México, 29 de septiembre 2016 (NOTIGODÍNEZ).- El régimen usurpador del asesino de Atenco, Enrique Peña Nieto, continúa despojando de sus tierras a indígenas de la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, para favorecer a las empresas privadas beneficiadas con la subasta del mercado eléctrico nacional.
De acuerdo con la agencia Proceso, integrantes de Articulación de Pueblos Originarios del Istmo Oaxaqueño en Defensa del Territorio (Apoyo), denunciaron que hasta el momento suman 100 hectáreas de terrenos comunales y ejidales despojados a los pobladores, entregados ilegalmente a empresas privadas que han desarrollado 24 parques eólicos ecocidas.
Según los líderes de Apoyo, el propio Banco Interamericano de Desarrollo (BID), institución saqueadora que participó en el financiamiento de varios de esos parques, ha reconocido los daños causados a las comunidades indígenas.
Previamente, el Mecanismo Independiente de Consulta e Investigación habría emitido un dictamen que reconoce impactos negativos del proyecto eólico de la empresa española Mareña Renovables, financiado por el BID.
El más reciente despojo de terreno fue perpetrado para beneficiar a la empresa privada Eólica de Oaxaca S.A.P.I. de C.V., misma que resultó favorecida en la segunda subasta organizada por la «secretaría de energía» (Sener) que usurpa el magnate gasolinero Pedro Joaquín Coldwell.
Dicha empresa desarrollará el proyecto “Gunaa Sicarú”, el parque eólico de generación de energía eléctrica número 25 en la región.
Apoyo denunció que los despojos de tierras comunales para estos proyectos violan el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), firmado por México, así como las recientes recomendaciones del Grupo de Trabajo de Derechos Humanos y Empresas también de la Organización de las Naciones Unidas.
Por si fuera poco, según las denuncias de los activistas, al menos 60 líderes indígenas que han luchado por la defensa de las tierras de la región, han sido amenazados, perseguidos, criminalizados y hasta asesinados.
Las empresas involucradas recurren a la persecución y hostigamiento cuando fallan sus estrategias de «maiceo»: dádivas miserables a los habitantes como balones de futbol o pintura para sus iglesias, a cambio de que cedan la propiedad de sus ejidos.
Diversos estudios nacionales e internacionales han constatado que la construcción indiscriminada de estos parques eólicos, para beneficio exclusivo de particulares, no sólo atentan contra el derecho de los pueblos indígenas a conservar sus tierras, usos y costumbres. Además dañan irreversiblemente los ecosistemas y ponen en grave riesgo a especies en peligro de extinción.
¿Entienden ahora por qué en este medio siempre nos referimos a las grandes trasnacionales como CRIMINALES? Estos despojos de la riqueza natural más importante del país —la tierra—, junto al saqueo minero, del petróleo y del agua, son los más graves y no estamos haciendo absolutamente nada para impedirlos y apoyar la digna lucha de nuestros hermanos indígenas, dueños originales de este territorio. ¿Hasta cuándo?
Con información de Proceso