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Missouri. El gobernador de Missouri ordenó el martes el envío de fuerzas adicionales de la Guardia Nacional a la ciudad de Ferguson tras una noche de violencia luego que un jurado investigador decidió no acusar formalmente a un policía blanco por la muerte de un joven negro desarmado, caso que ha desatado tensiones raciales en Estados Unidos.
Los abogados de la familia del joven muerto, Michael Brown, afirmaron que la decisión del jurado fue parcial, pero exhortaron a mantener la paz.
La decisión anunciada el lunes por la noche significa que el agente Darren Wilson no enfrentará ningún cargo penal estatal por la balacera del 9 de agosto, la cual reanimó los debates sobre las relaciones entre la policía y las comunidades minoritarias, incluso en ciudades lejos de Ferguson, el suburbio de Saint Louis donde Brown fue muerto.
Se efectuaron varias protestas por segundo día en el área de Saint Louis y en otras ciudades. Unas 300 personas marcharon desde un parque hasta el tribunal de Saint Louis y permanecieron allí unos 30 minutos antes de dirigirse hacia otro lado. Coreaban: “¡Ustedes no acusaron formalmente! ¡Nosotros pelearemos!”.
En Ferguson, el humo se elevaba desde los cascarones ennegrecidos de negocios quemados, y había cristales desperdigados en las aceras frente a tiendas cuyos escaparates fueron destrozados en las protestas nocturnas.
Doce edificios comerciales en Ferguson estaban totalmente quemados, y los bomberos respondieron a incendios en ocho más, dijo Steve Fair, subjefe de esa corporación. Otros negocios fueron saqueados, y 12 vehículos estaban carbonizados.
El gobernador Jay Nixon dijo que más de 2,200 integrantes de la Guardia Nacional —tropas de reserva para las fuerzas armadas de Estados Unidos— estarán cerca de Ferguson el martes por la noche en caso de que se produzcan más hechos de violencia. Indicó que cientos más serán enviados a esa ciudad.
Hubo 61 arrestos en Ferguson durante la noche y 21 en Saint Louis. Al menos 18 personas resultaron heridas, incluido alguien que fue baleado y se está recuperando en un hospital.
La violencia surgió a pesar de que hubo exhortaciones a la calma por parte de la familia de Brown y el presidente Barack Obama, que intentó ser imparcial al referirse a las tensiones. El primer mandatario negro en la historia de Estados Unidos dijo que el caso demuestra cómo un legado de discriminación racial ha alimentado una desconfianza entre las fuerzas del orden y las minorías, pero también buscó disipar la idea de que las relaciones entre las razas se han deteriorado.
Los abogados de la familia de Brown hicieron énfasis en que los que desataron incendios y participaron en actos de violencia no están de parte de su hijo.
Pero con relación al proceso del jurado investigador, criticaron todo, desde el tipo de evidencia que Bob McCulloch, fiscal del condado de Saint Louis, puso en manos del jurado, hasta la forma en que fue presentada y el momento en que se anunció la decisión. El abogado Anthony Gray insinuó que McCulloch presentó algunos testimonios, incluidos algunos testigos que no vieron la balacera, para desacreditar el proceso.
Los abogados también dijeron esperar que una investigación federal por separado que realiza el Departamento de Justicia sobre respeto a los derechos civiles resulte en cargos contra Wilson.
Sin embargo, los investigadores tendrían que satisfacer un estándar riguroso de prueba para poder fincar cargos. El departamento también ha lanzado una amplia pesquisa sobre el Departamento de Policía de Ferguson, en busca de patrones de discriminación.
Los abogados de Wilson emitieron un comunicado en el que elogiaron la decisión del jurado investigador e indicaron que el agente está agradecido con quienes lo apoyan.