Anaiz Zamora Márquez
Proceso
MÉXICO, D.F., 15 de septiembre (apro-cimac).- La violencia contra las mujeres en México es un factor determinante para contraer el VIH: 17 de cada 100 infectadas fueron abusadas sexualmente o no pudieron negociar el uso del condón con su pareja.
Según María Guadalupe Díaz Estrada, directora de Transversalización de la Perspectiva de Género del Instituto Nacional de las Mujeres (Imnujeres), la falta de negociación para el uso del preservativo es preocupante: 87% por ciento de los casos de VIH en mujeres fueron contagios a partir de relaciones sexuales con hombres. Peor: Sólo una cuarta parte de ellas se protege al tener sexo con sus esposos o parejas sentimentales.
Y es que, a diferencia de lo que ocurría en los primeros años de la epidemia, cuando las mujeres adquirían el virus por transfusiones sanguíneas, ahora la principal vía de contagio es por contacto sexual.
La atención de este problema es uno de los ejes de mayor relevancia en la “Agenda política en materia de VIH y Sida. Sobre mujeres desde el enfoque de género y de Derechos Humanos”, presentada el pasado 10 de septiembre por el Inmujeres.
La agenda es resultado del trabajo hecho –desde 2010– entre ONUSIDA-México, el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida (Censida), redes de mujeres y grupos civiles unidos para determinar prioridades en la materia y buscar soluciones de tratamiento y prevención.
Durante la presentación, Ricardo Hernández Forcado, director del Programa de VIH de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), informó que las mujeres son especialmente vulnerables ante el contagio del virus por factores como pobreza, inequidad de género, menor educación y acceso limitado a los servicios de salud.
Agregó que la mayoría de las que viven con el virus o ya desarrollaron el Sida están en edad reproductiva, lo que propicia discriminación, desempleo y violencia de género.
Datos oficiales indican que 30% de las mujeres con VIH se atiende en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), mientras que 41% carece de seguridad social pues no tiene un empleo formal.
La forma en que se enteraron de que son portadoras del virus también preocupa a los especialistas: 36% lo supo hasta que su esposo o pareja fue diagnosticado, 26% debido a la aparición de infecciones recurrentes y 20% al realizarse análisis clínicos.
Según Hernández Forcado, esta situación evidencia la falta de información que tienen las mujeres para detectar el padecimiento. Por ello, agregó que la CNDH tiene como foco de interés a las embarazadas pues, según sus reportes internos, el procedimiento de detección del VIH se suele omitir en los servicios obstétricos.
Patricia Uribe Zúñiga, directora del Censida, reconoció que en México existe un sistema de salud fragmentado que dificulta la atención integral a este sector vulnerable de la población.
Agregó que la estimación oficial de que las mujeres tienen 300 veces menos posibilidades de infectarse que los grupos donde se concentra la infección –hombres e integrantes de la comunidad lésbico gay–, ha tenido como consecuencia que a ellas no se les dé atención especializada o se les invisibilice en los servicios.
La “Agenda política en materia de VIH y Sida. Sobre mujeres desde el enfoque de género y de Derechos Humanos” plantea siete líneas de acción en las que deberán participar dependencias como la Secretaría de Salud (Ss), el Inmujeres y el Consejo Nacional de Población (Conapo).
Según Hilda Esquivel, experta en VIH y género e integrante de la Mesa de Mujeres del Comité de Prevención del Conasida, “no existe información suficiente sobre la realidad de la epidemia entre las mexicanas”.
Por ello, explicó, la primera línea de acción del documento se dedica a hacer un análisis epidemiológico del VIH con un enfoque de género y a promover la investigación específica en mujeres con el virus.
Además, fija como metas a cumplir en cinco años, el lograr la atención integral en salud y derechos sexuales y reproductivos, pues “existe una desarticulación de las dependencias federales para tratar a las mujeres con este virus”. También pretende prevenir el contagio, sobre todo entre población vulnerable como las mujeres migrantes, indígenas y adolescentes.
Otros ejes de acción son: atención, tratamiento y prevención en adolescentes y jóvenes, atender la vulnerabilidad ante el VIH relacionada con las adicciones, impulsar el liderazgo de redes de mujeres con el padecimiento y lograr un presupuesto suficiente para atender de manera específica a la población femenina.
En la elaboración de esta agenda participaron asociaciones como Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), Balance Promoción para el Desarrollo y Juventud, Mexfam, Fundar Centro de Análisis e Investigación y la Red Mexicana de Mujeres Trans, entre otras.