Natalia Vitela y Georgina Montalvo
Reforma
Cd. de México (08 agosto 2014).- La obesidad pasa la factura en el regreso a clases.
Niños de 4 años requieren uniformes talla 8; los de seis usan la 12 y los de 10 años solicitan la 14.
Vendedores de uniformes escolares en el Centro Histórico y en la colonia Portales coinciden en que en los últimos años agregaron a su oferta las tallas 40, 42 y 44 para alumnos de secundaria.
Sin embargo, los de primaria y kínder, coincidieron por separado, comienzan a pedir faldas, blusas, pantalones, batas de laboratorio y shorts más grandes que los indicados para su edad.
«Antes se hacía la falda de la talla 4 a la 16, ahora hay que hacer hasta la 40. Ahorita se están llevando mucho el jumper de primaria en talla 38», comentó con naturalidad María Elena Morales, vendedora en la Calle de La Soledad.
El vendedor Fernando López reconoce que la talla eleva los costos.
«De la talla 28 a la 36 es el mismo precio, pero sube de la 38 en adelante».
Los comerciantes del Mercado de Portales han enfrentado el mismo fenómeno.
«Para primaria te piden hasta talla mediana, que viene siendo como 36, y hay niños de secundaria que vienen por 38 o 40», comentó el comerciante Juan Calixto.
Alejandro Castro, gerente de Camisería México, una tienda de ropa ubicada en Monterrey, Nuevo León, dijo que antes lo común era la talla 16 para niños de secundaria, pero hoy fabrican hasta talla 50.
«Hace unos años era impensable fabricar tallas tan grandes», indicó en entrevista.
En Guadalajara, Jalisco, el fabricante Javier Cejudo contó que hace 15 años su empresa hacía un uniforme de talla especial por cada 10 normales, y que ahora tienen que hacer cuatro en la misma proporción.
Ana Elena Limón, presidenta de la Asociación Mexicana de Pediatría, aseguró que las tallas se han ampliado en toda la ropa infantil.
A pesar de esta situación, los papás prefieren comprar tallas grandes en lugar de modificar los hábitos que originan que sus hijos estén obesos.
Según datos oficiales, 71 por ciento de adultos y 34 por ciento de menores padecen obesidad o sobrepeso.
Cuestan 135% más los escolares obesos
Los costos de la obesidad infantil van mucho más allá del precio extra que los padres deben pagar por uniformes o ropa de tallas grandes para sus hijos.
Un niño con obesidad, de entre 5 y 11 años, es 135 por ciento más caro para el sistema de salud que uno con peso normal, revela un estudio realizado por Guillermo Meléndez, especialista en obesidad de la Dirección de Investigación del Hospital General de México.
Atender a uno con sobrepeso, indica el reporte, es 85 por ciento más costoso que uno sin esta condición.
«Los niños con sobrepeso y obesidad, a lo largo de su vida, van a ser más caros para los servicios de salud por las complicaciones que presentan, como la diabetes o la hipertensión», precisó Meléndez en entrevista.
Advirtió que un niño que es diabético a los 7 años, a los 30 va a presentar problemas renales y cardiacos por el daño que le haya causado la enfermedad durante esos 23 años.
El especialista destacó que estas enfermedades se desarrollan en edades productivas, lo que impacta negativamente en la economía de las familias y en la del País.
Para Salvador Villalpando, coordinador de la Clínica de Obesidad del Hospital Infantil de México, los primeros que deben atender el problema son los padres.
Ana Elena Limón, presidenta de la Asociación Mexicana de Pediatría, aseguró que aún ahora los padres consideran que sus hijos obesos son niños sanos, además de que la mayoría también tiene peso inadecuado.
Incluso, indicó, hay papás que mandan a confeccionar ropa especial para sus hijos, y en lugar de zapatos, prefieren comprarles tenis, pues sus pies son muy anchos.
La especialista afirmó que en consulta suele ver a los niños con obesidad vestidos con pants y camisetas holgadas, para disimular los kilos de más, y porque es lo único que les queda.
«Los papás dicen que los pantalones deportivos no les raspan en la entrepierna», comentó.
Además, dijo, es notoria la dificultad de estos niños para hacer algo tan simple como subirse solos a la cama de exploración.
«Les tienen que ayudar los papás. No pueden subirse solos como los niños delgados», mencionó.
