Redacción EE y Reuters
Foto: AFP
El hallazgo de miles de objetos como piedras preciosas y figuras de madera bien conservadas dentro de un túnel bajo la ciudad prehispánica de Teotihuacán ha reforzado la teoría de que sería posible hallar las tumbas perdidas de sus antiguos gobernantes, dijeron el miércoles arqueólogos en México.
Tras varios años de exploración del túnel, de más de 100 metros de extensión y al que, tras ser clausurado por los propios teotihuacanos, nadie había entrado en 1,800 años, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) revelaron que las paredes y el techo están salpicados de minerales con los que probablemente los teotihuacanos hacían una representación metafórica del inframundo.
El inédito hallazgo se compone de más de 50,000 piezas, algunas de ellas únicas, como figuras de piedra o de madera que fueron conservadas cientos de años a 18 metros de profundidad.
El lugar, donde se encontraron objetos que datan del año 250 d.C., habría servido tanto para investir a los gobernantes como para enterrarlos, una hipótesis que han defendido arqueólogos desde que el 2003 conocieron por primera vez de la existencia del túnel.
“Por la magnitud de las ofrendas, de los materiales que estamos encontrando, no puede ser otro lugar, éste es el lugar donde deben estar sepultados”, dijo el arqueólogo Sergio Gómez, responsable del proyecto que ha tomado 11 años de investigación multidisciplinaria.
Los restos de los gobernantes de la ciudad aún no han sido hallados. Para los especialistas, habría condiciones de develar el misterio a finales del 2015. Los investigadores creen encontrarse a dos metros de donde estarían sepultados los restos de los gobernantes.
Derrumbe y 970 toneladas de piedra
Sergio Gómez hizo un breve recuento de los trabajos que comenzaron hace 11 años con un hecho fortuito, cuando una mañana de octubre las intensas lluvias dejaron abierta una oquedad de 83 centímetros, frente al Edificio Adosado de La Ciudadela.
Se trataba en realidad de un tiro de 15 metros de profundidad que conducía a un túnel de aproximadamente 120 metros de longitud, hasta llegar bajo el Templo de la Serpiente Emplumada. En el metro 103 está la abundante ofrenda que abarca 4 metros de ancho y 8 metros de largo y tiene 18 metros de profundidad
Al principio “no podíamos pasar porque estaba bloqueado por una gran cantidad de tierra y grandes piedras, recuerda Gómez, pero vimos que las habían colocado intencionalmente dentro del túnel para que nadie entrara al lugar.
“Sabemos que este túnel pudo haber sido construido al principio de nuestra era y que fue clausurado por lo menos en dos ocasiones, la última probablemente en el año 25 después de Cristo. Nosotros fuimos los primeros en entrar desde entonces”.
En el 2005, tras dos años de planeación, se reunió a un grupo de muchas disciplinas científicas que avanzó lentamente consolidando y abriendo el túnel con el cuidado necesario para no perder información que tiene decenas de siglos de antigüedad. No se hizo una apertura con maquinarias, especialistas trabajaron a mano hasta hacer posible la identificación de materiales que miden milímetros de espesor, como piel humana.
Se retiraron 970 toneladas de piedra y tierra que bloqueaban la entrada al túnel desde hace aproximadamente 1,800 años.
Teresa Franco, directora del INAH, hizo énfasis en el carácter multidisciplinario de esta investigación, la cual se ha valido de avanzadas herramientas tecnológicas, como el georradar, el escaneo láser y un par de robots desarrollados por egresados del Instituto Politécnico Nacional.
Piedras, semillas, pelotas y dineros
La ofrenda estaba compuesta por cuatro esculturas antropomorfas de piedra verde, de 65 cm, decenas de grandes caracoles (algunos de 55 centímetros de longitud) procedentes del Golfo de México y el Mar Caribe.
También se encontraron fragmentos de piel, aparentemente humana, y cabello que en una etapa futura podrán ser sometidos a estudios de ADN. Hay 4,000 objetos de madera en perfecto estado de conservación, 15,000 semillas de diferentes plantas usadas para rituales, ocho pelotas de hule en perfecto estado de conservación y miles de cuentas de jade traídas desde Guatemala. Muchos de estos objetos posiblemente nunca se utilizaron y sólo sirvieron como ofrendas.
“Actualmente el INAH tiene en marcha 377 proyectos de arqueología que son cada vez más multidisciplinarios, donde intervienen la biología, la química, la arqueología y muchas otras disciplinas, lo que eleva su calidad”, explicó María Teresa Franco, directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien también informó que desde el 2009 a la fecha el proyecto ha recibido una inversión de 14 millones de pesos. De ellos, 2 millones 700,000 se han otorgado en este año.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por Naciones Unidas, Teotihuacán alcanzó su apogeo entre los años 250 y 500 d.C., cuando tuvo una población cercana a los 150,000 habitantes y llegó a ser la sexta ciudad más grande del mundo después de Constantinopla y Alejandría.
La ciudad tiene actualmente unos 2 kilómetros cuadrados, aunque especialistas creen que la urbe llegó a tener una extensión de 20 kilómetros.