México, 18 de enero 2017 (NOTIGODÍNEZ).- Arne aus den Ruthen Haag, empleado con licencia de la panista Xóchitl Gálvez en la delegación Miguel Hidalgo, arrancó una peligrosa «iniciativa ciudadana» para exigir a los «diputados» que devuelvan su bono navideño de 150 MIL PESOS… agrediéndolos físicamente en las calles.
El sujeto, quien hasta junio de 2016 se desempeñaba como Director de Administración delegacional («city manager») en Miguel Hidalgo, difundió en Twitter un video en el que explica que el «jitomatazo es una magnífica opción para frenar el dispendio de dinero público».
En efecto, su iniciativa consiste en agredir a los delincuentes que usurpan las instituciones de este país, en especial a «diputados» y «senadores», lanzándoles jitomates cuando transiten por la vía pública.
Este día, el expanista y un grupo de sus fanáticos seguidores procedieron tal como habían amenazado y atacaron a César Camacho Quiroz, ex dirigente nacional del PRI y hoy mantenido por los mexicanos como «diputado».
Ruthen y sus seguidores conminaron a Camacho a devolver el bono navideño que sus cómplices se autorizaron en diciembre pasado, cuyo monto sumado a otras prestaciones y privilegios decembrinos ascendió a casi 500 MIL PESOS.
Dado que el priista ignoró la amenaza, los agresores encabezados por el exempleado de Xóchitl Gálvez le lanzaron jitomates cuando ingresaba al Palacio de Minería, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Si bien el impacto de uno o varios jitomates no es letal, lanzarlos contra un tercero representa una agresión física directa y, por tanto, violencia. La iniciativa resulta sospechosa en el contexto de las auténticas protestas ciudadanas contra el asesino de Atenco y actual usurpador Enrique Peña Nieto. Si algo desea el régimen peñista es, precisamente, el menor pretexto para reprimir a la ciudadanía que lo repudia.
Más aún, la «demanda» de Ruthen Haag y su grupo de agresores —que los «diputados» devuelvan su bono navideño— no sólo es torpe sino inútil, pues no resuelve en nada la crisis que atraviesa el país y, en cambio, el método justifica la represión.
Una pregunta para quienes se están dejando embaucar con esa «iniciativa»: ¿de qué sirve que esos mamarrachos devuelvan sólo uno de sus tantos ROBOS? En todo caso, lo mínimamente necesario sería exigir la renuncia de quienes fraguaron, avalaron e impusieron las contrarreformas causantes del desastre, empezando por el usurpador Peña Nieto y sus cómplices del «congreso».
Igualmente simuladora es la iniciativa de «levantar bienes mostrencos» en la vía pública, que si bien es una facultad ciudadana establecida en el Código Civil Federal, no ataca de forma auténtica ningún problema relevante y en cambio sirve como escaparate mediático para que su impulsor, Arne aus den Ruthen, avance en sus aspiraciones de volver a ser jefe delegacional o hasta jefe de gobierno, mientras utiliza a la gente que hace todo el trabajo de «limpieza» en las calles sin siquiera exigir cuentas a las delegaciones, que disponen de presupuesto —pagado por los propios habitantes— precisamente para esas tareas.
Es cierto que el hartazgo y la indignación de la ciudadanía son útiles para impulsar acciones de transformación, pero no debemos permitir que esa energía rebase nuestra capacidad de pensar y razonar con la cabeza fría. Hay que actuar, sí, pero nunca facilitando el escenario para que los violentos nos acusen de violentos. En tal sentido, debemos estar alertas y no caer en las trampas de farsantes del propio medio «político», que ahora buscan lucrar en su beneficio con el descontento social desatado por ellos mismos.
Fotos tomadas de Internet
Que lastima, me dueles México. Debieron ser piedras y no jitomates.