Por AP
(La Jornada)
Washington. Semana tras semana, país por país, el Pentágono está tomando discretamente mayor control sobre las decisiones de las guerras en las que participa Estados Unidos. Está enviando a cientos de soldados más a la guerra con poco debate público mientras busca mayor autoridad para combatir a los extremistas en Oriente Medio y África, pero delegar más autoridad al Pentágono conlleva sus propios riesgos militares y políticos.
Esta semana fue Somalia. El presidente Donald Trump dio a los militares estadunidenses más autoridad para lanzar ataques aéreos ofensivos contra milicianos vinculados con Al Qaeda.
El próximo frente podría ser Yemen, donde los líderes militares estadunidenses quieren proporcionar más ayuda a Emiratos Árabes Unidos en su lucha contra los rebeldes respaldados por Irán.
También están en la mira decisiones clave sobre Irak, Siria y Afganistán, desde eliminar los límites al número de soldados hasta relajar las reglas que guían a los comandantes en el terreno.