Redacción Revolución
(25 de noviembre, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Eran las primeras horas del domingo cuando Ana Laura salió a la puerta de su domicilio, mientras ella se comunicaba con otra persona por medio de un radio Nextel, vio que frente a ella se estacionaron dos unidades de la policía Fuerza Tamaulipas. Inmediatamente después, un grupo de oficiales armados, uniformados y con el rostro cubierto, descendieron de las unidades y se dirigieron a ella.
Según sus declaraciones, le dijeron que “ella andaba mal” porque tenía en su poder un radio Nextel, la cuestionaron sobre su trabajo, sus actividades y aunque ella les contestaba, en forma violenta la detuvieron, para después subirla a una de las unidades.
Ana Laura fue esposada y ya en la cabina de la unidad fue llevada con rumbo al sur de la ciudad, esto mientras era agredida física y verbalmente. Pero no se dirigieron hacia ninguna comandancia. Encontrándose cerca de un penal, ambas unidades se desviaron para entrar en un terreno donde se estacionan tráileres, esto con dirección a un baldío cercano.
Se estacionaron, la bajaron de la patrulla -nuevamente en forma violenta- y comenzaron a torturarla. La golpearon con un bate de béisbol en los glúteos, mientras la despojaban de su ropa por la fuerza. Ana Laura asegura, según información obtenida por Revolución TRESPUNTOCERO, que fueron tres los policías quienes abusaron de ella sexualmente, mientras otros elementos más la veían y se burlaban de ella.
En medio de la tortura física y sexual, Ana Laura se desmayó, sin embargo esto no causó ningún tipo de preocupación por parte de los elementos de Fuerza Tamaulipas, quienes al percatarse de la situación, rociaron sobre su rostro una gran cantidad de agua.
Cuando la joven logró volver en sí, la levantaron en forma violenta y le gritaron que corriera, porque si no la iban a matar, pero antes volverían a repetir lo que habían hecho anteriormente, así que con las pocas fuerza que la mantenían en pie, corrió hacia el monte que rodeaba el terreno.
Es preciso mencionar que a la chica no le permitieron recoger su ropa, por lo que se fue así, sin intentar contradecirlos por pánico, asegura. Ella se percató que las patrullas comenzaron a retirarse, pero eso no hizo que se detuviera.
Ana Laura aminoró el paso minutos después y al llegar a la Carretera Nacional, pidió ayuda a una persona. Fue esa la manera en la que logró comunicarse con un familiar, quien fue a recogerla al estacionamiento de tráileres cercanos, inmediatamente después fue trasladada al hospital para su revisión, donde se dio cuenta de los daños padecidos por la joven.
La activista y abogada María Solórzano asegura a Revolución TRESPUNTOCERO que “cada vez más nuestra vida e integridad depende del humor de las fuerzas de ‘falsa seguridad’, somos las mujeres las que somos agredidas con mayor frecuencia, física, sexual y verbalmente acaban con nosotras.
La Policía Fuerza Tamaulipas fue creada para hostigar e intimidar a quienes quisieran revelarse contra el Estado opresor, al sentirse con poder han dañado a hombres y mujeres. A los primeros para usarlos como falsos positivos y nosotras para humillarnos y usarnos como objetos sexuales, cuando les plazca”.
La abogada asevera que días después de la tragedia padecida por Ana Laura, uno de los policías de Fuerza Tamaulipas, fue identificado como uno de los elementos que abusó de la joven, además de participar en la privación ilegal de su libertad y tortura.
Se trata de Víctor Hugo Hernández Cruz, quien a decir por la abogada, está siendo protegido por un superior, el coordinador de Fuerza Tamaulipas, Wilver López López, quien no ha permitido que se le detenga.
Pese a esto, Ana Laura insiste en que él fue uno de sus agresores y quien encabezó su arresto, para después atacarla de distintas maneras, en varias ocasiones, con la intensión de obligarla a aceptar que se dedicaba a actividades ilícitas.
“Ese es el modus operandi de Fuerza Tamaulipas; el grupo violento-policíaco levanta, tortura física y sexualmente a fin de que las víctimas confiesen delitos no cometidos y hasta desaparecen, porque existen distintos casos que demuestran que han practicado la desaparición forzada y la ejecución extrajudicial.
A este tipo de elementos no se les castiga, se les premia, se les protege para que continúen cometiendo delitos, porque tienen el perfil de agresores que el sistema estatal y federal necesita. La joven demostró la brutal violencia ejercida sobre ella, los hechos forman parte de una evidente violación a derechos humanos, este hombre debería ser juzgado, pero no será así, porque no puedes castigar, a alguien que obedece una orden, porque ellos son entrenados para violentar a la población”, afirma Solórzano.
Hasta el momento Ana Laura sigue sin obtener justica y con temor de poder ser amenazada por dar a conocer su caso y denunciar a uno de sus agresores. Las autoridades no han dado motivos legales por el cual se niegan a detener a Hernández Cruz, quien sigue laborando dentro de la dependencia de forma regular.
deberiamos empezar ya mismo una revolución para derrocar al estado