México, 9 de noviembre 2016 (NOTIGODÍNEZ).- La visita a México del magnate Donald J. Trump, hoy presidente electo de Estados Unidos, a invitación del asesino de Atenco y usurpador mexicano Enrique Peña Nieto, el pasado 31 de agosto, fue el impulso que su campaña necesitaba para repuntar en las preferencias electorales y, finalmente, obtener el triunfo este martes 8 de noviembre.
En su momento, medios internacionales como Reuters y CNN informaron que tras la visita de Trump a México, donde reiteró sus intenciones de construir un muro fronterizo pagado por los mexicanos, el entonces candidato republicano había ganado terreno en las encuestas frente a su contrincante Hillary Rodham Clinton.
De hecho, al día siguiente de la visita, la encuesta Reuters/Ipsos ubicó a Trump adelante de Clinton por primera vez desde el inicio de las campañas electorales. El avance se debió a que buena parte de los militantes republicanos que aún no apoyaban al magnate, finalmente decidieron respaldarlo tras mostrarse fuerte, enérgico y dominante ante un «mandatario» extranjero —Peña no es «mandatario», es un usurpador y, por tanto, un DELINCUENTE.
Durante la conferencia de prensa que Trump y Peña ofrecieron en Los Pinos, donde al candidato republicano se le prodigó trato diplomático de alto nivel, Trump volvió a insultar a los mexicanos en nuestro propio territorio al insistir en la «necesidad» de construir un muro para resolver muchos problemas de su país.
Sería la primera vez que Donald Trump se mostraba presdenciable ante el electorado, según los resultados de las encuestas que en ese momento lo ubicaron por arriba de Clinton.
Luego de la victoria electoral de Trump, el asesino de Atenco no perdió oportunidad para ponerse de tapete ante quien, en fechas próximas, será su nuevo jefe.
De acuerdo con el diario El Economista, Peña anunció hoy en rueda de prensa que volvió a invitar a Trump para una reunión sobre la «agenda bilateral»… así se le conoce a las «políticas» neoliberales que Estados Unidos impone en su traspatio llamado México.
«A partir de esta agenda acordé con el presidente electo reunirnos preferentemente durante el periodo de transición para definir con toda claridad el rumbo que habrá de tomar la relación entre ambos países», dijo el usurpador mexicano citado por El Economista.
Durante su campaña, Donald J. Trump calificó a los migrantes mexicanos como «violadores y criminales». Gran parte de su discurso giró en torno a la premisa de que muchos problemas de Estados Unidos como el desempleo y la delincuencia, provienen de los migrantes mexicanos y centroamericanos que cruzan la frontera, ya que ninguno de esos países «envía a sus mejores elementos. Sólo nos mandan a su peor gente: violadores y criminales», fueron sus palabras textuales.
Con información de El Economista
