México, 22 de septiembre 2015 (NOTIGODÍNEZ).- El investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIJ-UNAM), John M. Ackerman, calificó la situación de México como «insostenible» y, a tres años de la imposición de Enrique Peña Nieto, sentenció que el sujeto ya es más repudiado que el propio Carlos Salinas de Gortari, por la crisis sin precedentes en todos los rubros de la vida nacional en que su régimen ha sumido al país.
¡Claro! Así de bien les salió la estrategia a los delincuentes que mueven los hilos del teatro guiñol del absurdo llamado México, al imponer a un pusilánime en la presidencia, que además la mitad del tiempo no debe tener ni idea de qué está haciendo ahí. Ahora resulta que el nuevo «villano favorito» es Peña Nieto, un iletrado que ciertamente es culpable al haber aceptado el rol de parapeto de oligarcas brutales, narcotraficantes y otros delincuentes «de alta alcurnia», los verdaderos dueños «invisibles» de este país quienes, desde las sombras, juegan con nuestro destino a su antojo mientras la gente sigue embrutecida en el consumismo, la televisión, la inepcia y la idiocia.
Peña Nieto debe ser repudiado, derrocado y encarcelado. SÍ. Pero más importantes son sus jefes, los oligarcas y demás delincuentes ya mencionados. Ellos son el verdadero problema y el cáncer que urge extirpar de México.
Entrevistado por el portal Revolución 3.0, el doctor John Ackerman, analista político y colaborador de diversos medios internacionales, sentenció que uno de los principales problemas que afronta la nación es el desprecio popular contra la cúpula que hoy desgobierna al país, hacia México y lo que representa, recordando que la cúpula incluye a los que están más arriba que Peña Nieto.
“Es muy fuerte el ataque que se está viendo desde los Estados Unidos, desde estos oligarcas y la clase política. Se militariza cada vez más la seguridad pública, nos están reprimiendo y matando cada vez más (…) la situación que estamos viviendo hoy no es sostenible, yo creo que de ahí debemos partir (…) No es sostenible un gobierno tan deslegitimado. No es sostenible una economía tan colapsada. No es sostenible que las redes comunitarias y sociales estén tan reprimidas y censuradas.
Estos señores tienen una visión totalmente equivocada. Hay un desprecio profundo para la historia, para las tradiciones mexicanas. Yo creo esa es la raíz de todo esto. Somos gobernados por un grupo de personas que prefieren ser estadounidenses o europeos. Hay un malinchismo muy arraigado, un odio para México, lo cual termina siendo un auto desprecio muy profundo”, apuntó citado por Revolución 3.0.
Añadió que la orgía de contrarreformas vandálicas perpetradas contra la Constitución, fueron presentadas como dadoras de «modernidad y progreso», cuando solamente obedecieron a intereses extranjeros, particularmente de Estados Unidos, y sus consecuencias han sido brutales en la economía y desarrollo social de los mexicanos.
“Ese desprecio (de la clase política hacia México), es un odio, un malinchismo muy fuerte que no les permite abrirse a la sociedad mexicana, porque para ellos México, su historia, y su pueblo pues apesta, y es algo que hay que extirpar y sacar (…) Esto no lo visten en un discurso de modernidad y de avance. Pero para ellos modernidad y avance significa que México vaya cada vez dejando de lado y atrás lo que es y convirtiéndose en una copia chafa de los Estados Unidos”, denunció.
Posteriormente, puso en contexto la crisis de legitimidad de los «gobiernos» recientes con el repudio multitudinario contra Peña Nieto, que hoy en día es incluso más rechazado que en su tiempo Carlos Salinas, lo que revela un grado de concienca mayor en los mexicanos, quienes todavía no terminan de conquistar el miedo para reaccionar.
“Para mi los mexicanos no somos apáticos ni inconscientes, las mismas tasas de aprobación para Peña demuestran que hoy somos más conscientes que nunca. Peña Nieto no es el primer […] autoritario y corrupto que hemos tenido, pero la gente odia mucho más a Peña Nieto que a Salinas. Hoy el [usurpador] en funciones es repudiado, nunca habíamos repudiado tanto, es una gran señal. El problema es que estamos en una depresión, una inseguridad, nos sentimos inútiles, que no podemos; es una condición clínica de depresión”, concluyó.
Con información de Revolución 3.0
