julio de 2013.
Con información de Proceso y Excélsior