Calderón sí mandó hacer bar en Los Pinos y ahí departía con García Luna, confirma Anabel Hernández

México, 7 de mayo 2020 (NOTIGODÍNEZ).- El genocida Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, exusurpador de la presidencia de la República en el sexenio 2006-2012, sí mandó construir un bar en el sótano de la Residencia Oficial de Los Pinos y ahí acostumbraba departir con sus colaboradores más cercanos, entre ellos el entonces “secretario de Seguridad Pública”, Genarco García Luna, hoy preso en Estados Unidos por vínculos con el crimen organizado.

La versión se difundió en diversos sitios de Internet tras el escándalo por las recientes declaraciones de Roberta Jacobson, exembajadora de Estados Unidos en México, quien reafirmó que Felipe Calderón siempre supo de las “andanzas” de García Luna con el Cártel de Sinaloa y otros grupos criminales, pero nunca actuó en su momento para detenerlo.

Más de un día después de publicada la entrevista de la revista Proceso con Jacobson, el genocida Calderón volvió a defenderse asegurando que “nunca tuvo información corroborable” sobre los nexos de su esbirro predilecto con el narco, pese a la cercanía manifiesta de ambos sujetos durante prácticamente todo el espuriato del expanista. Sus reuniones y borracheras con los altos “funcionarios” de aquel régimen sangriento, empezando por García Luna, siempre fueron un secreto a voces.

En las recientes entrevistas realizadas a la gran periodista Anabel Hernández, una de las primeras en denunciar la corrupción y complicidad de Felipe Calderón con los cárteles de la droga, explicó que la relación entre Calderón y García Luna se estrechó tras la muerte del español Juan Camilo Mouriño, ex “secretario de Gobernación” fallecido en un aparatoso accidente del avión en el que viajaba.

“Nadie me desmintió de esta triada que existía entre Juan Camilo Mouriño, Felipe Calderón y Genaro García Luna, y que cuando Juan Camilo Mouriño murió en ese avionazo, quien se apropia de estos afectos, quien queda como la dupla indisoluble, es el propio Genaro García Luna con Felipe Calderón”, sentenció la periodista entrevistada por sus colegas Álvaro Delgado y Alejandro Paez Varela.

“Calderón se construyó un bar ahí en Los Pinos, al cual incluso le saqué fotografías en su momento, remodeló la residencia oficial de Los Pinos y creó un bar. Ahí se juntaban solamente varones de su Gabinete y muy particularmente era un visitante asiduo el señor García Luna”, añadió.

En efecto, Hernández también habló sobre ello en su notable libro “México en Llamas: el legado de Felipe Calderón”, texto que forma parte de una demoledora trilogía integrada también por “Los Señores del Narco” y “Los Cómplices del Presidente”.

Desde lo que se narra en el libro “Los Cómplices del Presidente” (Grijalvo 2008) respecto a la afición de Calderón por el alcohol, la situación del presidente empeoró conforme avanzó su gobierno. El bar construido en el sótano de la residencia Miguel Alemán se convirtió en sitio recurrente. El Estado Mayor Presidencial colecciona en su memoria postales de las escenas del presidente cuando se le pasaban las copas, y de las absurdas órdenes que giraba.

Y prosigue narrando una anécdota que pudiera recordar a las tantas crónicas de los borrachos, en muchos casos irrelevantes, pero que, tratándose del sujeto que ocupaba –ilegal e ilegítimamente- el Poder Ejecutivo, resulta bastante grave por sus implicaciones en la nefasta conducción del país.

Cuentan que una de estas largas noches, Felipe Calderón, ya con dificultad para hablar, por el exceso de alcohol, llamó a uno de los tres procuradores que tuvo durante su gobierno para exigirle su renuncia por “traidor y pendejo”. Al otro día, el funcionario fue a verlo y le presentó su renuncia. Felipe Calderón lo miró con extrañeza y le devolvió la renuncia, indicándole que no entendía o no lo recordaba o se avergonzaba de lo que había hecho.

Fuente

La existencia de ese bar en Los Pinos y los tantos testimonios, miles de ellos, sobre la muy cercana relación de Calderón con su secretario predilecto ligado al narco, deberían ser causal suficiente para, al menos, citarlo a declarar en el juicio que García Luna enfrenta en Estados Unidos.

Opinión:

Doble, triple… infinita la vergüenza que recae sobre el pueblo de México por haber mantenido a ese delincuentazo en la presidencia, pero mucho peor aún, por seguir tolerando su impunidad, callando ante su exhibicionismo dentro y fuera de las redes, pagándole seguridad exclusiva –porque el muy cobarde ni siquiera es capaz de afrontar a pecho descubierto, como el resto de los mexicanos, la barbarie que desató– y financiando sus pretensiones de crear un nuevo partido político para volver a meterse a Los Pinos a seguir las guarapetas, el baño de sangre y demás agravios a la nación, todo pagado por el pueblo. ¡QUÉ ASCO, MÉXICO! ¿CUÁNDO VAS A DESPERTAR?

Con información de Sinembargo

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