Gloria Leticia Díaz
Proceso
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En respuesta al apoyo financiero de Estados Unidos para contener a migrantes México detuvo a 35 mil niños centroamericanos en 2015 a quienes no ofreció refugio pese a que salieron huyendo de la violencia en la región, reveló Human Rights Watch (HRW) en su informe “Puertas cerradas: el fracaso de México en la protección de niños refugiados y migrantes de América Central”.
El documento, coordinado por Michael Bochenek, responsable de la División de Derechos del Niño de HRW, es el resultado de 61 entrevistas con menores centroamericanos y más de cien adultos procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras que llegaron a México; representantes del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), representantes de organizaciones no gubernamentales y con algunos funcionarios públicos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y del Instituto Nacional de Migración (INM).
De acuerdo con datos obtenidos por HRW en 2015 las autoridades migratorias mexicanas detuvieron 55% más niños que en 2014 y 270 % más que en 2013, lo que “refleja en parte el creciente apoyo financiero que el gobierno de Estados Unidos ha concedido a México para que implemente un control migratorio más estricto desde mediados de 2014”, periodo en que llegaron al país del norte “cifras récord de centroamericanos, incluyendo niños no acompañados”.
En su reporte, HRW resalta que al igual que organismos como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la investigación de Bochenek y su equipo constataron que la migración de familias y niños originarios del “Triángulo Norte” de América Central, formado por El Salvador, Guatemala y Honduras, se origina en la alarmante violencia de las pandillas de la región, donde “con frecuencia, los niños se ha convertido en víctimas principales de las bandas en estos tres países”.
Con base en datos oficiales HRW confirmó que pese a los graves riesgos que corren los centroamericanos si son retornados a sus lugares de origen, “menos de uno por ciento de los menores que son detenidos por las autoridades migratorias de México son reconocidos como refugiados”.
Gran parte de los niños entrevistados por la organización con sede en Washington, aseguraron que “fueron presionados para sumarse a las pandillas, a menudo bajo amenaza de daño físico o muerte para ellos o para los miembros de sus familias”, en tanto que “las niñas afrontan el riesgo particular de la violencia sexual y el acoso por parte de los miembros de las bandas”, y otros más contaron “cómo fueron extorsionados o secuestrados a cambio de rescate”.
Testimonios de terror
El documento de 165 páginas incluye testimonios desgarradores de menores y adultos que describen cómo actúan las pandillas centroamericanas para reclutar a niños, cómo son amenazadas de muerte las familias para que entreguen a sus hijas para ser violentadas sexualmente, ante la complacencia de autoridades que no admiten las denuncias y recomiendan a las familias ceder ante las bandas fuertemente armadas.
Entre los testimonios está el de Gabriel R., hondureño de 15 años, quien contó que la pandilla lo interceptó cerca de la escuela donde estudiaba el noveno grado. “Me dijeron que tenía que unirme a ellos. Me dieron tres días. Si no me unía a ellos, me matarían”, dijo el adolescente a HRW, quien en mayo de 2015 salió huyendo de Honduras antes de cumplirse el plazo.
pesar de que muchos de los menores centroamericanos tienen historias como la de Gabriel, México no les ofrece refugio a pesar de que la legislación mexicana garantiza la protección para aquellas personas cuya vida o seguridad están en riesgo si son deportados a los países de donde salieron huyendo.
“Sobre el papel, la ley mexicana parece proporcionar todas las medidas de protección a los niños que han huido de sus países de origen porque temen por sus vidas, sólo unos cuantos reciben asilo, lo que refleja que a pesar de que los niños y adultos de América Central afrontan serias amenazas, el gobierno no está tomando debidamente en consideración sus solicitudes”, sostiene Bochenek.
La investigación de HRW evidencia que el gobierno mexicano no provee a los menores de asesoría jurídica si desean solicitar asilo a menos que “tengan la suerte de ser representados por alguna de las organizaciones no gubernamentales que proveen asistencia jurídica a los solicitantes de asilo”.
Por lo regular, advierte la organización, los menores “afrontan la amenaza de la detención prolongada” si solicitan asilo, además de que son los agentes del INM los encargados de desalentar cualquier intento de pedir refugio a quienes huyen de la violencia en sus países.
Varios niños contaron a HRW que “los agentes migratorios les advirtieron que la mera presentación de una solicitud de asilo resultaría en un periodo de detención más largo”, la organización habló también con “niños y padres que decidieron no pedir asilo o retirar su solicitud e incluso aceptar la devolución a sus países de origen a pesar de los riesgos, debido a que no querían permanecer encerrados”.
En México, el encierro es la norma
Al señalar que en México el encierro “es la norma”, HRW advierte que esto es contrario a lo establecido por la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, pues “los niños no deben ser detenidos como medida de control migratorio”, incluso se le ha recomendado asumir la responsabilidad de “proporcionarles a estos niños protección y cuidados adecuados en un entorno adecuado”.
“México tiene derecho a controlar sus fronteras, pero los niños migrantes no deberían permanecer encerrados”, señala HRW al advertir que el país “debe asegurarse de que los niños tengan acceso efectivo a los procedimientos de reconocimiento de la condición de refugiado, incluyendo asesoría jurídica y otro tipo de asistencia”.
La organización sugiere al gobierno de Estados Unidos, que ya que “ha presionado a México para bloquear el cruce de centroamericanos”, que proporcione “más financiamiento y apoyo para que México mejore y amplíe su capacidad para procesar solicitudes de asilo y brindar asistencia social a los solicitantes de asilo y refugiados”.
El gobierno de Barack Obama, sostiene HRW, “debería ampliar su ‘Programa de procesamiento de refugiados/permisos para niños menores en Centroamérica’, para permitir que los niños presenten sus solicitudes desde México y otros países donde buscaron refugio y ampliar los criterios de elegibilidad”.
Para el responsable de la investigación, Michael Bochenek “poner a los niños en una posición en la que crean que tienen que elegir entre meses de detención o ser devueltos al peligro del cual han huido, viola tanto la decencia común como el derecho mexicano e internacional”.