Redacción Proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- Un día después del zafarrancho entre granaderos y vecinos, la «calma» regresó al pueblo de San Bartolo Ameyalco, en la delegación Álvaro Obregón.
El número de granaderos disminuyó, aunque siguen concentrados en las cercanías. Los helicópteros de la policía capitalina sobrevolaron la zona todo el día y la población retomó algunas actividades, pero se mantiene en alerta y en junta permanente –según sus usos y costumbres– para decidir lo que vendrá en los próximos días.
En las escuelas no hubo clases por temor a que continuaran los enfrentamientos. Las autoridades no quisieron exponer a los alumnos, luego de que ayer los policías entraron violentamente a los planteles.
Algunas familias se quedaron en casas de sus parientes y muchos optaron por no ir a trabajar. De vez en cuando las campanas de la iglesia sonaron para llamar a los pobladores a reunión.
La introducción de la tubería hidráulica como parte de la ampliación del Sistema Cutzamala, –la misma que ocasionó la presencia de la policía y la resistencia de los habitantes– terminó la madrugada de este jueves, según informaron las autoridades delegacionales.
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Vecinos acusan intereses de delegado
Habitantes de San Bartolo Ameyalco insistieron en que la verdadera intención de la obra hidráulica es desviar el agua del manantial hacia una zona de construcción residencial en la que, acusaron, tiene intereses particulares el delegado Luna Estrada.
En una carta que difundieron entre el pueblo, comentaron que desde hace más de 12 años las autoridades delegacionales pretenden intervenir en el manantial para generar problemas entre los habitantes de San Bartolo y los de Ixtlahuaca y Torres de Tepito.
En esas zonas se colocaron hace unos meses decenas de mantas exigiendo a Luna, Mancera y hasta al presidente Enrique Peña Nieto el suministro del Sistema Cutzamala, agregaron.
“El problema es que el agua del manantial de San Bartolo está ya prometida por el delegado Leonel Luna para consorcios de Santa Fe”.
Según los pobladores, desde el año pasado el conflicto se intensificó, al grado que tuvieron que poner un campamento permanente en el tanque de agua denominado Zacamulpa para evitar el ingreso de tuberías por donde se pueda extraer el líquido y desviarla a la zona comercial.
El delegado, dijeron, firmó un oficio en el que se comprometió a abastecer las zonas de Torres de Tepito e Ixtapaluca y no tocar la tubería del manantial, además de que las excavaciones no irían más allá de esas dos calles.
Sin embargo, el pasado 14 de febrero por la noche los trabajos en la zona avanzaron sobre las calles Cafeteros y Zacamulpa. Entonces los pobladores alertaron con las campanas de la iglesia y salieron para detener la maquinaria. Fue el primer enfrentamiento con los granaderos.
Sobre el zafarrancho de ayer, los habitantes de San Bartolo denunciaron que en la calle Xochitla fueron detenidas alrededor de 12 personas, pero sólo tenían reporte de una que fue presentada a la agencia 50 del Ministerio Público, en el centro de la ciudad.
Señalaron que una mujer fue sacada a bordo de una ambulancia y que hoy por la mañana apareció en la zona conocida como “La Coyotera”, con golpes y huellas de tortura.
Y responsabilizaron directamente a Leonel Luna, Miguel Ángel Mancera y al jefe de la policía, Jesús Rodríguez Almeida, por lo que pudiera pasarle a la gente detenida, cuyo paradero aún desconocen.
El diputado local y exjefe delegacional Eduardo Santillán exigió realiza de inmediato una investigación para definir las responsabilidades de las autoridades y, en su caso, de “los piperos” señalados como incitadores de los actos violentos.
En un comunicado, anunció que para evitar que escale el conflicto, pedirá a la Secretaría de Gobierno realizar mesas de negociación con las partes involucradas. Y no descartó pedir la comparecencia de funcionarios públicos ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).