Marchan madres de desaparecidas en Juárez; “quién se las llevó, quién les quitó la vida”, reclaman

CHIHUAHUA, Chih. (proceso.com.mx).- Cargados de un dolor que los fortalece en su lucha, ciudadanos que conforman la organización Madres Unidas de Juárez recorrieron hoy el camino del emblemático Campo Algodonero –símbolo de los feminicidios– hacia el arroyo del Navajo en el Valle de Juárez, donde han sido localizados varios cuerpos de jóvenes desaparecidas desde el 2009.

En víspera del Día de Muertos los integrantes de la agrupación, acompañados de organizaciones civiles y otras madres que viven la misma situación, exigieron localizar con vida a todas las personas desaparecidas en el país.

Los inconformes se reunieron para exigir justicia y que aparezcan con vida a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa de Guerrero.

“Tenemos coraje y frustración porque las autoridades no están haciendo bien su trabajo, no las encuentran con vida (a nuestras hijas) cuando son desaparecidas por redes delincuenciales”, denunció Ricardo Alanís, padre de Mónica Alanís Esparza, quien fue localizada muerta en ese mismo lugar en diciembre pasado.

Hasta ahora 12 personas han sido procesadas y ningún autor intelectual por los asesinatos de 11 jóvenes encontradas en el arroyo del Navajo.

Sin embargo, por el caso de Mónica Alanís, quien estudiaba en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), no hay ningún detenido.

Los familiares de las víctimas iniciaron la marcha a las 10 de la mañana y llegaron alrededor de las 11 al arroyo del Navajo, donde permanecieron hasta las 4 de la tarde. Posteriormente hicieron un ritual similar al que hacían los Aztecas para limpiar el campo y oraron por sus hijas.

“Hay mucha tristeza y dolor, piensa uno quién se las llevó, quién les quitó la vida, quién les autorizó quitarles la vida y aventarlas ahí”, comentó Ricardo Alanís.

En la marcha participaron madres de jóvenes desaparecidas como Silvia Rosas, Yoselin Castañeda, Nancy Navarro y Griselda.

De las víctimas encontradas en ese lugar sólo se hallaron algunos restos que se entregaron a sus familiares después de dos o tres años de haber sido localizados.

“No hay mamá sana ahora, emocionalmente no estamos bien, físicamente ahí la llevamos, pero no hay mamá sana en esto”, asegura Alanís.

Él, su esposa Olga Esparza y otras madres de mujeres desaparecidas en esa ciudad fronteriza han recorrido miles de kilómetros para pedir que las encuentren con vida.

En cambio, aquellos que han recibido los restos de sus hijas exigen localizar y castigar a los culpables.

Hace casi dos años madres de mujeres desaparecidas caminaron de Juárez a Chihuahua para exigir justicia. Recientemente algunas de ellas hicieron una huelga de hambre en el Distrito Federal, pero sus peticiones aún no son atendidas.

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