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El 9 de julio de 2014 los pobladores de Chalchihuapan bloquearon la Vía Atlixcáyotl, para exigir que el gobierno de Puebla restituyera el Registro Civil en sus comunidades. La respuesta que obtuvieron fueron gases lacrimógenos y disparos de balas de goma. Los pobladores se dispersaron y respondieron con palos, piedras y cohetones. Durante la batalla cayó herido el niño de 13 años, José Luis Alberto Tehuatlie, quien finalmente murió el 19 de julio.
Ese día también hubo otros heridos, uno recibió el disparo de un proyectil que le destrozó el lado izquierdo de la cara, otro perdió un ojo, uno más perdió la sensibilidad de los dedos y otro el oído.
En un recuento que hace el portal CNN México, describe que fueron 9 los pobladores que resultaron con lesiones irreversibles. La reportera Elvia Cruz habló con seis de los heridos y refiere que los otros tres se negaron a dar su versión de los hechos del 9 de julio por temor a represalias.
A más de un mes del enfrentamiento, aún no se sabe oficialmente qué clase de proyectil mató al niño José Luis Alberto Tehuatlie.
A continuación el reportaje de CNNMéxico:
9 otras víctimas de Chalchihuapan: Sobrevivientes, pero con secuelas
Elvia Cruz
CNN México
Chalchihuapan, PUEBLA (CNNMéxico) — No sólo fue el niño José Luis Tehuatlie, quien sufrió una herida en el cráneo que a la postre le costaría la vida, esa tarde hubo otros heridos: uno hombre que perdió el habla, otro un ojo, uno la sensibilidad en dos dedos, otro ya no escucha bien, uno más sufrió quemaduras… Éste es parte del saldo del enfrentamiento entre manifestantes y policías estatales del pasado 9 de julio.
En un inicio, los pobladores de esta comunidad localizada a media hora de la capital poblana reportaron 70 lesionados; por su parte, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Puebla únicamente ha reconocido a tres, incluyendo al menor fallecido… Sin embargo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha documentado que nueve civiles resultaron heridos en el choque que se dio cuando un grupo de pobladores protestaba contra la desaparición de las oficinas del Registro Civil en las Juntas Auxiliares –autoridades comunitarias desconcentradas de los municipios poblanos.
CNNMéxico buscó conocer los detalles y las historias de estas nueve personas heridas, pero únicamente pudo contactar a seis: Martín Romero Montes, Hugo Jiménez Valera, Gilberto Varela Tecalero, Vicente Tecalero, Filemón Pacio y Juan Xelhua Ocotl; los otros tres –Javier Jiménez Xelhua, Víctor Antonio Contreras Montes y Heraclio Nezáhuatl– se negaron a dar su versión por miedo a represalias por parte del gobierno local, según justificaron sus familiares.
Por la misma razón, ninguno ha presentado una denuncia ni ha declarado ante el Ministerio Público, salvo Vicente Tecalero quien asegura que fue obligado a hacerlo mientras recibía atención médica en un hospital público.
Martín iba a buscar a sus nietos y se quedó sin habla
Martín Romero Montes es alimentado a través de un popote desde hace un par de semanas que dejó el hospital en donde le fueron realizadas tres cirugías en la cara que le impiden llevar una vida normal. Perdió el habla a consecuencia de una abertura en la mandíbula que le fue causada por un proyectil, el cual es descrito por su esposa María como “una bala de goma o cilindro caliente”… No está segura.
El campesino de 65 años de edad había ido a alcanzar a sus nietos que salían de la secundaria que se ubica cerca del lugar del enfrentamiento entre policías y manifestantes. Ahí fue herido. Su familia asegura que no formaba parte del grupo de manifestantes que bloquearon el kilómetro 14 de la autopista Puebla-Atlixco.
“Aquí estaba en la casa, pero cuando escuchamos que un helicóptero sobrevolaba cerca, caían como cilindros de gas, él se preocupó por los niños porque tenían que cruzar el puente (en la zona del conflicto)”, narra María a CNNMéxico.
Una gasa en el rostro de Martín esconde la magnitud de su herida. Le fue diagnosticada fractura traumática de la mandíbula izquierda, y otra fractura a nivel del mentón. En la boca le fueron colocados algunos alambres y ligas como parte de un tratamiento para unir y relacionar la quijada con el cráneo, lo que no le permite realizar algún tipo de movimientos. Desde entonces duerme sentado.
¿Y las investigaciones?
El 30 de julio pasado, el procurador local Víctor Carrancá fue cuestionado sobre la situación de los otros lesionados, cuando presentó los avances de su investigación sobre la muerte del menor José Luis Tehuatlie.
“Tenemos identificado (sólo) a dos. Sólo uno de ellos rindió declaración respecto a lo que ocurrió el día de los hechos. Fue lesionado con un objeto contundente, pensamos que con una piedra de las que fueron arrojadas (…) No hemos llevado a cabo peritajes sobre estos casos”, dijo Carrancá, en la conferencia en la que también aseguró que el menor Tehuatlie falleció como consecuencia de una herida ocasionada por “la onda expansiva” de un cohetón lanzado por un grupo no identificado que infiltró la protesta.
Hasta este momento, el gobierno poblano que encabeza el panista Rafael Moreno Valle, además del menor fallecido, sólo ha reconocido a Martín Romero y a Vicente Tecalero como víctimas –no mortales– del enfrentamiento del 9 de julio pasado.
CNNMéxico solicitó a la PGJ de Puebla los últimos avances de las investigaciones sobre otras víctimas heridas en el citado enfrentamiento, pero hasta el momento no ha recibido respuesta.
Historias paralelas, Hugo pierde el ojo izquierdo
Una historia similar une al Martín y a Hugo Jiménez Valera de 26 años de edad. Los dos quedaron mutilados, y ese día aseguran no haber participado en el enfrentamiento con los policías.
Hugo Jiménez, regresaba con su familia de Chipilo –un municipio cercano a Chalchihuapan– cuando se topó con el bloqueo. Caminaba con su familia hacia su pueblo cuando “algo caliente, un cilindro pequeño” lo golpeó en el ojo izquierdo. Ahora cubre las secuelas con unas gafas obscuras y sólo un trasplante de córnea le regresaría la vista.
“El doctor dice que tuve suerte porque volteé, si me hubieran dado en la cabeza, como el niño (Tehuatlie), no estaría contándolo”, dice Jiménez en entrevista.
Pobladores de San Bernardino Chalchihuapan aseguran que recogieron en la zona de la trifulca tres costales de artefactos, algunos pequeños cilindros de color plateado, contenedores de gas, y otros de color negro con punta de goma que han entregado a la CNDH para su análisis. La procuraduría poblana asegura que los policías estatales sólo lanzaron contenedores de gas lacrimógeno para disuadir el bloqueo de la carretera.
“Dispararon a quemarropa”
Gilberto Varela tiene 16 años de edad y reconoce que ese día sí participó en el bloqueo junto a otras 500 personas. Justifica que se trataba de una manifestación pacífica hasta que arribaron los granaderos quienes, asegura, “dispararon a quemarropa”, y que vio que desde un helicóptero se lanzaron gases y “balas de color negro” para dispersar a la gente. Niega que haya habido infiltrados. “Aquí todos nos conocemos y todos eran de los pueblos”, indica.
Un objeto le impactó la mano. Los médicos le diagnosticaron inmovilidad en dos dedos de la mano derecha. Y, al igual que el resto, asegura haber sido herido por los policías.
Su versión coincide con la de otro joven: Vicente Tecalero, de 21 años de edad, quien a consecuencia de un golpe en la cabeza con algo que describe como “una bola negra con gas”, ya no escucha bien.
Es el único que ha rendido su declaración ante el Ministerio Público, pero asegura que fue obligado mientras recibía atención médica en un hospital público; el resto de los lesionados fueron atendidos en centros médicos privados.
“La gente se enojó cuando se dieron cuenta que ya habían herido los policías al niño que murió (José Luis), por eso lanzaron cohetes, pero todos hacia arriba para que se fuera el helicóptero”, recuerda Vicente Tecalero.
“Calmé el dolor con hierbas”
Filemón Pacio no vive en Chalchihuapan sino en el poblado de San Martín Tlamapa –a más de 60 kilómetros de distancia–, pero se enteró de la manifestación y quiso unirse junto con su vecino Juan Xelhua Ocotl, porque su comunidad también se quedó sin el servicio del Registro Civil.
“Estábamos en el kilómetro 16, y me dice el compañero: ‘Hay que ir a ayudar a los compañeros, ya se están agarrando con los polis’. Así, íbamos llegando cuando primero sentí algo caliente en la oreja, como pólvora, luego una cosa negra como una bala larga que me golpeó en la costilla”, narra Pacio mientras muestra su herida, una quemadura en forma circular que ha curado con yerbas medicinales a falta de dinero para acudir a un médico.
Casi al mismo tiempo, Xelhua también sintió el golpe de “una bala de goma larga” en su ojo derecho que le impide ver bien. “También me he curado con yerbas. Veo un poco”, señala en entrevista.
Tanto la CNDH como la procuraduría local realizan investigaciones sobre los hechos ocurridos en San Bernardino Chalchihuapan el 9 de julio pasado, pero ninguna de estas instituciones ha presentado un informe definitivo al respecto.