México, 7 de febrero 2015 (NOTIGODÍNEZ).- Hay una razón científica por la que no importa cuánto suban el precio de las porquerías venenosas como los refrescos (Coca cola, Pepsi, etc.) o la repostería industrial (Bimbo, Marinela, Wonder, Nestlé, etc.): la gente seguirá consumiéndolos porque su ingrediente principal es la fructosa, el más dañino de todos los azúcares que existen por su efecto adictivo.
¿Tiene usted sobrepeso? Échele un ojo a la etiqueta de los productos que introduce en su cuerpo, particularme si es consumidor frecuente de refrescos, dulces y/o «postres» de Bimbo y similares. Podrá constatar que en la lista de ingredientes de todos ellos aparece la fructosa. De hecho, el ingrediente principal del refresco de cola (Coca, Pepsi, etc.) es el jarabe de maíz de alta fructosa, un brebaje considerado como VENENO incluso en la literatura científica seria. ¿Por qué cree que a la gente le cuesta tanto trabajo dejar de tragar esa basura, aún a costa de su salud?
Por esa razón es que los defensores del derecho a la salud han denunciado que el nuevo impuesto aprobado en 2013 a la llamada «comida chatarra», como medida para inhibir su consumo según los criminales que lo aplicaron, era una farsa total encaminada sólo a incrementar los ingresos del «gobierno» usurpador, a sabiendas de que mentían y que la gente no dejaría de consumir su «droga» legal llamada fructosa sólo porque le aumentaran el precio. En efecto, lo consiguieron y el saqueo vía el nuevo impuesto aumentó considerablemente.
De acuerdo con el diario El Economista, la recaudación del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicado a los «alimentos» con alta densidad calórica (chatarra), durante su primer año desde que entró en vigor, superó en 137% lo esperado.
La «comida» chatarra generó una recaudación de 13,284.5 millones de pesos, 137% más de lo programado en la Ley de Ingresos, en la que Videgaray había planteado una meta de recaudación de 5,600 millones de pesos; es decir, los usurpadores recibieron 7,685 millones de pesos más de lo que habian previsto al gravar las porquerías transgénicas y pletóricas de fructosa que la gente sigue consumiendo sin control.
Cabe recordar, y esto lo confirma El Economista en su nota, que los productos gravados con el IEPS del 8% son todos los pertenecientes a la confitería, chocolate y productos derivados del cacao, flanes, dulces de frutas, cremas de cacahuate, paletas de hielo y por supuesto las mortales «botanas» de Sabritas (que pertenece a Pepsico), Barcel y marcas similares de basura fabricada con aceites hidrogenados, harinas refinadas transgénicas, conservadores cancerígenos (glutamato monosódico que también es adictivo) y otros químicos mortales.
En tanto, los malditos refrescos y otras bebidas adictivas («alcohólicas») merecen un «trato especial» en la lista de productos que la gente viciosa sigue tragando aún con el nuevo impuesto. El Economista informó que el IEPS aplicado a las bebidas endulzadas o saborizadas, alcanzó ingresos por 18,254.9 millones de pesos. La contrarreforma fiscal de 2013 metió impuestos de 1 peso por litro a estas bebidas endulzadas, en su mayoría conocidas como refrescos.
En tanto, las drogas bebibles llamadas cervezas, también gravadas con más impuestos en 2013, alcanzaron 27,590.6 millones de pesos a través de la recaudación del IEPS.
Los asquerosos cigarros, mucho peores que todos los productos arriba mencionados porque dañan la salud del consumidor y la de terceros, además de contaminar el ambiente, también reportaron más ingresos para el desgobierno usurpador: 34,496 millones de pesos. Podrán aumentarles el precio y los impuestos cuanto quieran. La gente enviciada con todas estas porquerías seguirá consumiéndolas cueste lo que cueste.
Las compañías trasnacionales fabricantes de los venenos arriba mencionados, en complicidad con sus empleados a los que la gente llama «gobiernos», operan exactamente igual que el narco: enganchan a sus víctimas con productos adictivos y luego les van aumentando el precio a sabiendas de que el adicto pagará lo que sea para conseguirlos. El símil puede parecer exagerado a primera vista, pero no lo es: millones de obesos, diabéticos, alcohólicos y adictos al tabaco lo demuestran. La cifra total de enfermos enviciados con productos de esas marcas es muy superior a la de los drogadictos a nivel mundial.
Empresas como Coca cola, Pepsico, Bimbo, Nestlé, Phillip Morris (cigarros) o Grupo Modelo, han acumulado su inmensa riqueza a costa de la salud y la adicción de millones de personas en el mundo. Son verdaderos imperios de la enfermedad y la muerte.
La solución es tan sencilla y tan complicada como dejar de consumir. Es la primera de cualquier acción de lucha y desobediencia civil encaminada a liberarse del sistema criminal que nos oprime. De hecho, el no consumo es en realidad la única acción posible para tumbar a las corporaciones trasnacionales, que son las titiriteras de los «gobiernos» en el mundo y las causantes de la descomposición en todos los aspectos de la vida humana.
Con información de El Economista