“Pueblo, en realidad te estoy ayudando. A la mala, pero te estoy ayudando.
Soy el prototipo del político mexicano inmoral, corrupto, traidor y criminal que opera desde las altas esferas del poder en favor de sus verdaderos jefes: los grandes imperios empresariales nacionales y extranjeros. Ellos son tus amos, los dueños de México y, a cambio de una tajada de la riqueza que han venido acaparando, mis pares y yo escenificamos el teatro legislativo. Creamos falsas leyes –porque hasta los favorecidos las acaban rebasando— para engañarte con la mentira de un ‘Estado de Derecho’; para restregarte en la cara que ‘la ley lo permite’ cuando seas víctima de abusos, atracos, traiciones y vejaciones; para mantenerte esclavizado, generando la riqueza que mis jefes y yo dilapidamos día con día.
Todos los políticos, al nivel que opero yo, son iguales (si todavía lo dudas, ahí tienes a Purificación Carpinteyro y fin de la discusión). Lo que me separa de ellos es que he decidido hacer a un lado la simulación. Ya no me interesa aparecer como un respetable, patriota y digno legislador. ¡Qué flojera! Mejor me muestro tal como somos todos. Ésa es mi forma de ayudarte. A través del cinismo que derrocho y que te resulta despreciable, demuestro la REALIDAD y acicateo tu dignidad. Soy de los que despiertan a quien duerme echándole agua fría, a patadas o tirándolo de la cama. Así llevo un buen rato violentándote… ¡pero no despiertas!
Una de mis acciones más recordadas para enfurecerte, cosa que no logré, fue lanzar a la calle a 44 mil electricistas el 10 de octubre de 2009, en contubernio con mi entonces jefe directo, el usurpador de la Presidencia, mediante la extinción de Luz y Fuerza del Centro. Fue un plan que fraguamos para quitar de enfrente al Sindicato Mexicano de Electricistas –el único democrático que existía— y dar paso a la privatización del sector eléctrico sin ‘piedras en el zapato’. De paso, pudimos entregar, a través del SAE, el proyecto de 1,100 kilómetros de fibra óptica que Luz y Fuerza desarrollaba para modernizarse, a dos de mis compadres: los panistas Fernando Canales Clariond y su socio Ernesto Martens, quienes sirven a su vez, por muy buen dinero, a mi patrón consentido Emilio Azcárraga.
Como te decía, la extinción de Luz y Fuerza fue un paso importantísimo hacia la privatización total del sector eléctrico. Desde hace años, Comisión Federal de Electricidad está de facto en manos de empresas privadas que operan absolutamente todo: desde la generación de la propia energía hasta el mantenimiento preventivo y correctivo de la red eléctrica. Sólo es cuestión de concluir el teatro en el ‘Congreso’ para imponer nuestra contrarreforma y por fin tirar los sellos y demás identidad de CFE a la basura, que hoy por hoy existe sólo de nombre. Luz y Fuerza, en cambio, se opuso exitosamente a todos los embates PRIvatizadores desde los tiempos de Echeverría. Claro que parte de su sindicato también era corrupto, flojo y vividor, pero a la hora de defender su patrimonio, el SME luchaba como ninguno lo ha hecho en la historia (increíblemente, sigue luchando). Nunca se vendió por completo a mis colegas del PRI. Por eso teníamos que acabar con él de la misma forma que ‘resolvíamos’ todo durante el espuriato de mi exjefe: A PUNTA DE PISTOLA.
¿Supiste que me gasté 20 mil millones de pesos de tu dinero para maicear a los 44 mil trabajadores que dejé sin empleo? Si fuéramos patriotas, con menos de la mitad de ese dinero habríamos reestructurado a Luz y Fuerza, mejorando sus finanzas y la calidad de su servicio. Evidentemente no lo somos –ninguno– y me encargué de hacerlo constar cada vez que fui llamado a comparecer ante el ‘Congreso’. Ahí defendí los actos fascistas de mi etílico exjefe directo, me burlé de ti e intenté despertar, inútilmente, tu indignación. Unos cuantos diputados reales (en su acepción de representantes populares) me hicieron frente y por ello en la actualidad están fuera del sistema.
En la institución desde la que oficialmente debí proteger a los trabajadores y vigilar el cumplimiento de sus derechos, me dediqué a favorecer a sus verdugos, los empresarios explotadores; garanticé impunidad a las mineras asesinas y, para cerrar con broche de oro mi gestión espuria, liquidé los derechos de todo trabajador mexicano a través de la contrarreforma laboral que diseñé con mi exjefe alcohólico, antes de entregar el poder al PRI para dar continuidad al proyecto neoliberal de nuestros padrinos, las corporaciones dueñas de México y el mundo. Y no has reaccionado.
Hoy vuelvo a gozar de fuero e impunidad gracias al fraude electoral de 2012. Me autonombro ‘senador’ y desde ahí sigo con lo que iniciamos en 2006: entregar el país a sus dueños, los empresarios. Sirvo descaradamente a Televisa; es del conocimiento público que mi ex esposa y yo tenemos intereses en la empresa de nuestro héroe Emilio Azcárraga. En cualquier país democrático ya habría sido destituido, si no encarcelado. Pero, ¡bendito Dios!, estamos en México. Por lo tanto, soy capaz de presidir una telebancada que legisla a favor de los monopolios y en contra tuya. ¡Es increíble que no despiertes ante semejante insulto a la inteligencia! Es un grosero ataque a la Constitución, a tus intereses, tu libertad de expresión, tu privacidad y libre derecho a elegir. Pese a mis esfuerzos, no te das cuenta.
Mi contribución a tu envilecimiento ha sido clave y me he vanagloriado abiertamente de ello. Te he provocado sin descanso, me burlo de ti en Twitter una y otra vez. Desde 2006, mis colegas y yo hemos ‘picado el avispero’, lo hemos tumbado al suelo y ahí lo seguimos golpeando. No pasa nada. Soy blanco de ataques catárticos en redes sociales; en ese ‘mundo’ virtual canalizas y ahogas torpemente tu indignación, cuando te he dicho, con nombre y apellido, a quién sirvo.
Así que prepárate, porque seguiré motivándote a despertar de formas que todavía no te imaginas, empezando por los tiempos difíciles que caerán sobre ti y de los que soy artífice orgulloso. Tú sabrás si continúas agazapado, humillado y envilecido por una bola de rufianes, siendo yo el más cínico de ellos, al servicio de una oligarquía criminal.
EL VALIENTE VIVE HASTA QUE EL COBARDE QUIERE.”