Reuters y DPA
Ámsterdam. El primer ministro de Holanda ordenó izar las banderas a media asta en los edificios gubernamentales de todo el país, después de la muerte de al menos 154 compatriotas en el que podría ser el peor desastre aéreo en la historia del país.
Los holandeses eran parte de los 298 pasajeros y tripulantes, incluidos tres bebés, que viajaban a bordo del Boeing 777 de Malaysia Airlines, en un vuelo desde Ámsterdam a Kuala Lumpur que fue derribado mientras cruzaba una zona de conflicto en el este de Ucrania, donde rebeldes afines a Moscú luchan contra fuerzas leales al gobierno.
Hablando en el aeropuerto de Schiphol después de que interrumpió sus vacaciones en el sur de Alemania debido a la noticia del accidente, el primer ministro Mark Rutte dijo que era un «día negro» para Holanda.
«Toda Holanda está de luto», declaró. «Este bello día de verano ha terminado de la forma más oscura posible», agregó.
El vuelo MH17 de Malaysia Airlines, que operaba como una ruta que comparte código con la aerolínea de bandera holandesa KLM, también transportaba al menos a 27 australianos, 23 malasios, 11 indonesios, seis británicos, cuatro alemanes, cuatro belgas, tres filipinos y un canadiense.
Los 15 tripulantes del vuelo -dos capitanes, dos oficiales de vuelo y 11 miembros del personal de cabina- eran todos ciudadanos malasios. Las nacionalidades de otras 50 personas aún se desconocen.
El vicepresidente de Malaysia Airlines en Europa, Huib Gorter, dijo a periodistas que los familiares recibirían apoyo si lo solicitan y podrían ser llevados desde Ámsterdam y Kuala Lumpur hacia Kiev si así lo deseaban.
«Ustedes no pueden imaginar lo que les está ocurriendo a estas personas en este momento», sostuvo. «Ellas son nuestra principal preocupación», agregó.
Por otro lado, organizadores de la Conferencia Mundial sobre el Sida, a realizarse en Melbourne, Australia, señalaron que un gran número de delegados a dicho evento se encontraban entre los pasajeros a bordo de la aeronave.
De los 283 pasajeros, se estima que un total de 108 eran delegados y sus familiares. Se dirigían a Melbourne, Australia, donde desde el domingo 12 mil investigadores, expertos y activistas deliberarán sobre estrategias para combatir la enfermedad.
El director del Programa de las Naciones Unidas contra el Sida (ONUSIDA) Michel Sidibé manifestó vía Twitter sus condolencias y apuntó que «muchos pasajeros» de dicho vuelo estaban en camino a la cita en Melbourne.