Pese a narcoviolencia en Tamaulipas, México «no es un Estado fallido», dice vocera de EU a cientos de kilómetros de aquí

¿A quién le gustaría invitar a la fulana esa a vivir unos días en Reynosa?

J. Jesús Esquivel
Proceso

WASHINGTON (proceso.com.mx).- Por encima de la incontrolable narcoviolencia que azota al estado de Tamaulipas, en especial a Reynosa e Hidalgo y otras entidades como Michoacán, el gobierno de Estados Unidos asegura que a ninguna parte del territorio mexicano se le puede considerar como un “Estado fallido”.

“En ninguna parte de México creo que tengamos un Estado fallido. Existen estructuras gubernamentales en todo México, que creo que continúan ejercitando sus funciones”, dijo Roberta Jacobson, subsecretaria de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental durante una audiencia en la Cámara de Representantes para hablar del “Futuro de la Relación Estados Unidos-México”.

Ante el Comité de Asuntos Extranjeros de la Cámara de Representantes, Jacobson fue cuestionada sobre la situación de violencia que se vive en Tamaulipas y Michoacán, por lo que el representante demócrata por el estado de Virginia, Gerald Connolly, le pidió incluso señalar si esta situación se podría considerar como un estado fallido.

La respuesta de Jacobson llama la atención porque durante el sexenio de Felipe Calderón que se destacó por la narcoviolencia que azotó al país y le costó la vida a más de 100 mil personas, no sólo el gobierno federal sino también el Congreso federal estadunidense no escatimaban en considerar que la realidad mexicana correspondía a la de un Estado fallido.

A casi un año y medio de Peña Nieto, no sólo cambió la percepción en Washington sobre lo que ocurre en México en relación con la violencia generada por el narcotráfico, sino que ahora «consideran que el problema está controlado».

“Es posible que existan partes más fuertes o débiles, depende de dónde se lleve a cabo el tráfico de drogas, que estén asediadas y en necesidad de apoyo de parte del gobierno federal como es el caso, una vez más en Tamaulipas, que es a donde el gobierno federal está mandando fuerzas de seguridad y fiscales como fue el caso obvio de Michoacán y en muchos lugares donde han estado las organizaciones transnacionales. Pero no creo que podamos decir que en todas las entidades y lugares de México se ha perdido el poder del Estado”, matizó Jacobson.

La funcionaria del gobierno del presidente Barack Obama simplemente se limitó a decir que incluso uno de los retos de la presidencia del mandatario priista es “fortalecer a las instituciones contra las organizaciones del crimen organizado”, tomando en cuenta que el narcotráfico utiliza a la violencia para intimidar al país y la población.

Connolly fue el único legislador que se salió del esquema para cuestionar a Jacobson y a William Brownfield, subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Antinarcóticos y de la Aplicación de la Ley, sobre la situación de la violencia en el norte de México.

Connely le pidió a Brownfield que le aclarara cuál es el estado de la cooperación bilateral en seguridad, tomando en cuenta que había preocupación (en Washington) de que el gobierno de Peña no está totalmente comprometido a combatir a los cárteles del trasiego de drogas.

“Estamos tanto complacidos como satisfechos con el compromiso y la cooperación del gobierno de Peña Nieto para con este esfuerzo compartido y conjunto de seguridad”, respondió Bronwnfield.

El subsecretario adjunto reconoció que cuando inició el actual gobierno priista, la comunicación en seguridad entre los dos países entró en una pausa para hacer una revisión a la situación y a las estructuras de cooperación, e incluso hacer ajustes de ser necesarios.

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