Amnistía Internacional analiza este caso en su informe sobre México, que presentará hoy.
Redacción La Jornada
(Foto: La Jornada)
El día que lo detuvieron en Tijuana, Baja California, supuestamente por conducir un auto robado, a Adrián Vázquez Lagunes lo identificaron falsamente como El Macho Prieto, mote de un peligroso narcotraficante buscado por autoridades de México y Estados Unidos. Los policías le rompieron siete costillas, le perforaron un pulmón y le produjeron lesiones en el bazo.
Aunque se informó oficialmente que el Macho Prieto murió en un enfrentamiento ocurrido en Sonora en diciembre pasado, Vázquez Lagunes cumplirá el próximo 26 de septiembre dos años preso.
Amnistía Internacional (AI) presentará hoy en Tijuana su informe Fuera de control: tortura y otros malos tratos en México, en el que analiza este caso.
En septiembre de 2012, la Interpol alertó a las corporaciones policiacas de Baja California sobre la presencia en Tijuana y Playas de Rosarito de Gonzalo Inzunza Uriarte, alias El Macho Prieto, lugarteniente de Ismael El Mayo Zambada, líder del cártel de Sinaloa.
Inzunza Uriarte era famoso por su efectividad para el tráfico de estupefacientes, lo que incluía la eliminación de obstáculos. A su paso había aniquilado policías sonorenses y bajacalifornianos, así como traficantes aliados y rivales que osaron desobedecer sus instrucciones o robar droga.
Con la información que la Interpol le trasmitió a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), la policía estatal preventiva allanó casas y realizó detenciones en al menos tres municipios del estado en busca de Inzunza Uriarte.
La SSP informó que el 26 de septiembre de 2012, en Paseo de las Lomas, fraccionamiento Terrazas del Valle, en Tijuana, se interceptó a los tripulantes de una camioneta Ford Explorer 2002, negra, cuyo conductor se identificó como Adrián Vázquez Lagunes, de 30 años de edad, originario de Veracruz. Su acompañante dijo ser Luis Gabriel Ramírez Dueñas, de 27 años, nacido en San Diego, California.
Según el comunicado, se le decomisaron dos armas de fuego calibre 380, un cargador con cinco cartuchos y 16 envoltorios de droga sintética. Además, el primero “confesó” que le apodaban El Macho Prieto y que era operador de los Arellano Félix en Tijuana.
Los policías lo entregaron a la Procuraduría General de la República (PGR) a las 3 horas del 27 de septiembre, 12 horas después de su detención. En ese lapso lo torturaron y le causaron lesiones graves, por lo que fue trasladado al hospital general de Rosarito, vigilado por policías y militares.
Su estado de salud se agravó porque en 17 hospitales de Tijuana le negaron atención. Como se había difundido que se trataba de un narcotraficante, directivos y médicos temían que pistoleros intentaran rescatarlo. Finalmente fue aceptado en el hospital general de Tijuana, donde lo operaron y le cortaron parte del bazo.
Veinticuatro horas después de su presentación ante la PGR, convaleciente, fue ingresado a la penitenciaría de Tijuana y el 7 de octubre trasladado al penal de El Hongo, en Tecate.
Según el informe que AI presentará este día, el abogado de Vázquez Lagunes demostró que su cliente no iba en un auto robado, que fue identificado incorrectamente y que las únicas pruebas en su contra eran las que presentó la policía. Las declaraciones de vecinos que avalaron que no era un delincuente fueron ignoradas.
La defensa también presentó pruebas de que las armas y los envoltorios de droga le fueron sembrados por los agentes; asimismo se demostró que fue torturado y se violó su derecho a la salud.
Vázquez Lagunes es veracruzano, tiene cuatro hijos, el menor de los cuales padece síndrome de Down. En Tijuana, donde se avecindó desde hace varios años, era propietario de dos taxis, que su esposa Judith vendió para costear el proceso judicial. Ella trabaja por las noches en una maquiladora.