Ya no puede achacarse a EU el débil crecimiento de la economía con Peña Nieto; fundamentalmente, es del PRI y AN

Carlos Acosta Córdova
Proceso

Peña, Carstens y Videgaray. Previsiones erradas. Foto: Octavio Gómez

MÉXICO, D.F. (apro).- El mal desempeño de la economía nacional en lo que va de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, en modo alguno puede atribuírsele a Estados Unidos, al comportamiento de su economía, como dice el gobierno.

“Fundamentalmente es culpa de México. De nadie más”, sentenciaron este miércoles investigadores del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Raúl Feliz y Alejandro Villagómez, profesores-investigadores emblemáticos de esa institución, explicaron en conferencia de prensa que desde el principio del actual gobierno “se rompió la correlación entre los ciclos económicos de ambos países”, que venían marchando en la misma dirección, acompasados.

Lo que se ha visto ahora, dijo Feliz, es que “mientras que la economía americana se ha venido recuperando, la mexicana entró en un periodo de debilidad”.

Y las razones han sido dos, explicó: una ejecución lenta del gasto público y una reforma fiscal recesiva, cuyos alcances perniciosos en la economía no calculó bien el gobierno.

De hecho –dijo Raúl Feliz–, esos son “los dos grandes fracasos” de la conducción económica en el actual gobierno: un gasto público creciente, pero sin efectos multiplicadores, y una reforma fiscal recesiva que impactó en el consumo y la inversión, “de manera mucho más terrible de lo que ellos (el gobierno) habían previsto”.

El investigador reprochó que los continuos déficit públicos (endeudamiento) que han registrado las finanzas públicas “no están contribuyendo al crecimiento económico”.

Atizó: “La reforma fiscal (que entró en vigor en enero de este año) francamente no me parece que fuera la adecuada. Pero una vez que lo hicieron, nos prometieron que el efecto recesivo de la reforma iba a ser cancelado a través de una política expansiva del gasto público”.

Sin embargo, “lo que hemos visto es que no ha habido un efecto multiplicador del gasto. Más bien, ha quedado claro que la presencia del gasto en el crecimiento ha sido declinante”.

Y también por esas razones –gasto público inocuo para el crecimiento y política impositiva que ha quitado recursos a familias y empresas por encima de lo que esperaba el gobierno–, es que la Secretaría de Hacienda se vio obligada a reducir en un punto porcentual la tasa de crecimiento del PIB esperada para 2015, dijo Raúl Feliz.

En efecto, en los criterios preliminares sobre política económica para ese año, que envió al Congreso en marzo pasado, Hacienda estimaba en 4.7% el crecimiento de la economía en 2015; luego, en septiembre, dentro del paquete económico para ese año, bajó su estimación a 3.7%.

Por su parte, el investigador Alejandro Villagómez señaló que el programa económico para 2015, enviado por el Ejecutivo a las cámaras legislativas el viernes 5, “no tiene grandes sorpresas, aunque tampoco es una propuesta no creíble: está dentro de los rangos factibles, con 3.7% de crecimiento (nosotros traemos 3.6)… no es algo que se sienta como imposible”.

Criticó también que el gasto propuesto en el paquete económico 2015 no hay avances importantes.

Dijo Villagómez: “En materia de gasto no se ha trabajado eficientemente. El gasto, para 2015, sigue siendo inercial; sigue teniendo componentes que no se han ajustado, sigue habiendo duplicidades, no se ha cumplido el ajuste o reestructuración de la administración pública, que sigue siendo un pendiente.

En suma, que “no hay ninguna novedad interesante, no hay una intención de entrarle a la discusión seria sobre estructura del gasto público”.

Finalmente, Raúl Feliz acotó, con signos de decepción en el rostro: “La economía a nivel macro está bien: la política monetaria es lo suficientemente expansiva; la fiscal también es expansiva; la economía de Estados Unidos está creciendo; el crédito interno está fluyendo, aunque sigue siendo bajo en proporción al PIB; las tasas de interés no son muy altas; tenemos liquidez en expansión, hay más gasto público y el tipo de cambio es competitivo”.

Entonces, “si con todas esas condiciones a favor, no podemos crecer… pues estamos muy mal.”

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