- Detectan benceno, formaldehido y sulfuro de hidrógeno por arriba de los límites tolerados
- Los hallazgos destacan la necesidad de reglamentos más severos para controlar la extracción no convencional de petróleo y gas, advirtieron científicos de la Universidad de Albany
Steve Connor
The Independent
Niveles peligrosamente altos de químicos causantes de cáncer han sido descubiertos en el aire en torno a sitios de fragmentación hidráulica (fracking) en Estados Unidos, lo cual suscita temores por el daño que puede ocasionar un proceso que las compañías perforadoras se empeñan en afirmar que es seguro.
Mientras estudios previos han vinculado esta técnica a la contaminación del agua del subsuelo, estos hallazgos destacan la necesidad de reglamentos más severos para controlar la extracción no convencional de petróleo y gas, advirtieron científicos.
Los niveles de benceno, formaldehido y sulfuro de hidrógeno estaban muchas veces arriba de los límites tolerados de contaminación del aire en Estados Unidos y se detectaron en zonas residenciales cerca de los pozos de fragmentación perforados en cinco estados diferentes, precisaron los investigadores. Algunos niveles de benceno eran de 30 veces las concentraciones que se pueden encontrar en el aire en una gasolinera cuando se llena el tanque de un vehículo, explicaron.
“Creo que debemos estar muy preocupados por estos hallazgos. Se sabe que el benceno y el formaldehido son carcinógenos”, advirtió David Carpenter, profesor de ciencia de salud ambiental de la Universidad de Albany (Nueva York, EU), quien dirigió el estudio. “Las concentraciones de benceno se tomaron en un solo momento en el tiempo, pero eran de varios órdenes de magnitud arriba de los niveles que se sabe que causan cáncer. Son elevaciones muy serias.”
Las muestras del aire en 11 sitios de fracking variaban desde 35 hasta 770 mil veces más que los niveles anteriores a la perforación. La exposición al benceno en un sitio en Wyoming equivalía a vivir dos años en Los Ángeles u ocho meses y medio en Pekín. Los niveles de sulfuro de hidrógeno, irritante respiratorio, iban de 90 a 60 mil veces más que los registrados anteriormente: niveles que causarían irritación en los ojos y en el tracto respiratorio luego de una hora de exposición, señalaron los investigadores.
Algunas muestras del aire fueron recogidas por los propios residentes utilizando equipo especial de muestreo que han empleado cuando había actividad industrial intensa o cuando percibían un olor peculiar. Otras fueron tomadas por sensores pasivos que llevan registros a lo largo del día, indicó el profesor Carpenter.
“En un número desproporcionado de sitios, vemos niveles por arriba de las normas sanitarias de Estados Unidos. Muchos pozos de fragmentación se han ubicado cerca de los residentes, y el Congreso ha eximido específicamente a la industria del petróleo y el gas de las normas relativas al aire”, expresó. “Recurrimos a la población local para tomar las muestras, porque el gobierno estadunidense ha eximido a la industria de fragmentación de muchas regulaciones sobre contaminación del aire. Hicimos todo lo que pudimos para asegurar que contáramos con personas capacitadas y responsables que recogieran las muestras, y no tenemos motivo para sospechar que hubiese contaminación deliberada de ellas”, añadió.
Científicos británicos enfatizaron que en el Reino Unido se aplicarán normas anticontaminantes mucho más estrictas para regular las operaciones de fracking, pues los operadores tendrán la obligación de recolectar los gases residuales en vez de liberarlos a la atmósfera.
“Una de las dificultades esenciales que enfrenta la incipiente industria británica del gas de esquisto (shale) es que tendrá que operar bajo normas ambientales mucho más altas que las prevalecientes actualmente en Estados Unidos, en relación con toda una gama de aspectos ambientales”, aseguró Rob Westaway, ingeniero en energía de la Universidad de Glasgow.
Traducción: Jorge Anaya / La Jornada