¡MISIÓN CUMPLIDA! Con nuevo impuesto a refrescos, mexicanos consumen menos alimento saludable

México, 31 de enero 2016 (NOTIGODÍNEZ).- Como se anticipó tras la aprobación de la contrarreforma fiscal que impuso un gravamen especial a los venenos de Coca Cola y Pepsico, ese impuesto prácticamente no ha impedido que los mexicanos sigan atragantándose con esas porquerías y en cambio ha permitido al régimen usurpador aumentar sus ingresos, con la consecuente afectación al bolsillo de las clases más vulnerables.

De acuerdo con una nota del diario El Economista, el Centro de Estudios Económicos del Colegio de México (Colmex) determinó en un estudio que el consumo promedio per cápita de refresco, tras la imposición del nuevo gravamen de un peso por litro a las bebidas azucaradas, disminuyó solamente 5.4 mililitros por día en el periodo 2012-2014, lo que representa una baja insignificante.

En cambio, la afectación a los sectores de menos ingresos ha sido bastante severa, pues las personas de escasos recursos toman mucho refresco para olvidar el hambre, lo que posteriormente les impide adquirir alimentos de calidad.

El “Estudio de los efectos sobre el bienestar de la política de impuestos sobre bebidas con alto contenido calórico”, detalla que las poblaciones de clase media baja y baja prácticamente no han variado sus habitos de consumo de refrescos desde la entrada en vigor del impuesto, lo que ha implicado para ellas una pérdida en su poder adquisitivo de productos de la canasta básica y, en paralelo, daños a su ya precaria salud.

Dicho estudio fue elaborado a partir de cifras oficiales del Instituto Nacional de Geografía e Informática (Inegi), particularmente de la Encuesta Nacional de Ingreso de Gasto de los Hogares, así como en la evolución de los índices de precios al consumidor en el periodo señalado.

“Este impuesto provocó una afectación en el bienestar económico de los hogares. Se debe trabajar en una política integral que vaya más allá de los impuestos. En algunas poblaciones de menores ingresos el acceso al agua es escaso y por lo mismo lo sustituyen con refrescos”, alertaron los especialistas en conferencia de prensa, citados por El Economista.

Peor aún, la afectación a la economía de los sectores más pobres ha implicado que, en lugar de dejar de envenenarse con Coca cola y demás venenos mortales, compren menos alimentos saludables para poder seguir costeando su vicio de refresco, pletórico de azúcar (en el «mejor» de los casos) y jarabe de maíz de alta fructosa, adictiva y brutal para el riñón, el páncreas y el hígado.

En tal sentido, el estudio precisa que en el 2014 los consumidores compraron 3% menos de alimentos y bebidas que en el 2013, a consecuencia de los aumentos de precio, y que 57 por ciento de esa erosión del poder adquisitivo se debió directamente al Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS) aplicado a los refrescos. Para los segmentos con menos poder adquisitivo, este gravamen justificó hasta 66 por ciento de la pérdida de su compra de alimentos y bebidas durante el 2014.

La propia Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas confirmó que el impuesto a los venenosos refrescos tuvo un efecto mínimo en la ingesta calórica de la población. La gente sigue empinando el codo porque las criminales trasnacionales como Coca Cola y Pepsico, fabrican sus productos de manera que sean ADICTIVOS y, al igual que ocurre con las drogas «ilegales», al adicto no le importa cuánto cuesten. Hará lo que sea por seguir obteniendo su «dosis».

No obstante, dejar de consumir refrescos y demás porquerías como Bimbo, Gamesa y otros venenos, es mucho más fácil que dejar el alcohol o el tabaco. Los únicos efectos secundarios que pueden llegar a «sufrir» consisten en que su hígado comience a recuperarse, su organismo queme la grasa acumulada, se dejan de dañar sus riñones y se les dejen de picar los dientes,. «¡Qué terrible!», ¿verdad?

Con información de El Economista

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