Enrique Méndez y Roberto Garduño
La Jornada (Foto: Megafiesta de Carlos Romero Deschamps la semana pasada. Foto de Reforma)
México, DF. Los votos de PRI y PAN en la Cámara de Diputados, con los de sus colaboradores de PVEM y Panal, convalidaron la decisión de garantizar el pago de las pensiones de jubilados y pensionados de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en las respectivas leyes de las empresas, que se convertirán en deuda pública una vez que, mañana, se vote la reforma a la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.
En las atribuciones de sus respectivos directores se definió la negociación de los contratos colectivos de trabajo, que PRI y PAN han propuesto modificar para que absorban parte del pasivo laboral; mientras, en las disposiciones en materia de servicios personales se determinó que para cubrir las pensiones futuras se constituirán “reservas que garanticen que dichas obligaciones estén en todo momento plenamente financiadas”.
Asimismo, en los artículos noveno transitorio de la ley de Pemex y décimo de la de CFE la cámara autorizó que la modificación de la naturaleza jurídica de ambas empresas “no deberá afectar en forma alguna los derechos de sus trabajadores en activo ni los de sus jubilados y pensionados”.
Las cifras de siempre
El dictamen fue aprobado con 331 votos en favor, 129 en contra y la abstención de la panista Eufrosina Cruz Mendoza, mientras el PRD ensayó una toma de la tribuna por 10 minutos, para desplegar una manta en la que se leía: “Gobierno o individuo que entrega los recursos naturales a empresas extranjeras, traiciona a la patria”. Priístas y panistas negociaron incluir que un testigo social “podrá” participar en la revisión de contratos de Pemex.
El “régimen de remuneraciones especial” de ambas empresas –garantizado en el dictamen–, que ha derivado en el pasivo laboral calculado en 1.3 billones de pesos para Pemex y de 500 mil millones para CFE, fue cuestionado con profusión por PRD, PT y Movimiento Ciudadano, y defendido por PRI y PVEM con el argumento de que debe resolverse ahora un problema causado y no resuelto en sexenios anteriores. “Evidentemente, cuando no se decidió fondear este pasivo fue porque se utilizaron los recursos para otro tipo de cosas. Fue el problema del Legislativo pasado, y de no tener claridad el Ejecutivo de asumir esta responsabilidad y resolverla de manera inmediata”, señaló la priísta Irazema González.
En ese tono de la discusión, el vicecoordinador del PRD, Miguel Alonso Raya, expuso que en la reforma energética el gobierno federal “escondió un muerto putrefacto y ahora quieren que la nación asuma este pasivo, otro rescate”, y citó que cuando se decidió salvar a los bancos, en el sexenio de Ernesto Zedillo, se presionó a tal grado a los legisladores que “algunos se enfermaron y otros se fueron al baño para no votar”.
Ello, en referencia a que el presidente de la mesa directiva en la 57 Legislatura, el ex panista José Paoli Bolio, se ausentó del salón de plenos y al no votar se aprobó convertir en deuda pública el colapso bancario.
Este otro rescate, agregó, se da a pesar de que se ha comprobado el despilfarro de los líderes petroleros y para que el dirigente Carlos Romero Deschamps “continúe con el derroche del dinero para que su hija viaje en jets privados con sus perritos y su hijo tenga un Ferrari. Estos personajes metieron hasta sus amantes a la nómina para que ahora estén pensionadas con 70 mil pesos. ¡El pueblo de México no puede pagar eso!”
Tomás Torres (PVEM), quien ha señalado que el pasivo laboral es de $2.1 billones, explicó lo que realmente representa la deuda de pensiones en México: “Les tengo una noticia, no sólo se va a pagar 9 por ciento del PIB de los trabajadores de Pemex. ¡Va a ser más de ciento por ciento del PIB! Porque no hay un peso para pagar las pensiones en curso de la burocracia nacional, ni las del IMSS. Los sistemas de seguridad social de municipios, estados y universidades ¡están quebrados”.
El vicecoordinador de Movimiento Ciudadano, Ricardo Mejía, acusó que se trata de un tercer rescate, después del de la banca y el de las carreteras. “Y ahora está a punto de aprobarse un rescate oprobioso para el pueblo, que ya ha sido bautizado como el Pemexproa, por PRI y PAN que son como un mal matrimonio: se pelean en el día por las gubernaturas y alcaldías, pero duermen juntos por la noche”, señaló.
Irazema González (PRI) señaló que en su iniciativa de reforma energética, en el cuarto transitorio el PRD planteó asumir el pasivo laboral al incluirlo en el presupuesto de Pemex, y dijo que “incluso el ingeniero (Cuauhtémoc) Cárdenas lo propuso”. Sin embargo, Alonso Raya aclaró que el proyecto perredista consideraba que el director de la paraestatal propusiera “una estrategia para resolver el pasivo laboral”, pero ello no implicaba –dijo– que se convirtiera en deuda pública.
El panista Rubén Camarillo celebró que con el nuevo estatus de las dos últimas paraestatales de México, “la hora de la verdad para Pemex y la CFE ¡ha llegado!”. Ahora, abundó, tendrán que actuar más como empresas que como entidades gubernamentales, con lo que se cumple “el paradigma de la liberación de los dos gigantes atados a un excesivo control gubernamental”.
El PRD reiteró que la revancha será en 2015, en las elecciones y en la consulta popular, y el presidente de la Comisión de Gobernación, Alejandro Moreno Cárdenas (PRI), se ufanó: ‘‘Sí, nos vemos en 2015, pero con todo respeto les anticipo que les volveremos a ganar’’.
Durante la madrugada, el diputado Antonio García Conejo (PRD) –quien el pasado 12 de diciembre durante la aprobación de la reforma energética se quedó en trusa– provocó la hilaridad del sector duro de diputadas priístas.
Casi al pie de la tribuna las legisladoras le gritaron “¡tubo, tubo!” El perredista dijo que volvería a desnudarse. “No me arrepiento. A ustedes les parece un acto ridículo, pero las exhorto ¡a que se quiten la ropa!”