Luciano Campos Garza
Proceso
MONTERREY, N.L. (apro).- Familiares de las víctimas del ataque incendiario al casino Royale consideraron “una burla” el memorial que hoy abrieron al público el gobierno estatal y el ayuntamiento regiomontano, debido a que se construyó con dimensiones mucho más pequeñas que las pactadas con las autoridades.
La estructura que actualmente se observa en el camellón de la avenida San Jerónimo es de 2 metros de alto y 1.50 de base cuando, en reuniones previas, funcionarios de las administraciones de Rodrigo Medina y Margarita Arellanes se comprometieron a construir un monumento de, por lo menos, 12 metros de longitud por 5 de altura, con el fin de recordar a las 52 personas asesinadas el 25 de agosto de 2011 en esa casa de apuestas, localizada al poniente de esta capital.
En los dos flancos de la escultura abierta esta mañana –tapizada con pequeños azulejos de varias tonalidades de azul– se aprecia un corazón formado por lo que parece ser un nudo, pero en realidad la figura es un pegote sobre una estructura de mica transparente.
En una impresión sobre un cuadro de mica, se destaca la siguiente inscripción en una de las caras del memorial: “Que el correr de esta agua quite la violencia y enjuague (sic) las lágrimas de quienes sufren por ella”.
En la otra se advierte: “Que el correr de esta agua mantenga vivo el recuerdo de nuestros seres queridos y dé fuerza a nuestros corazones para vivir su ausencia”.
Además, inexplicablemente el municipio decidió no colocar el memorial exactamente enfrente de la entrada del edificio, actualmente desocupado, que tenía como dirección el número 205 de la avenida San Jerónimo, en la colonia del mismo nombre.
Los albañiles levantaron el “mini memorial” unos 30 metros al poniente.
En el sitio, donde los deudos aseguraron que debía ir la construcción, fue colocada una manta de 12 metros de longitud, con las imágenes de la propuesta gráfica de los familiares.
Edmundo Jiménez, uno de los voceros del movimiento, calificó la ofrenda como un “mini memorial”, que refleja el trato que han dado el gobierno del estado y el ayuntamiento de Monterrey a los familiares de las víctimas de la masacre.
Esta construcción formaba parte de la recomendación que la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), que encabeza Margarita Martínez Garza, emitió el 7 de enero de 2013 a los gobiernos federal, estatal y municipal.
Sin embargo, con este “mini memorial”, las autoridades dan por satisfecho el trámite, deploró Jiménez, quien en el incendio perdió a su esposa.
“Ayer hablamos con la primera visitadora de la Comisión Estatal, y dijimos que no estábamos de acuerdo. Es ridículo que la propaganda del panista Alfredo Rodríguez se vea más grande que el memorial de las víctimas”, comentó en referencia a un anuncio del legislador local, que está a unos metros de la obra.
Samara Pérez, quien lidera a las víctimas, lamentó que las autoridades engañaran a los deudos con una obra diferente a la acordada:
“Si ves la lona que está enfrente de la entrada, tiene los dos diseños (las dos caras de la obra) más el nombre de la señorita que creó el concepto. Esa era la medida que pedimos a la CEDH, al municipio y al gobierno del estado, y desde el año pasado tuvimos juntas y más juntas y, todavía más allá de todo esto, la burla de ponerlo en la esquina”.
Además, exigió a los funcionarios que expliquen por qué hubo cambios en la planeación original del memorial.
“Vamos a protestar por escrito a la Comisión Estatal; al señor gobernador le hago una petición pública de audiencia, y a la alcaldesa Margarita Arellanes que nos den la cara de una vez por todas”.
Asimismo, Samara Pérez pidió que “no sea esto año con año, que nos busquen para decir qué nos falta para tapar lo que pasó, que dejen de burlarse y dejen de revictimizarnos. Tengo entendido que la funcionaria que coordinó lo del memorial fue la directora de Gobierno, Alejandra Ocadiz y del municipio recibimos una sola llamada de Priscila Barbosa y de Elvin Torres”.
La arquitecta Brenda Tamez, quien perdió en el incendio a su padre Rómulo Tamez, diseñó el memorial original. Presente en la protesta de esta tarde, dijo que esta versión desvirtuó todo el sentido de la obra que ella propuso.
“Es lamentable la falta de interés del gobierno, de querer callarnos la boca, entregándonos esto, diciendo que, aunque es chiquito, ya nos contentan. Esto era 12 metros, mínimo. Lo que hicieron es de dos. Ni siquiera me hablaron para decirme que lo construirían. Lo hicieron en 10 días. Lo hicieron así por desinterés, no les importa”, acusó.
Alejandro Morales, quien en la conflagración perdió a su hijo Rubén, de 19 años, se dijo afrentado por la obra que erigieron las autoridades:
“Por ese monumentito que hicieron sí me siento ofendido, ofendieron a los fallecidos y a nuestras familias. Para mí es insuficiente; sin saber yo de esto, el proyecto inicial era de 12.5 metros de largo”, acotó.
Los familiares participaron esta tarde en una misa en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, donde el sacerdote Miguel González llamó a los presentes a la reconciliación.
Sin embargo, ninguna autoridad acompañó a los familiares de las víctimas en la ceremonia. A diferencia de los dos años anteriores, en esta ocasión la nave central del templo lució semivacía.
De ahí, los deudos caminaron unos 500 metros sobre la avenida San Jerónimo hasta el Casino Royale. Por acuerdo general, todos ignoraron el “mini memorial” recién construido, donde únicamente se colocaron dos coronas del gobierno seatatl y una del municipio de Monterrey.
Los familiares pasaron de largo hasta llegar al inmueble, donde estaban colocadas 52 pequeñas cruces de madera con los nombres inscritos de cada una de las víctimas. Como una manera de cerrar un ciclo de dolor, todos retiraron las cruces y dejaron sólo los arreglos florales.