AFP
Ciudad de Guatemala. Guatemala declaró el estado de prevención en el municipio indígena de San Juan Sacatepéquez, al oeste de la capital, para evitar nuevos actos de violencia tras un choque armado que dejó 11 muertos el fin de semana por la construcción de una cementera.
«Se declara estado de prevención en el municipio de San Juan Sacatepéquez», anunció el presidente guatemalteco Otto Pérez en su cuenta de Twitter, acompañado del acuerdo que ratifica la medida por 15 días y que suspende algunos derechos constitucionales como las manifestaciones y la portación de armas.
Según un boletín oficial, fueron desplegados 200 policías y casi 300 soldados para mantener el orden. Además, los tribunales emitieron al menos 36 órdenes de captura por los hechos.
El mismo boletín refirió que 11 personas murieron, entre ellas seis miembros de una familia, tras los incidentes que se iniciaron la medianoche del viernes y se extendieron a la mañana del sábado en una aldea de la población indígena, enfrentada por la habilitación de una carretera y la construcción de una planta de cemento.
Medios locales informaron de que una discusión entre pobladores a favor y en contra de ambos proyectos detonó los enfrentamientos, que también dejaron varios heridos, así como viviendas y vehículos incendiados en la población, ubicada a unos 30 km al oeste de Ciudad de Guatemala.
En San Juan Sacatepéquez «se han manifestado una serie de actos que afectan el orden constitucional, la gobernabilidad y la seguridad del Estado», indicó el decreto del gobierno sobre el estado de prevención.
La cementera de la discordia
La firma guatemalteca Cementos Progreso inició en julio de 2013 las obras para construir una moderna planta en la finca San Gabriel, con una inversión de 720 millones de dólares y cuya entrada en funcionamiento está prevista para 2017.
Sin embargo, desde antes de la fase de construcción el proyecto ha dividido a los pobladores entre quienes apoyan a la empresa y los que aseguran que afectará las fuentes acuíferas y causará otros daños ambientales.
José González, directivo de la empresa, declaró a medios locales tras los hechos del fin de semana que trabajadores de la empresa «han sido frecuentemente hostigados» por opositores al proyecto.
Esta zona ha estado durante varios años en conflicto y uno de los momentos más críticos fue en 2008, cuando se registró una muerte, la detención ilegal de policías por parte de la población y el intento de volar con explosivos un puente que une al pueblo con la capital.
Para controlar la situación, el entonces presidente Álvaro Colom decretó el estado de excepción y envió medio millar de policías y soldados al lugar.