México, 17 de septiembre 2016 (NOTIGODÍNEZ.- Pese a que «presidencia» usurpada prometió austeridad en los festejos de la ceremonia del «grito de Independencia» realizada el pasado jueves 15 de diciembre, particularmente en los atuendos de la familia que ocupa ilegalmente Los Pinos, las hijas e hijastras del asesino de Atenco y actual usurpador, Enrique Peña Nieto, se exhibieron portando costosos vestidos desde el balcón de Palacio Nacional.
Esto, en medio de los recortes presupuestales millonarios a rubros clave del desarrollo nacional, entre ellos Salud, Educación, Ciencia y Tecnología, Campo, Combate a la Pobreza y Petróleos Mexicanos.
De acuerdo con el portal Sinembargo, Paulina Peña, hija mayor del asesino de Atenco, se presentó con un vestido valuado en MÁS DE 34 MIL 900 PESOS. Se trata de una prenda «de la firma Miu Miu, la segunda línea de ropa de la diseñadora Miuccia Prada, blanco con flores negras y mangas», según el medio aquí citado.
Por su parte, Nicole Peña Pretelini, segunda hija del usurpador, se exhibió con una prenda «de Alexander McQueen cuyo costo es de 23 MIL PESOS, aseguró el experto en Moda Dennis Vera». Una imagen recopilada por Sinembargo muestra el vestido en «rebaja» de su precio original, 46 MIL 15 PESOS, a la venta en el portal NET-A-POTTER.com.
En medio de las hijas del asesino de Atenco aparece Regina Castro Rivera, hija natural que Angélica Rivera Hurtado alias «La Gaviota», engendró con otro sujeto. El costoso «modelito» que porta no ha sido identificado hasta el momento. Las otras hijastras de Peña también portan vestidos de diseñador.
Apenas el día anterior, Eduardo Sánchez, vocero de «presidencia» usurpada, informó que el régimen usurpador había cancelado la cena de gala que tradicionalmente se realiza después del grito, con motivo de la «política de austeridad». Asimismo, informó que La Gaviota reutilizará un vestido para no tener que gastar en uno nuevo.
Pues ahí tienen la «austeridad» de Peña Nieto. Pareciera que asistimos a ver una vieja y mala película de abusos, saqueo, burlas e insultos sin fin, repetida mil veces una y otra vez… porque el pueblo, principal protagonista, así lo permite.
Con información de Sinembargo
