María Scherer Ibarra, integrante del consejo de administración del semanario Proceso e identificada como dueña de ese medio tras la renuncia de su hermano Julio –hoy colaborador de Andrés Manuel López Obrador–, se unió al proyecto informativo LatinUS adjudicado al “periodista” Carlos Loret de Mola, aunque en fechas recientes se reveló que dicho “medio” en realidad es propiedad de Miguel Alonso Olamendi, ex secretario particular del perredista Silvano Aureoles Conejo.
Con casi 45 años de sólida credibilidad periodística, la revista Proceso marcó desde el inicio del sexenio su distancia de Andrés Manuel López Obrador y ha sido un medio crítico de la administración del tabasqueño. Sin embargo, la imparcialidad del semanario se ha visto cuestionada debido a que María es esposa de Juan Ignacio Zavala Gómez del Campo, hermano de Margarita Zavala –mujer del genocida Felipe Calderón– y el golpeteo de Proceso contra el actual régimen pareció intensificarse tras la salida de Julio Scherer del consejo de administración.
Reportajes en portada como “AMLO se aísla: el fantasma del fracaso”, “AMLO ASFIXIA la economía”, “FASE 3: LA PESADILLA” o, uno de los más recientes, “Norma de la cuarta transformación: APLASTAR LA CRÍTICA”, han sido motivo de inconformidad por parte de los lectores del semanario que simpatizan con López Obrador. Sus incisivas coberturas de las conferencias matutinas y demás notas informativas para resaltar los dislates del “gobierno”, también son altamente cuestionadas.
López Obrador desbarró, sin embargo, en fechas recientes, tras acusar a Proceso de no informar sobre el encubrimiento del exusurpador Felipe Calderón, concuño de María Scherer, a su esbirro predilecto Genaro García Luna, hoy preso en Estados Unidos acusado de nexos con el crimen organizado. Nada más falso. Proceso ha sido uno de los medios más críticos del genocida Calderón durante casi dos décadas, con especial énfasis en el caso García Luna.
“Durante los últimos 20 años, Proceso ha abordado el desempeño de García Luna (inclusive hasta tener que sacar del país a uno de sus reporteros en 2007), por lo que las expresiones del mandatario al respecto son erróneas. En Proceso Digital hay dos mil 440 trabajos periodísticos sobre el exfuncionario calderonista”, respondió el medio desde su portal en Internet. “[…] solo en los últimos tres meses, la revista impresa ha colocado en la discusión pública el conocimiento que Estados Unidos tenía desde el sexenio de Calderón, a partir de una entrevista con la exembajadora Roberta Jacobson”, recordó.
El fin de semana inmediatamente anterior a la torpe acusación del tabasqueño, sin ir más lejos, la revista había publicado un reportaje títulado “Cuando la DEA lo ayudó a espiar”, denunciando que “la DEA no sólo asesoró a la PGR para instalar y operar un «centro de intercepción de comunicaciones», sino que definió la estrategia para espiar a ciudadanos mexicanos” durante el espuriato calderonista. El mes pasado, Proceso redifundió información que el propio semanario publicó hace años demostrando que Calderón sí sabía del operativo “Rápido y furioso”, asunto que el propio López Obrador ha señalado en sus mañaneras. Es decir, pese a los vínculos directos de María Scherer con la familia nuclear de Felipe Calderón, la revista ha seguido denunciando, con todo rigor periodístico, al exusurpador.
No obstante, María Scherer Ibarra sí parece estar muy alejada de los ideales de su padre. Hoy nos enteramos, vía las redes sociales, que se unió a la desprestigiada plataforma LatinUS encabezada por “Lord Montajes”, cuyo financiamiento –y nadie en ese “medio” se ha pronunciado en contrario– proviene muy probablemente de esferas públicas opositoras al tabasqueño.
Ojalá nos acompañen. https://t.co/TVdBLG5ojU
— maria scherer (@scherermar) June 13, 2020
No por nada se bautizó a Carlos Loret de Mola como “Lord Montajes”. Más allá de que sea un “periodista” tendencioso y abiertamente detractor de López Obrador, su trayectoria ha quedado marcada por los famosos montajes –caso Cassez y Frida Sofía, entre varios más– que condujo desde los espacios “informativos” más importantes de Televisa para ENGAÑAR a sus audiencias en favor de CRIMINALES. Las redes sociales han permitido exhibir, una y otra vez, su parcialidad, sus mentiras comprobadas, su nula ética profesional y recalcitrante inmoralidad coronada por una costosa propiedad en Miami –¡cuanto parece atraer a los CORRUPTOS de México esa “paradisíaca” ciudad estadounidense!– que adquirió a través de una empresa offshore, como las que Proceso denunció en sus reportajes sobre el caso Panama Papers.
Claro que María Scherer tiene derecho a buscar espacios afines a sus ideas, en los que pueda despotricar a gusto contra López Obrador, por ejemplo. Es libre, incluso, de asociarse con Lord Montajes, Brozo e individuos de esa ralea. El problema es que también tiene responsabilidad con la revista Proceso, en su calidad de propietaria del medio, y sus relaciones profesionales y políticas, por más que sean a título personal, impactan negativamente sobre la ya cuestionada imparcialidad en la línea editorial del semanario; dañan la herencia que le dejó su padre, fundamentada en ideales y principios de los que carecen los otros “medios” para los que hoy presta su imagen, voz y palabra. Por respeto a esa herencia, a ese legado que se ha convertido en leyenda viva e institución periodística en nuestro país, María Scherer debe renunciar al consejo de administración de la revista Proceso.