Atolito con el dedo para el Poli, la especialidad del PRI

Otra maratónica jornada para la juventud mexicana. Cuatro horas continuas de marcha, «huelums» a todo pulmón, cánticos que se escuchaban a kilómetros de distancia y vigilancia permanente para expulsar a posibles infiltrados priistas; mayoría politécnica con credencial en mano, reforzada por sus pares de la UNAM, UAM y UACM, unidos por enésima vez frente a la tiranía. ¡Qué importó acabar exhaustos, insolados y desgañitados… la causa lo vale! Abrogación del nuevo reglamento interno del IPN aprobado en «madruguete» por el Consejo Consultivo, cancelación de los planes de estudio que merman la calidad de la oferta educativa del Poli, renuncia de la directora [priista] Yoloxóchitl Bustamante, entre otras demandas que integran el ambicioso pliego petitorio, justifican las noches en vela al interior de los planteles, las golpizas de los grupos de choque, el desprestigio en televisión y las largas horas de caminata lanzando consignas a voz en cuello, bajo el sol de la Ciudad de México. Todo para que el héroe de ayer resultara ser… un priista de origen chino.

Foto: Reforma
Foto: Reforma

¡Con razón dicen que nadie sabe para quien trabaja!

La estrategia de lucha de la «juventud que ya despertó» se repite como una mala película: buscarle la cara a quienes tiene tomado el poder, ¿para repudiarlos, exhibirlos y hacerles ver su precio? No. Para «pedirles que les resuelvan sus problemas», para «exigirles que atiendan sus reclamos»; en el colmo del absurdo, para «exhortarlos a que hagan su trabajo». La mayoría de esos jóvenes ya olvidaron –o nunca supieron– que quienes hoy detentan el poder no tienen legitimidad alguna para ello; que se hicieron del mismo quebrantando las leyes y defraudando a los mexicanos. Son delincuentes. Por tanto, exigirles que «hagan su trabajo» equivale a exigirles que sigan con lo que han venido haciendo: servir a la narco-oligarquía que los impuso, saquear y entregar el país a intereses oscuros mientras le toman el pelo al pueblo raso que los mantiene. Ayer no fue la excepción.

Nadie se preguntó por qué había un templete con sonido y hasta reflectores para recibir a los jóvenes inconformes frente a la Secretaría de Gobernación usurpada por el PRI, cuando la CNTE, el SME o los 400 Pueblos –por mencionar tres de muchos ejemplos– no han visto (y sentido) más que los escudos y toletes de la Policía Federal a varios metros de ese punto, vedado para ellos. Supongamos, de buena fe, que las «autoridades» permitieron la instalación de ese templete confiando en el «no somos porros, somos estudiantes». ¿Por qué había un reportero de Televisa equipado con cámara y toda la cosa al interior de la dependencia, listo para documentar el triunfal encuentro de O. Chong con los manifestantes? Así lo reportó Proceso en su crónica de ayer:

Cuando la vanguardia de la marcha tomó la calle de Bucareli, la fila de estudiantes aún alcanzaba el Ángel de la Independencia en la retaguardia. Miles de granaderos se mantenían replegados en los alrededores de la Segob, donde sólo era visible una muralla metálica, un templete, y parte del operativo policiaco. El escenario contaba con audio y bocinas al frente.

[…]

A las 18:25 salió el «secretario», flanqueado por el Estado Mayor Presidencial (EMP) y una cámara de Televisa, levantando lo segundo el enojo estudiantil. “Fuera Televisa”, repetían. Los estudiantes garantizaron la seguridad del titular de la Segob y éste subió al escenario dispuesto por externos a la organización. El funcionario reconoció públicamente al movimiento y ofreció solución en 30 minutos.

Fuente

Este «hecho inédito» fue un banquetazo para la prensa oficial, que hoy saturó sus titulares con la «voluntad del secretario para escuchar a los jóvenes». Hasta la madrugada, los apellidos del priista de ojos rasgados se mantenían en la lista de tópicos más comentados en Twitter, desviando la atención de temas importantes como la creciente violencia en Guerrero, la impunidad anunciada en el caso Tlatlaya, la desaparición de 48 normalistas de Ayotzinapa tras el asesinato de tres de sus compañeros o, quizá un tanto más irrelevante pero no menos significativo, el hecho de que Peña Nieto está cada vez más disminuido. Canceló dos encuentros en menos de 24 horas para refugiarse en su bastión, el Estado de México, y enviar por delante como ya es costumbre a su empleado en «gobernación». Todo ello quedó en el olvido cuando el asiático subió al escenario para «ponerse a las órdenes de los jóvenes».

En paralelo, cundió el rumor de que la directora Bustamante había renunciado a su cargo en el IPN, exacerbando aún más el júbilo entre los participantes del movimiento y los simpatizantes en redes sociales. Pero el anuncio que se regó como pólvora terminó quemando a los medios que lo difundieron (incluyendo a NOTIGODÍNEZ) cuando la SEP desmintió que la mujer hubiera presentado su renuncia, al menos hasta ese momento. No obstante, la falsa noticia ya había cumplido su objetivo: hacer creer a los inconformes que habían triunfado y mitigar en buena medida su descontento.

Así, el único ganador en todo este río revuelto fue el régimen usurpador de Peña Nieto. Para empezar, los estudiantes anunciaron que no participarán en las movilizaciones del 2 de octubre, al menos no en representación del movimiento, debilitando así la conmemoración de los 46 años de la matanza de Tlatelolco. Sin duda una ventaja para el actual «gobierno» heredero de aquella brutalidad.

Pero lo más valioso que obtuvieron, usando a los jóvenes, fue una buena dosis de legitimación mediática estilo Saving Mexico, vital ahora que la «gestión» peñista hace agua frente a la violencia y el estancamiento económico. No sólo consiguieron desviar la atención a estos problemas imposibles de resolver por una administración espuria, sino que embaucaron a millones con la farsa del «diálogo y la atención a la juventud» que en realidad no existe en su agenda neoliberal.

¿Y los jóvenes politécnicos qué obtuvieron? Una «promesa» de los usurpadores. Dicho de otra manera, se fueron a dormir con una buena ración de atolito con el dedo, la especialidad del PRI, cuyos efectos en su sistema digestivo se harán sentir a partir del 3 de octubre, sea cual sea el resultado de las «negociaciones» con el priista de origen chino.

* * *

Todos los movimientos sociales han renunciado a combatir la imposición de Peña Nieto, que es la causa primera de los problemas actuales del país (incluyendo el conflicto en el Poli). Ahora se concentran en luchar de forma aislada contra las consecuencias de dicha imposición, en buscar salidas «institucionales» para paliar sus efectos, en exigir al usurpador que «cumpla las leyes y no traicione a México», o en el peor de los casos, en negociar con los delincuentes. Lo ocurrido ayer en la «Secretaría de Gobernación», es otro triste ejemplo de ese modo indigno y torpe de proceder.

¿Cuándo dejaremos de simular que estamos luchando, para hacerlo realmente?

 

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