La victoria de Trump vuelve a exhibir la GRAN FARSA del sistema neoliberal; NUEVA OPORTUNIDAD DE TUMBARLO

“En efecto, si no se hubiera producido la crisis económica, no habría existido Hitler y, casi con toda seguridad, tampoco Roosevelt. Además, difícilmente el sistema soviético habría considerado como un antagonista económico del capitalismo mundial y una alternativa al mismo”.

-Eric Hobsbawm, EL Abismo Económico, Historia del siglo XX.

La victoria de las pérdidas y el mito democrático

Por Comandante Haza (@Poesía_y_Versos)

Justo en 1994, año en que se firmó el oscuro y nocivo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o NAFTA por sus siglas en inglés), Bill Clinton militarizó la frontera entre el territorio mexicano y el territorio mexicano ocupado por EUA.

El propósito de la militarización y construcción de una frontera más cerrada fue, a sabiendas de lo que provocaría el TLCAN, para detener la subsecuente oleada de migración de México a EUA provocada por la destrucción de la economía interna del país y generación de miseria. Asimismo para detener a migrantes de Centro y Sudamérica, huyendo de las condiciones miserables, genocidios y políticas de los desgobiernos de sus países, impuestas en buena medida y fuertemente apoyadas por EUA.

El pretexto -porque siempre hay para mantener simulaciones- era que necesitaban protegerse de aquel ente terrorista –financiado y entrenado por ellos en Oriente Medio y otras partes del mundo- que atenta contra su “libertad”. Aunque, irónicamente, los servicios de seguridad consideraban que el mayor riesgo de una incursión terrorista a EUA era en su frontera con Canadá. Cabe decir que hoy en día hay partes en la frontera de EUA-Canadá por las que se puede cruzar fácilmente.

Antes de su imposición, el TLCAN era similarmente oscuro como lo es hoy el devastador Trans-Pacific Partnership (TPP) –ya aceptado por el genocida desgobierno mexicano, y en discusión por concretarse-, aunque ahora, después del gran desastre de los tratados de ese tipo, hay mayor conciencia social al respecto. Es decir, el TLCAN tomó por sorpresa a casi toda la población, pues los detalles del tratado no estaban abiertos al público y no sabían qué esperar de él.

Es obvio que la economía interna mexicana, de baja y mediana escala, no iba a poder competir con las grandes transnacionales estadounidenses, su moneda o la preferencia del desgobierno malinchista y traidor a la macroeconomía.

Con la firma del TLCAN se aceleró un patético remate del patrimonio del pueblo a las grandes empresas, así como la desregulación de leyes tanto naturales como humanas sólo para favorecer el saqueo de las grandes transnacionales, que no declaran impuestos en el país puesto que sólo declaran donde constituyen sus sociedades, que vienen siendo, en su gran mayoría, países que son paraísos fiscales.

Imagínense una subasta. Mientras más barato el producto, mejores las condiciones tanto de pago y uso económico para mayor aprovechamiento, más oportunidad existe para que los postores propongan comprarlo o usarlo. El producto en este caso es el país, las condiciones de pago y uso económico son las leyes, costos de permisos y mano de obra humana, y los postores son las grandes transnacionales.

El mexicano es el que más trabaja y menos gana de la OCDE; agréguese a esto la devaluación del peso mexicano que abarata más la mano de obra para quienes se manejan en dólares.

Desde el establecimiento del sistema neoliberal en México, el salario mínimo ha perdido 72% de su poder de compra.

La “Ley Federal del Trabajo” es un insulto contra la dignidad humana, donde una empresa ahora es capaz de contratar de 6 días a 6 días, o menos si desea, para no pagar el día de descanso ni vacaciones ni aguinaldo y sin que se acumule legalmente tiempo laboral. Y ni siquiera eso, porque ahora pueden contratar a empresas de tercerización, llamadas comúnmente outsourcings, que los protegen de posibles demandas laborales.

Las laxas leyes ambientales mexicanas y el pago para el uso de suelo son una burla. Se llega a cambiar incluso el uso de suelo de áreas protegidas para la explotación de las transnacionales. Y, por ejemplo, una transnacional minera puede explotar una hectárea para sacar minerales pagando solamente 5 pesos mexicanos.

Playas, ferrocarriles, puertos, infraestructura, banca, aeropuertos, petróleo, gas, carreteras, minerales, empresas nacionales; hemos perdido ingente parte de nuestro patrimonio, y el país está sumido en una miseria que empeora paso a paso, día con día.

Hemos perdido incluso la soberanía alimenticia, importando el 50% de los alimentos que se consumen.

A esto se debe agregar la inconstitucionalidad, usurpaciones del poder, corrupción imperante, guerra contra las masas y manipulación de las masas, flagrante ilegalidad en los procesos neoliberales e impunidad a niveles descarados.

Tanto es el deterioro que México ya llegó a la patética circunstancia de depender de las remesas, es decir, de lo que ganan mexicanos en otro país y envían a México.

El desgobierno usurpador mexicano ya se convirtió en protectorado de EUA. Con el beligerante Plan Mérida o el Programa Frontera Sur que le hace el trabajo sucio a EUA, deteniendo y cazando migrantes centroamericanos que terminan, en inhumanos casos, asesinados o secuestrados y sirviendo de esclavos en México.

Porque hay esclavitud en México, tanto de migrantes como de mismos mexicanos: Hay un estimado de 376,800 esclavos en México, según el Índice Mundial de Esclavitud de 2015.

También, aunque en menor medida, el trabajador estadounidense ha sufrido a circunstancias del sistema neoliberal. Las grandes maquiladoras, por ejemplo, se han mudado a países donde gastan menos y pueden explotar más la mano de obra humana, generando así gran desempleo y vulneración en los sectores ya vulnerables de la sociedad.

El gran truco de parte de los que ostentan el poder en EUA, disfrutan privilegios y gozan de la explotación es criminalizando a las víctimas, los pobres y migrantes que desesperados buscan sobrevivir, culpándolos de la decadencia que ha creado el sistema parásito neoliberal. La otra parte son los hipócritas que promueven la armonía, la colorida aceptación, mientras deportan, rompen, explotan y encarcelan a migrantes.

Y aquí entra el descarado, irracional, supremacista y xenófobo Donald Trump, que ganó una elección degradante por puntos y no por votos, cuyo estúpido plan anti-migrante es construir una muralla más fortificada en la frontera con México, deportar millones de migrantes y retener las remesas de las que el traidor desgobierno mexicano tanto depende.

La victoria electoral de Donald Trump ha roto y pone en evidencia la extrema hipocresía de un país racista que se jacta de valores de aceptación, libertad y democracia al grado que bombardea, asesina a la sociedad civil y destruye otros países usando como pretexto hacerlo en nombre de esos valores. Un país que protege aliados sin importarle que sean gobiernos antisociales, retrógrados y violentos.

Una reacción, de una sociedad harta, colerizada y corroída por la crisis económica, que produce resonancia a los tiempos de la Gran Depresión, que derivó en el surgimiento fascista.

Pues no sólo en EUA se está viendo un avance de este tipo. Se debe hacer hincapié que esto es un brote mundial provocado por el sistema económico fallido. En Europa, en países como Bélgica, República Checa, Austria, Bulgaria, Finlandia, Dinamarca, Francia, Alemania, Ucrania, Italia, Hungría, Polonia, Suecia, Suiza, Reino Unido, etcétera, han avanzado los movimientos fascistas y de ultraderecha.

No sólo se votó por Donald Trump por cuestiones racistas sino por su discurso fuera de lo políticamente correcto y por ofrecer una vía alternativa al sistema político y económico dominante en una situación de decadencia. Su solución, irracional por cierto, es una política antiliberal (o antineoliberal), proteccionista, anti-ambientalista y conservadora, cuyo absurdo creará polarización y probablemente hará al país implosionar, pues difícilmente así, EUA como imperio, pueda mantener su hegemonía y estilo de vida consumista.

Su supuesta contraparte en las elecciones fue la sanguinaria genocida, Hillary Clinton, esposa del ex presidente que firmó el TLCAN y militarizó la frontera con México, Bill Clinton, y ex Secretaria de Estado en el gobierno del carismático genocida Barack Obama, cuyo gobierno ha deportado más migrantes que cualquier presidente en los últimos 30 años. Hillary no pudo convencer a la población con su discurso hipócrita y doble moral, y resultó siendo una mala apuesta de la clase oligarca.

Durante las elecciones y después del fracaso, los medios masivos de prensa, afines al sistema político, atacan duramente al supremacista Donald Trump y agraciando a la genocida Hillary, pero no con fines sociales sino buscando proteger a la oligarquía internacional neoliberal que tiene intereses de explotar alrededor del mundo.

Asimismo la farándula, políticos e intelectualoides, de varias parte del orbe, mismos que apoyaron a la genocida Hillary Clinton, han llamado antidemocráticamente (hablando en parámetros de la misma simulación) a rebelarse en contra de Trump; algunos, como el repugnante Enrique Krauze, llamando a la violencia.

Es una hipocresía sin límites y un rompimiento social alarmante donde el pueblo, al menos que se levante en contra de las dos facciones y establezca un sistema humanista como punto central del cambio, de cualquier manera pierde.

Alarmas suenan en todas partes y por las razones no indicadas.

En México el sector político corrupto, clasista y vende-patria insiste en abogar no por los mexicanos sino por la oligarquía y sus intereses grandemente cobijados por el TLCAN (tratado quiere romper Donald Trump), buscando un punto a lamer de los pies del nuevo presidente electo de EUA o uniéndose para hacer un frente oligarca neoliberal contra él.

Por otra parte, también el desgobierno mexicano está siendo forzado a regañadientes a visionar una alternativa a la dependencia a EUA con fines de mantener un sistema plutócrata.

Romper el TLCAN y no depender de EUA es un paso a favor en este país densamente dañado por los mismos, aunque pueda existir un lapso duro de cambio, pero ello en sí no conseguirá el retorno de nuestro patrimonio, la dignidad, igualdad social y la justicia que merecemos como seres humanos.

Se necesita comprender que el principal problema no es de racismo o nacionalismo sino de clases sociales y la miseria que genera la clase dominante al explotar las clases bajas.

El pueblo mexicano, y el humano en sí, necesita unirse para tumbar este sistema político, económico y social caduco, establecer justicia y formar una alternativa humanista que no sólo consiga el establecimiento de la dignidad humana sino que además sirva de ejemplo para el mundo.

Comandante Haza. México, 22 de noviembre 2016.
(@Poesía_y_Versos)

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