México, 3 de mayo 2020 (NOTIGODÍNEZ).- El genocida Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, exusurpador de la presidencia de la República en el sexenio 2006-2012, finalmente se pronunció sobre las declaraciones de la exembajadora estadounidense Roberta Jacobson, difundidas este fin de semana en la revista Proceso, quien señaló al expanista de conocer desde un principio los nexos con el narco de uno de sus esbirros predilectos durante su espuriato, Genaro García Luna.
En su portal digital Proceso.com.mx, el citado semanario difundió ayer un fragmento de la entrevista que sostuvo con la exdiplomática norteamericana, quien fuera embajadora de Estados Unidos en México. Jacobson fue categórica al señalar que, tanto el gobierno del vecino país del norte, encabezado entonces por Barack Obama, como el régimen usurpador mexicano, sabían de las “andanzas” de García Luna con el Cártel de Sinaloa y otras organizaciones delincuenciales, pero nunca se actuó contra él.
“La información que obteníamos –en el Departamento de Estado– era por conducto de funcionarios estadunidenses, pero venía de parte de mexicanos, ellos eran los que más información recibían y tenían sobre la corrupción de García Luna”, dijo Jacobson citada por el semanario. “El gobierno mexicano sabía tanto como nosotros, si no es que más, y nunca tomó acciones en su momento”, sentenció rotunda.
Más de 24 horas después de publicado el reportaje, Calderón finalmente reapareció en las redes sociales tras una atípica ausencia. Desde su cuenta en Twitter, difundió una carta mal redactada y pletórica de lisonjas a sí mismo, reiterando su rancia excusa de siempre sobre el tema García Luna: “no tenía información” al respecto.
El artículo contiene una afirmación que se le imputa a la Embajadora (aunque no está entrecomillada): “el gobierno de Felipe Calderón tenía en su poder la información sobre los nexos de Genaro García Luna con el narcotráfico”. Esto es no es verdad [sic].
Tras volver a presumir, como lo hace hasta el hartazgo, que “actuó con determinación contra esas organizaciones” el sujeto reitera que sólo sabía de “rumores no confirmados” sobre los nexos de García Luna con el narco y no había evidencia “incontrovertible”. Miente. Sí había pruebas y él las conoció prácticamente desde el inicio de su espuriato.
La Embajadora no provee información nueva, sino que corrobora lo que hemos dicho: que había rumores o información que nunca fueron confirmados por fuentes imparciales o sostenida por evidencia incontrovertible sobre Genaro García Luna.
Posteriormente, intenta responsabilizar a Estados Unidos y a la propia Robeta Jacobson por no haberle informado sobre los ilícitos de García Luna y, en su caso, haber inyectado recursos a la Iniciativa Mérida a sabiendas de que el equipo y los apoyos en realidad facilitarían el trasiego de drogas [¡vaya, al fin se descara!]
Si las autoridades de Estados Unidos hubieran tenido conocimiento de actividades ilícitas del Secretario, y ella en particular, como responsable de la “Iniciativa Mérida”, ¿cómo explicar que a través de esa Iniciativa se dotó de importantes dispositivos y tecnología de inteligencia de vanguardia, armamento y equipo militar, incluyendo varios helicópteros Sikorsky a la Secretaría de Seguridad Pública? […]
Especialmente porque, como ella afirma, “el departamento de Estado estaba obligado a cerciorarse de que el equipo militar… no fuera utilizado para favorecer y facilitar el trasiego de drogas”. Sería absurdo suponer que, sabiendo dicha información, hubieran dado ese apoyo de cientos de millones de dólares.
El sujeto concluye básicamente culpando al gobierno del vecino país del norte:
Si el Gobierno de los Estados Unidos hubiera tenido información procesable contra cualquier alto funcionario mexicano, esa información debería haberse comunicado a mi gobierno a través de alguno de los robustos canales de comunicación que teníamos. Eso no ocurrió.
Opinión:
“Todos tenían la información menos yo. Si García Luna es culpable, los gringos lo sabían y no me lo dijeron”. Ahí tienen resumida la cobarde excusa del genocida Calderón, cómplice y jefe directo de Genaro García Luna. Eso sí, para quien sepa leer entre líneas, es obvio que la cartita del Calderón lleva una clara amenaza hacia Roberta Jacobson y el régimen estadounidense: “si me acusan, los exhibo de vuelta y nos vamos juntos por el mismo agujero”, porque en efecto, también es evidente que los gringos sabían de los nexos de Calderón y García Luna con el narco, pero nunca hicieron nada, al contrario. Coadyuvaron con todo lo necesario para facilitar el trasiego de drogas, porque a Estados Unidos tampoco le interesa frenar ese negocio multimillonario, menos aún, siendo el consumidor número uno de droga en el mundo. Un auténtico y gigantesco lodazal donde García Luna es un chivo expiatorio minúsculo. Así que prepárense, porque nadie va a tocar al genocida Calderón… a menos que el pueblo reaccione enérgicamente para hacer verdadera justicia y poner tras rejas a ese peligroso delincuente que tanto daño hizo -y sigue haciendo- a México.