El 18 de septiembre de 2010, el activista Mario Quijano Pavón fundó el colectivo conocido en redes sociales como Instituto Nacional de los Gastos Pendejos (Ingape). La iniciativa surgió inspirada en las primeras acciones ciudadanas para conocer el destino del dinero de todos los mexicanos, entre ellas una investigación del activista Víctor «todavía» Vázquez, quien triunfara en una cruzada institucional para revelar el costo al erario de los festejos del 16 de septiembre de 2007, en el primer año del régimen usurpador del genocida Felipe Calderón Hinojosa, que ascendieron a más de 21 MILLONES DE PESOS.
Desde entonces, el Ingape se dedicó a exhibir toda clase de «gastos» absurdos -en realidad son ROBOS del erario- por parte de los tres niveles de «gobierno» y sus dependencias. Muy pronto, la página en Facebook del Ingape adquirió gran popularidad entre los cibernautas por su estilo directo, ácido y provocador al dar a conocer los despilfarros del espuriato calderonista. Con sus mordaces publicaciones en Facebook y sus «balconeos» informativos en las calles, el Ingape se convirtió en referente de medios alternativos e incluso en fuente de información para medios convencionales sobre gastos gubernamentales.
Además de exhibir los «gastos pendejos del PRIAN», el colectivo dio tribuna a diversos activistas que promovían el despertar de conciencia más allá del aspecto político. Sobra decir que desde su creación, el Ingape no estuvo exento de todo tipo de ataques: desde amenazas provenientes de troles de poca monta -priistas y panistas en su mayoría-, hasta agresiones físicas a sus integrantes, pasando por los reiterados intentos, siempre fallidos, de censura en las redes sociales.
Por la naturaleza de su activismo, el Ingape coincidió en buena medida con las ideas del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que en aquel entonces era una organización civil dedicada principalmente a politizar a la ciudadanía. Durante las campañas de 2012, algunos miembros del Ingape apoyaron a Andrés Manuel López Obrador y llevaron a cabo un intenso activismo para denunciar la eventual imposición presidencial del asesino de Atenco, Enrique Peña Nieto. Sin embargo, ante la tibia respuesta de AMLO tras aquel fraude, el colectivo decidió retirar su apoyo al tabasqueño y se sumó al sector de ciudadanos decepcionados del sistema político. Fiel a sus principios, el Ingape siguió exhibiendo los «gastos pendejos» del nuevo régimen usurpador peñista, aunque por primera vez presentó una postura crítica al activismo simulado de la «oposición» oficial encabezada por López Obrador.
A medida que la popularidad de AMLO fue aumentando, en la misma proporción se incrementaron los enemigos del Ingape y los ataques que comenzó a recibir desde trincheras opuestas entre sí. Ya no eran solamente los ejércitos de bots del PRIAN que, a la fecha, acosan permanentemente al colectivo, sino también quienes antes aplaudieron el trabajo del Ingape y ahora lo censuraban por las críticas contra el tabasqueño y su paulatina pero evidente derechización, en un lamentable síntoma de absoluto retroceso en el genuino despertar de conciencia.
Este día, la cópula del PRI y AN, apoyada por cientos de simpatizantes descerebrados de Morena, vio finalmente consumada su venganza contra el Ingape de la manera más inverosímil: la red social eliminó definitivamente la página del colectivo con el absurdo pretexto de que su nombre, Los Gastos Pendejos, «infringe sus normas comunitarias». Esto, luego de casi ocho años en que el Ingape ostentara ese apelativo y, como tal, adquiriese popularidad y reconocimiento entre la comunidad cibernauta.
La eliminación de la página del Ingape con la excusa infame de la «grosería» en su nombre, acredita la cada vez más descarada consigna de censura en Facebook. Si bien el asedio sobre el Ingape se incrementó en los últimos meses, particularmente con denuncias masivas por parte de fanáticos lopezobradoristas intolerantes a la crítica contra su líder, la decisión sobre la permanencia o eliminación de una página frente a las denuncias de los usuarios recae siempre sobre Facebook. Nos consta que la red social solapa violaciones a las normas comunitarias en páginas de grandes medios convencionales, pero no tiene consideración alguna cuando se trata de páginas creadas por la ciudadanía. Facebook siempre tiene la última palabra sobre el futuro de las páginas en su plataforma, privilegiando o desechando las denuncias de los usuarios bajo su exclusivo criterio tendencioso.
Este medio alternativo enfrenta actualmente un ataque de censura subrepticia por parte de Facebook. Nuestras publicaciones cada vez tienen menos alcance, la cifra de seguidores en nuestra página se reduce día a día de manera inexplicable, el tráfico desde Facebook a nuestro portal se ha desplomado y nuestras páginas aliadas, entre ellas la del Ingape -colectivo del que tenemos el honor de ser integrantes-, son hostigadas frecuentemente con denuncias y suspensiones bajo pretextos ridículos. También se ha incrementado la campaña de descrédito a través del falso «combate a las fake news«, montaje claramente dirigido a desprestigiar a medios alternativos ciudadanos.
Por todo ello, repudiamos enérgicamente la censura de Facebook contra el Ingape y exigimos a la red social que restituya inmediatamente la página oficial del colectivo, además de cesar el hostigamiento contra este medio alternativo. No es posible que, en pleno siglo XXI, se recurra a argumentos retrógradas e infantiles -una «mala palabra» en este caso- para violentar el derecho humano a la libre expresión. Es evidente la consigna de silenciar voces incómodas al sistema político y económico del que Facebook forma parte y se ha beneficiado monstruosamente. Eso se llama autoritarismo, FASCISMO y resulta aberrante que semejantes prácticas se reproduzcan en los espacios que constituyen el último reducto de la libre expresión de las ideas, frente a la impenetrable cerrazón de los corruptos medios «oficiales». Por cierto, la empresa Facebook es dueña de la plataforma, sí, pero las redes sociales las hacemos todos, principalmente los ciudadanos que compartimos nuestras experiencias, generamos los contenidos y creamos el interés que tanto ha beneficiado a la empresa, misma que ha traicionado la confianza que millones de usuarios le han conferido.
Facebook se precia de ofrecer espacios para ejercer la libre expresión «sin miedo a la represión y la violencia», tal como su fundador, Mark Zuckerberg, presumió en 2015 tras ser amenazado de muerte por negarse a censurar las críticas contra el Islam. ¿En serio, Mark, creaste un espacio para que la gente pueda expresarse libremente y sin miedo? Entonces ya basta de doble discurso, basta de censura, ¡basta de fascismo en pleno siglo XXI!