México, 19 de septiembre 2015 (NOTIGODÍNEZ). La consigna para acabar de desmantelar al campo mexicano y entregar nuestro territorio cultivable a trasnacionales, va viento en popa porque el pueblo no reacciona para frenar esta monstruosa traición a la patria.
De acuerdo con el portal Sinembargo, el asesino de Atenco y actual usurpador Enrique Peña Nieto, planteó recortar MÁS DE 15 MIL MILLONES DE PESOS al presupuesto asignado a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en 2016, dependencia que en teoría debe atender las necesidades del agro mexicano, pero que en la práctica, al estar secuestrada por criminales, gestiona la quiebra y mayor empobrecimiento de nuestros compatriotas campesinos.
Se trata de la reducción más grande en el paquete presupuestal que los cómplices de Peña en el «congreso» aprobarán para el año próximo.
Lo poco que el régimen usurpador de Peña aumentó en los dos primeros años a dicha dependencia, lo redujo de golpe, y mucho más, con los más de 15 mil millones que significan una pérdida del 16.74 por ciento respecto a lo que recibió en 2015, año en que, por el contrario, su presupuesto «aumentó» un 7.5 por ciento, según detalló Sinembargo.
De hecho, casi el 100 por ciento del presupuesto de la Sagarpa se destina a atender programas de apoyo al campo, en su mayoría subsidios del sector agropecuario. No obstante, organizaciones civiles han denunciado que tales «programas de apoyo» al campo no fomentan la productividad de los campesinos, ya que además de ser clientelares, la mayoría de los recursos van a parar a los bolsillos de los grandes empresarios.
“Es una decisión inaceptable, porque además profundiza el abandono al campo mexicano y genera una perspectiva inapropiada para impulsar la producción de alimentos en un momento donde se está viviendo una crisis devaluatoria que hace muy caras las importaciones y se debe impulsar con fuerza la producción interna de alimentos, porque siempre se ha dicho que el presupuesto tiene que impulsar a los pequeños productores y no a los agricultores comerciales y a grandes empresas agroalimentarias”, denunció Víctor Suárez Carrera, director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (Anec), citado por Sinembargo.
En la práctica, según detalla el mencionado portal noticioso, el 80 por ciento de los subsidios al campo se canalizan al 10 por ciento de los agricultores más ricos. El resto de los campesinos han vistos reducidos sus recursos, en una clara estrategia de quiebra y desmantelamiento de la planta productiva agropecuaria nacional.
Organizaciones civiles de apoyo al campo han denunciado una y otra vez que los programas de la Sagarpa «están mal aplicados, que favorecen el clientelismo, que carecen de un padrón claro y accesible, y no prioriza en la gente con mayor necesidad».
Esto no es nuevo. La paulatina quiebra del campo se viene llevando a cabo por lo menos desde el salinato, pero con mayor intensidad a la llegada de los regímenes panistas. ¿La intención? Obligar a los pocos campesinos que quedan a malbaratar o de plano abandonar sus tierras, para que caigan en manos de las constructoras, eólicas, petroleras y claro, Monsanto.
Con información de Sinembargo