Juan Carlos Cruz Vargas
Proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- La iniciativa del jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, de incrementar el salario mínimo a 100 pesos no logra convencer a los funcionarios del… «gobierno» federal.
Esta vez, el jefe del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Aristóteles Núñez, alertó que al decretar el aumento del salario mínimo de golpe, se iniciaría “una dinámica perversa” como hace 30 años, cuando había escaladas inflacionarias y el poder adquisitivo se perdía de tajo.
Luego de participar en el Foro Expo Crece tu Empresa, organizado por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el funcionario dejó claro:
“Debe aumentar el salario mínimo pero con un incremento del poder adquisitivo con el ánimo de que se genere una buena dinámica y no una dinámica perversa”.
Para Núñez “eso sólo se logrará con una mayor productividad y rentabilidad porque si el trabajador logra ser más productivo y el patrón se lo reconoce, habrá un incentivo para que tenga un mayor salario”.
Eso sí, el jefe del SAT señaló que la fijación del salario mínimo debe ser un indicador de productividad, respecto al aporte que cada trabajador haga a la empresa. Es decir, que el incremento de los ingresos de los trabajadores no necesariamente es vía el salario mínimo.
El problema es que la productividad del país no crece lo suficiente para poder elevar los salarios y en dado caso de que despegue, llevaría años para que los salarios recuperen su poder adquisitivo.
De acuerdo con el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC), al sumar las tasas de crecimiento de la productividad desde 1991 hasta 2009 en México, se observa que la tasa acumulada alcanzó apenas 2.1%. Esto implica que lo que produce un trabajador mexicano en los últimos 18 años ha crecido mínimamente.
La situación es grave comparada con otros países similares al nuestro. En Corea del Sur la productividad creció de manera acumulada en el mismo periodo un 82.8%, mientras que Irlanda lo hizo a un ritmo de 64.2%.
“Como resultado, estas economías gozan de tasas de crecimiento económico envidiables. Esto se debe a que, a diferencia de México, estos países han creado –con mucho éxito– un ambiente propicio para el desarrollo de la productividad”, señala el CIDAC en su informe “La productividad en México”.
Según esta asociación civil, para lograr un crecimiento en la productividad es necesario tener estabilidad macroeconómica, mejora en indicadores educativos, avance tecnológico, capacitación y cultura del trabajo.
El futuro lejano
Actualmente, el gobierno federal y los especialistas en economía aseguran que México tiene estabilidad macroeconómica, sin embargo, existe rezago educativo, comparado con otros países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Y no se diga del atraso tecnológico.
Para el especialista y catedrático José Luis de la Cruz, la diferencia de México con otras naciones es la inversión en ciencia y tecnología; aquí alcanza menos de medio punto porcentual del PIB.
“La gente en aquellos países tiene la capacidad de crear pequeña y mediana empresa, generar empleos y ser partícipes de procesos de exportación e innovación que elevan la productividad y competitividad de aquellos países. Es un elemento central, pero hay que tener muy claro que a ellos les ha llevado décadas realizarlo, pero una vez que lo hacen, están en esa posición de ventaja, de países desarrollados”, afirma a Apro, el director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
–¿En este sexenio hay un punto de arranque para estos cambios estructurales? – se le cuestiona.
–Dígamos que en ciencia y tecnología llevamos un rezago de los últimos 30 o 40 años, casi no se han abierto centros de investigación avanzada. El vínculo entre la empresa y la universidad para lograr aplicaciones tecnológicas que resuelvan problemas productivos es muy débil, mientras que los programas de gobierno que desarrollen estos institutos y que incuben estos desarrollos tecnológicos al país, ha sido limitado.
–¿Cuánto tiempo llevaría a México llegar a esos niveles?
–En realidad hace falta un esfuerzo de articulación con objetivos que rebasen lo que ya hicimos, ir más allá de la maquila. Integrar procesos productivos en donde se empiece a elevar el contenido nacional de las exportaciones, de la producción interna para que más empresas nacionales participen y, como consecuencia, haya más empleo y más salarios. Es un proceso de mediano plazo.
El debate continúa
Mientras eso sucede, continúa el debate de incrementar el salario mínimo propuesto por el Gobierno del Distrito Federal continúa. Luego de participar en el foro organizado por el ITAM, el secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, Salomón Chertorivski Woldenberg, defendió el aumento y garantizó que no impactará en la inflación.
“Estamos convencidos y así lo demuestra la experiencia de otros países, de que sí esto se hace con incrementos moderados, graduales y se modulan conforme a las distintas variables macroeconómicas, se puede hacer bien”, dijo.
La evidencia, agregó el exsecretario de Salud en el sexenio de Felipe Calderón, muestra que en otros países en donde se aumentó el salario mínimo no se detectaron efectos inflacionarios, ni contra el empleo ni tampoco en la economía.
Aún más, enarboló la bandera de los trabajadores y aseguró que decretar un aumento del salario mínimo es “un acto de justicia”.
Sin embargo, la cúpula empresarial y el mismo Banco de México (Banxico) difieren con Chertorivski con diferentes argumentos. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE), por ejemplo, dijo que “el tema se debe revisar con absoluta responsabilidad, ya que no se puede manejar de manera política, ni populista ni por decreto”.