México, 12 de octubre 2017 (NOTIGODÍNEZ).- Casi dos décadas y media del engendro llamado «Tratado de Libre Comercio de América del Norte» (TLCAN), que eliminió aranceles a productos importados de Canadá y Estados Unidos, de los que ahora dependen los mexicanos, terminó de liquidar la poca soberanía alimentaria que nos quedaba. Ahí radica el mayor éxito de sus impulsores y el peor estrago de la ofensiva neoliberal contra nuestro saqueado y empobrecido país.
De acuerdo con el portal Sinembargo, 22 años de vigencia del TLCAN no sólo dejaron esperando los «beneficios» prometidos por Carlos Salinas de Gortari, usurpador de la Presidencia en el sexenio 1988-1994, a los campesinos de nuestro país. Dicho engendro neoliberal ha costado el desmantelamiento del campo y pobreza para millones.
Según el citado medio, nuestro país se ha vuelto totalmente dependiente de las importaciones de alimentos básicos como soya, arroz y trigo. Desde la entrada en vigor del TLCAN, México ha erogado 966 millones 611 mil dólares en importaciones de maíz, en contraste con los apenas 75 millones 231 mil dólares que recibió de otros países por la venta del mismo producto.
De antemano se sabía que este desequilibrio era inminente debido a que los productores estadounidenses gozan de fuertes subsidios por parte del gobierno estadounidense, mientras que en México lo que se perseguía entonces era, justamente, desplazar a los campesinos mexicanos para utilizar las tierras en otros «proyectos», llámense inmobiliarios, energéticos, automotrices, etc.
Sinembargo detalló que a la fecha, el comercio de México con Estados Unidos creció 500 por ciento, mientras que un 80 por ciento de las exportaciones nacionales van a ese país. En 22 años, el crecimiento promedio de México es de 1 por ciento y la deuda es del 50.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, 9 billones 638 mil millones de pesos. Las cifras son bastante claras y, para cualquier persona coherente, significan un rotundo fracaso, pero para los cerebros desquiciados que impulsaron ese mamotreto, son todo lo contrario: un éxito más en su agenda entreguista.
Este año, nuestro país cayó cuatro lugares en el Índice Global de Seguridad Alimentaria, elaborado por la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist, ubicándose en el sitio 43 de 100. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), servil a las grandes trasnacionales de transgénicos, señala que actualmente, el 43 por ciento de los alimentos que consumen los mexicanos son de origen extranjero. Miente, en 2013 las importaciones de alimento ascendían a 50 por ciento, por lo que, cuatro años después y frente al desmantelamiento causado por las contrarreformas, la cifra debe ser hoy mucho mayor.
El colmo del absurdo es la importación desmedida de máiz, grano que México dio a conocer al mundo. Según Sinembargo, actualmente se importan 14 millones de toneladas de maíz en grano para la industria forrajera y otros 10 millones de toneladas de maíz transformado en productos industriales para consumo de los mexicanos.
En tanto, 95 por ciento de la soya consumida el año pasado en México fue importada, 84 por ciento del consumo de arroz y 63 por ciento de trigo. Se sobreentiende que todos estos productos, al ser traídos desde el exterior, son transgénicos.
Hasta antes del TLCAN, México era consderado como una potencia agroalimentaria. ¿Qué ha pasado? Simplemente se cumplió todo lo vaticinado -y mucho peor- tras la firma de ese tratado criminal. Hoy sus impulsores aplauden y ríen tal como lo hacían hace 22 años en la foto de esta nota, ante la miseria de más de 50 millones de mexicanos, aunque la voracidad del mamarracho Donald Trump les está borrando la sonrisita de la cara. Y eso es lo más triste: si la pesadilla del TLCAN por fin acaba para México, será de nuevo por la intervención de un extranjero voraz y no debido a la necesaria reacción digna de los propios mexicanos…
Con información de Sinembargo