«Oposición» pudo impedir nombramiento de Medina Mora como ministro… pero, ¡casualidad!, cuatro «chuchos» faltaron ese día y «no se pudo»

México, 11 de marzo 2015 (NOTIGODÍNEZ).- Por si quedaba alguna duda de la aberrante complicidad de la rastrera y miserable «Nueva Izquierda» (PRD) con los peores criminales de este país, el caso presentado a continuación vuelve a confirmarlo con toda claridad, aunque hacerlo parezca ocioso, pues la subordinación total de la falsa izquierda perredista con la cúpula del PRI y AN se declaró desde el maldito «Pacto contra México» y no necesita más demostración.

El diario La Jornada reveló el día de hoy que el bloque opositor en el «Senado» puro haber evitado la imposición de Eduardo Medina Mora como «ministro» de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) –otro absurdo más en el teatro de sangre llamado México–, pero, ¡casualidad!, a cuatro integrantes de la «Nueva Izquierda» se les ocurrió irse de pinta justo en esa importante ocasión, así que, «lástima, Margarito».

Los cuatro individuos reponsables de esta nueva y gigantesca burla contra el pueblo mexicano son: Armando Ríos Piter, Luz María Beristáin, Mario Delgado y Rabindranath Salazar, aunque los dos últimos al parecer ya no pertenecen a la bancada perredista.

Según el citado diario, el cálculo para definir la «mayoría calificada» se hizo sobre 118 senadores presentes; las dos terceras partes de los votos eran 79 y obtuvo 83 –a última hora 16 panistas decidieron hacerle al cuento y «anular su voto». Si los cuatro «chuchos» faltistas hubieran asistido a la sesión –como, en teoría, era su obligación–, la mayoría calificada hubiera sido 84 y por lo tanto no se habría logrado el conteo necesario para ratificar al delincuente Medina Mora en el cargo.

Obviamente todo estaba fríamente calculado para hacer el circo y salirse con la suya, usando como peones de sacrificio a los cuatro criminales arriba mencionados.

Por si fuera poco, la escandalosa simuladora Layda Sansores hizo un drama y rompió su cédula de votación en lugar de sufragar en contra, para que el voto se contabilizara en el total de sufragios sobre el que se determinaría la mayoria necesaria para convalidar el nombramiento. Así que, con ese berrinche ridículo, también ayudó a que la mayoría de votos en favor del criminal quedara en 83.

En tanto, el «Canal del Congreso» nunca mostró una protesta al interior del recinto legislativo con «cartelitos» en los que se acusaba a Medina Mora de homicida, y descardamente censuró la intervención de la perredista Dolores Padierna en la que presentó pruebas de los delitos del hoy «ministro», llamando a reflexionar sobre la responsabilidad de imponer en la SCJN ‘‘a alguien con antecedentes tan cuestionables y premiarlo con la impunidad’’.

Así, el nauseabundo Eduardo Medina Mora fue ratificado con los 83 votos que la «nueva izquierda» le ayudó a conseguir. De los otros integrantes de la terna, el magistrado Horacio Hernández obtuvo 15 votos y Felipe Fuentes Barrera, logró cuatro sufragios. Luego de rendir protesta, Medina Mora salió huyendo en medio de una grotesca simulación de reclamos de la falsa «oposición» que NO QUISO impedir este nuevo insulto, porque es cómplice de esos delincuentes y carga la mucho peor ignomina de manipular a sus seguidores, lucrar con sus esperanzas e impedir una verdadera reacción.

¿Debería sorprendernos? No, al contrario. Si un asesino llegó a la fuerza a Los Pinos y ahí sigue sin que el pueblo demuestre que no merece semejante insulto; si un lavador de dinero está metido, ni más ni menos, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; si el «Congreso» ha demostrado ser una caterva de «levantapezuñas» a sueldo de la oligarquía que ordenó las contrarreformas, ¿por qué escandalizarse ahora con otro asesino nombrado «ministro» de la Suprema Corte? ¡Es perfecto para el cargo! En un estado fallido como el que padecemos y del que somos cómplices por omisión, la imposición de Medina Mora en la «SCJN» es congruente y tiene todo el sentido.

Lo verdaderamente sorprendente es que el pueblo siga manteniendo en sus lomos todo este grosero, delirante y sangriento teatro del absurdo. ¿Se liberará algún día?

Con información de La Jornada

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