Darío Pereira
La Jornada
14 de julio 2014.- En Guadalajara y su zona metropolitana caminar por las calles o circular en un vehículo es, con frecuencia, razón suficiente para ser detenido por las policías municipales bajo pretexto de realizar revisiones de rutinas.
Según se recoge en el Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Jalisco 2013, coordinado por el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), una parte importante de las quejas que recibe la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDHJ) son presentadas por ciudadanos que fueron objeto de revisiones de rutina.
“Durante 2013, según datos de la CEDHJ, el 40% del total de las quejas interpuestas hacen referencia a las revisiones de rutina. Esto es, de las ocho mil 890 quejas que se recibieron de enero a noviembre de 2013, alrededor de tres mil 500 fueron por esta causa”, se expone en el documento.
Funcionarios como Hernán Guízar Maldonado, mando de la policía zapopana, han reconocido que realizan estas detenciones con base en las características físicas y de vestimenta de algunas personas (La Jornada Jalisco, 20 de junio de 2013) a pesar de violar el artículo primero constitucional.
En tanto, el ex titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Guadalajara, Carlos Mercado Casillas, aseguró que llevar a cabo revisiones de rutina estaba prohibido de forma expresa para los policías tapatíos, postura que también fue asumida por José Ángel Campa Molina, actual comisario; sin embargo, éste reconoció la realización de lo que llamó revisiones “precautorias”, generadas por denuncias ciudadanas.
Las revisiones de rutina no deben existir porque trasgreden las garantías individuales, pero cuando tenemos conocimiento de un ilícito nos vemos obligados a hacer revisiones. Esas no son de rutina, es una revisión precautoria con base en una denuncia (y se da si) las características de las personas y de los vehículos coinciden con los datos señalados”, indicó.
Los indicios para realizarlas, dijo, tienen que ver con cuestiones como “el cómo andaban vestidas las personas o el vehículo que traigan”.
“No podemos (caer en confusiones). Tenemos que hacerlo con mucha cautela y con toda la seguridad y respeto a la ciudadanía”, agregó.
Aunque Campa Molina no descartó que algunos integrantes de la corporación puedan incurrir en la realización de revisiones de rutina sin motivo aparente, indicó que esta situación “no es la generalidad” y la mayoría de los policías actúan sin cometer excesos, prueba de ello, dijo, es que casi todas las quejas presentadas ante la División de Asuntos Internos de la policía tapatía son resueltas a favor de la institución.
A lo mejor (la ciudadanía) se queja porque se ve afectada y no le gusta a veces que la estén revisando, que la estén señalando. Hay que cambiar la cultura, los policías tenemos que lograr un acercamiento con la sociedad (…) Pero del 100 % de las quejas que tiene Asuntos Internos, el 95% se ha resuelto a favor de los elementos, sólo un cinco por ciento son los que pudieron haber actuado ilegalmente y se les fija su sanción correspondiente”, expresó.
El informe del Cepad recoge que “según una encuesta realizada por un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), como un trabajo estudiantil sobre derechos humanos no ligado institucionalmente a la universidad, el 88% de los jóvenes de la ciudad han sufrido alguna violación a sus derechos humanos relacionada a las revisiones de rutina y detenciones arbitrarias”; sin embargo, dado que de forma oficial estas prácticas no existen, las policías municipales no llevan un registro de las mismas.