México, 19 de junio 2020 (NOTIGODÍNEZ).- Andrés Manuel López Obrador reveló hoy, por boca propia, que personalmente ordenó suspender el operativo realizado el 17 de octubre del año pasado en Culiacán, Sinaloa, donde fuerzas federales ya habían detenido a Ovidio Guzmán López, alias “El Ratón”, hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, y posteriormente se retiraron dejándolo en libertad.
Desde el estado de Morelos, donde fue recibido con algunas protestas, López Obrador justificó la liberación de Guzmán López asegurando que la detención habría ocasionado la muerte de 200 personas inocentes. Igual que su padre, Ovidio Guzmán forma parte de la alta jerarquía del Cártel de Sinaloa. Cabe recordar que durante el operativo y posterior detención de El Ratón, sicarios del mencionado grupo criminal sitiaron prácticamente toda la capital sinaloense.
“Cuando se decidió, para no poner en riesgo a la población, para que no se afectara a civiles, porque iban a perder la vida si no suspendíamos el operativo, más de 200 personas inocentes en Culiacán, Sinaloa”, justificó el tabasqueño en su conferencia matutina realizada hoy en Morelos.
“Y se tomó la decisión. Yo ordené que se detuviera ese operativo y se dejara en libertad a ese presunto delincuente”, sentenció golpeteando con su puño en el estrado. Asimismo, aseguró que el magnate Donald J. Trump, presidente de Estados Unidos, le llamó por teléfono al día siguiente “o dos días después” para “ofrecerle ayuda”.
Antes de esta insólita declaración, el “Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana”, Alfonso Durazo, había asegurado que nadie en el “gobierno” federal había ordenado la liberación de Ovidio Guzmán, que los elementos involucrados en el operativo no contaban con la orden de aprehensión y que, tras propagarse la noticia de la detención, cientos de sicarios se movilizaron para esperar la salida de las fuerzas federales y desatar sangrientos enfrentamientos.
En otro momento, el tabasqueño aseguró que la decisión de liberar al capo sinaolense fue tomada de manera conjunta por los “secretarios” de Defensa, Marina y el propio Durazo, con el fin de salvaguardar la integridad de los habitantes de Culiacán.
Opinión:
1) Anabel Hernández y otros periodistas ya han dejado muy claro en sus investigaciones que el líder del Cártel de Sinaloa no es El Chapo ni, menos aún, sus hijos. El jefe de jefes se llama Ismael “El Mayo” Zambada. Y aunque AMLO detuviera al Mayo y sus esbirros principales, no serviría de nada si las detenciones no van acompañadas de las acciones financieras necesarias para dejar sin recursos al cártel. Eso no va a pasar nunca. ¿Qué pretendían entonces con la detención de Ovidio? ¿Lanzar más fuegos artificiales? ¿Seguir engañando a la población –y todo les salió terriblemente mal– con la misma pantomima ridícula de “lucha contra los cárteles” que se viene haciendo desde hace muchos sexenios? ¿Tener un Saving Mexico al estilo Peña Nieto rumbo a las “elecciones” del próximo año?
2) Esto tampoco es de ahora ni privativo de este sexenio. Hay que reconocer que AMLO heredó un narco-estado –y él mismo sabía perfectamente que así sería cuando le entró al “jueguito”. Pero también hay que reconocer que la solución al problema jamás llegará desde la “política”, al menos no sin haberla modificado radicalmente. Y esa modificación no se logrará si el pueblo sólo se limita a depositar un papelito doblado en una urna cada seis años, sean cuales sean los nombres que aparezcan en esas boletas. Para estos momentos debería ser claro que esa “estrategia de cambio” no sirve para nada.
3) Al margen de todo ello, un llamado a la reflexión: ¿cómo habrían reaccionado si esto hubiera ocurrido con Calderón o Peña Nieto? Les recordamos que cuando El Chapo se fugó en 2015, mucha gente reaccionó indignadísima. Miles, quizá millones de mexicanos, exigieron la “renuncia” de Peña. ¿Qué pasa ahora? ¿En serio una preferencia política puede ser más fuerte que sus convicciones sobre la JUSTICIA Y LEGALIDAD en nuestro país?
