México, 10 de abril 2015 (NOTIGODÍNEZ).- Esto es un secreto a voces por más que los medios se empeñen en ocultarlo. México es un estado fallido. Tiene todo el sentido que detrás del títere que usurpó el poder también esté la mano del narco, otro de los poderes fácticos que realmente «gobiernan» en este país. Y por supuesto, la oligarquía extranjera tiene que negociar y pasar tajada al narco-«gobierno» para saquear a sus anchas nuestra riqueza.
De acuerdo con Agencia Proceso, el director de la minera canadiense McEwen Mining, asaltada por un comando armado el pasado martes, confesó que mantiene una “buena relación” con los cárteles que operan en Sinaloa, pero hay que pedirles permiso para saquear ciertas zonas en las que están operando.
“Los cárteles están activos ahí. Generalmente tenemos una buena relación con ellos. Si queremos ir a explorar a algún lado, les preguntamos, y te dicen: ‘No, pero regresen en un par de semanas y terminamos lo que estamos haciendo’”, afirmó Bob McEwen en entrevista para un medio de su país.
¿Alguna duda de quiénes mandan en este país? Dice con un descaro inaudito que «tienen buena relación con ellos» y que tienen que «pedirles permiso» para explorar. Nótese bien lo que está diciendo: los empresarios canadienses no levantan una denuncia ante el MP, no difunden la situación en los medios, no se escandalizan por algo como esto. Al contrario, se adaptan a la situación y operan en colusión directa con el crimen organizado. ¿Por qué? Porque entienden perfectamente quién «gobierna» Sinaloa y el resto del país. Así que para ellos, criminales igualmente, es tan simple como negociar con sus pares (narcos), pasar tajada y listo.
En insólitas declaraciones a la televisora canadiense Business News Network, McEwen detalló que durante el atraco a mano armada que sufrió la mina El Gallo 1, ubicada en el municipio de El Mocorito, Sinaloa, los sicarios se llevaron 198 kilos de oro propiedad de todos los mexicanos, que de ordinario se lleva la compañía canadiense.
El sujeto narró que ocho personas enmascaradas y armadas tuvieron que pasar cuatro puertas cerradas con candados y protegidas con tarjetas de seguridad. “Ellos consiguieron todas las llaves para todas las personas [que participaron en el robo] para abrir las puertas”, detalló.
Los agresores armados amagaron a personal de seguridad en el camino a la mina durante la noche y, una vez ahí, retuvieron a otros dos esclavos de la minera, los encerraron en un cuarto y huyeron con 900 kilogramos de concentrado de aurífero en los que había el equivalente a 7 mil onzas de oro.
“Es cerca de un mes de producción”, se quejó.
¿En verdad fue un «robo» o simplemente fue un cobro a lo chino de derecho de piso por algún retraso en los pagos ordinarios?
Tras darse a conocer la noticia, en redes sociales se manejó la idea de «ladón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón», pero el enfoque es totalmente equivocado. En medio de la rebatiña entre los rateros canadienses y los narcos mexicanos, está el pueblo de México cada vez más saqueado, hambreado y empobrecido. Mientras los criminales se reparten y arrebatan entre sí nuestra riqueza, nosotros estamos cada vez peor.
No se trata de celebrar la rapiña entre grupos criminales nacionales o extranjeros, se trata de liberarnos de ambos, expulsando a los invasores y encarcelando a los narcos. Esto es perfectamente posible si el pueblo ejerce su poder a través de la NO colaboración con la delincuencia organizada, empezando por la oligarquía extranjera (mineras, petroleras, Walmart, Coca cola, etc.).
Con información de Proceso