Por Redacción
(La Jornada)
Quito. El potente terremoto de que sacudió Ecuador deja un total de 246 muertos y 2.527 heridos, según el último balance entregado este domingo por el vicepresidente Jorge Glas, de visita en la zona costera, la más afectada.
«La cifra actualizada total consolidada que tenemos ahora es de 246 ciudadanos que han perdido la vida y alrededor de 2.527 heridos», dijo en declaraciones a la prensa Glas, sin detallar el número de desaparecidos tras el terremoto, el más grave en casi 40 años.
Glas dijo en una rueda de prensa que no hay riesgo o alerta de tsunami, en un intento por dar finiquito a los rumores en un momento de tensión y medio en el país andino que también ha sufrido de violentas réplicas que sucedieron al terremoto.
Glas indicó que para el auxilio de los heridos se trasladaron dos hospitales móviles a la zona y 241 profesionales de la salud entre paramédicos, médicos e integrantes de la Cruz Roja Ecuatoriana.
El dirigente dijo que llegó ayuda de Venezuela y en las próximas horas se espera de Chile y de Colombia el aporte de vituallas y expertos rescatistas.
El balance anterior del número de muertos era de 238, de acuerdo con la información que reportó el presidente de Ecuador Rafael Correa a través de su cuenta de Twitter.
El mandatario llegará a la ciudad de Manta con la prioridad del rescate de víctimas atrapadas entre los escombros ocasionados por el terremoto.
Acotó que esta ciudad es una de las más afectadas, así como Pedernales y Portoviejo: casas destruidas, postes de luz caídos en las calles y escombros esparcidos por el asfalto.
Miles de ecuatorianos levantaron tiendas en los parques, acomodaron colchones y abrigos o simplemente decidieron esperar a la intemperie la llegada del domingo por temor a que se produzcan réplicas del terremoto.
La situación registró un mayor impacto en localidades de la costa, al dejar ya un centenar de réplicas de diversa magnitud y que obligó a la evacuación de los hogares.
«Cómo no voy a llorar, había una persona atrapada que gritaba pidiendo auxilio, pero después ya dejó de gritar. Ay, Señor, fue terrible», dijo Nelly, una desconsolada mujer de 73 años, frente al destruido mercado de abastos del Abdón Calderón, en las afueras de Portoviejo. «Fue horrible, primera vez que siento un sismo como este, me pareció que duró como un minuto y medio. La casa parecía que se caía. Estoy sorprendida, no me imaginaba que esta ciudad quedara así», declaró visiblemente afectada Bibi Macontos, un vecina de 57 años.
Con epicentro en la provincia de Manabí (oeste, a 300 kms de Quito) es el terremoto más fuerte desde 1979.