Redacción Proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- El Instituto de Verificación Administrativa del Distrito Federal (Invea) suspendió las actividades de un albergue donde habitan alrededor de mil 700 perros en condiciones deplorables: enfermos y con patas fracturadas, sin médicos veterinarios y en condiciones de suciedad y hacinamiento.
Al seguir una denuncia ciudadana, verificadores del instituto acudieron al kilómetro 17.5 de la carretera federal México-Toluca, en la colonia Lomas de Vista Hermosa, delegación Cuajimalpa, donde localizaron el “Refugio Franciscano A.C.”.
De aproximadamente 10 mil 150 metros cuadrados, en el sitio hallaron entre mil 500 y mil 700 canes de diferentes razas. También encontraron un crematorio y una clínica veterinaria, aunque sin personal que la atendiera. Los representantes del albergue no presentaron ningún permiso para operar, según informó el Invea en un comunicado.
En el acta de verificación que levantó el personal del Instituto quedaron asentadas las condiciones del albergue: suciedad, jeringas y ampolletas usadas, agua estancada y, por lo tanto, contaminada.
También se encontraron jaulas para aislar animales, una de ellas de alrededor de 50 metros cuadrados donde había alrededor de 100 perros hacinados, “en condiciones insalubres, sin alimento y sin agua, con el piso cubierto de heces fecales y orina”.
De acuerdo con la descripción, en algunas partes del terreno había contenedores de agua “opaca, estancada, con lama en la superficie de los tambos”, además de que éstos no estaban debidamente señalizados para su correcto uso.
En cuanto al estado de salud de los perros, los verificadores observaron que tenían fracturas en patas delanteras y traseras, infecciones en piel, algunos con alopecia en más de 50% de su cuerpo. Otros tenían laceraciones con procesos infecciosos “de tipo respiratorio y digestivo” y múltiples heridas.
Respecto a la supuesta clínica veterinaria, los verificadores encontraron que los medicamentos no estaban bajo llave, no había ningún médico veterinario responsable del área y el instrumental quirúrgico no estaba esterilizado para su uso.
Debido a todas estas irregularidades, el personal del Invea ordenó la colocación de sellos de suspensión de actividades del albergue.
Sin embargo, aclaró que se dejó un acceso abierto para que los animales puedan ser aseados y alimentados. Agregó que se dio aviso a “otras autoridades” –no especificó cuáles– para que intervengan y se pueda ofrecer una solución satisfactoria a los cerca de mil 700 perros que ahí se encontraron.