Líder comunitaria Néstora Salgado cumple un año en prisión por defender a su pueblo; denuncia intentos de matarla

Gloria Muñoz Ramírez
La Jornada

“Acuérdense, mi gente bonita, que estoy en una prisión”, afirma Nestora Salgado desde el penal de alta seguridad de Tepic, Nayarit, donde está clasificada como de alta peligrosidad. Coordinadora de la Policía Comunitaria de Olinalá, Guerrero, cumple este jueves 21 de agosto un año tras las rejas, acusada de participar en 48 secuestros. No hay pruebas. Lo que hay, señala su hija Saira Rodríguez Salgado, es “un castigo a mi madre por luchar por su pueblo”.

“Cuántos no viven presos en sus mismos cuerpos; mi mente no tiene barreras, mis pensamientos jamás conocerán las rejas”, expresa Nestora en una carta entregada a su hija en junio.

La última vez que Saira la pudo visitar fue el pasado día 2. La encontró, apunta, “ya más desesperada”, pues el trato inhumano continúa. Tras la intervención de organismos de derechos humanos y de sus abogados, luego de más 10 meses de encierro, le empezaron a dar medicamentos, pero no los que requiere para su dolencia en la columna vertebral. “Le dieron un coctel de 10 pastillas y no le dijeron para qué eran. Le provocaron ansiedad. La celadora se rió ante el reclamo y le confesó que se habían equivocado. ‘Me quieren matar o enloquecer’, fue lo que pensó”, relata Saira.

Nestora Salgado, de 43 años de edad, ciudadana estadunidense y mexicana, habita desde hace un año una prisión con luz artificial de día y de noche. Las celadoras y el resto de las presas tienen prohibido dirigirle la palabra. Es la única que acude esposada a las esporádicas visitas asignadas. Sus familiares recorren más de 2 mil kilómetros para verla. Por eso reclaman su reubicación urgente en un penal del Distrito Federal, “mientras consigue su libertad”. A Guerrero, insiste su hija, “que no la trasladen, pues su vida ahí corre peligro”.

La detuvieron por acusaciones de jurisdicción estatal, de la que derivó la acusación de delincuencia organizada en la modalidad de secuestro, de orden federal.

El 31 de marzo pasado un juez federal revocó el auto de formal prisión, pero, inexplicablemente, las incriminaciones estatales continúan y por eso no ha sido liberada. “Mi madre es presa del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre”, advierte Saira.

Es el mismo mandatario que en su momento avaló y financió proyectos de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), sistema de seguridad legitimado por la ley 701 de Guerrero, sobre el reconocimiento de los derechos y cultura indígena.

La detención

El 21 de agosto de 2013, la fuerza del Estado, a bordo de 15 vehículos militares, arribó a Olinalá para detener a Salgado. Cinco días antes, el 16 de agosto, en su papel de coordinadora de la policía comunitaria, cargo otorgado en la asamblea de su pueblo, Nestora ordenó la detención del síndico Armando Patrón Jiménez, acusado de abigeato y de participación en el asesinato de dos ganaderos. El funcionario local fue trasladado a la Casa de Justicia regional para ser procesado por un sistema comunitario legitimado desde hace 18 años en la región.

“La venganza del síndico”, acusa Saira, provocó que personas cercanas a éste acusaran a Nestora de secuestro. Los militares la entregaron a la Armada; luego la subieron a un avión e inmediatamente después Nestora vio abrirse las puertas del penal de Tepic. En el operativo castrense fueron detenidos otros 30 integrantes del sistema comunitario de justicia creado en 1995 en la Montaña y Costa Chica e implantado en Olinalá en mayo de 2013.

“Estamos hartos de lo que está pasando. Nosotros alzamos la cara y dimos la lucha. Hay mucha gente que se esconde en su casa. Les falta valor o decisión. Salgan a defender a sus hijos, señores. Ya basta”, se escucha decir a Nestora Salgado en el pueblo de Buenavista, frente a un contingente de la policía comunitaria. La defensa de su pueblo, advierte el comité por su liberación, es la razón por la que esta mujer, madre de tres hijos, permanece injustamente en prisión.

Migrante, madre y luchadora

Salgado es la sexta de siete hijos. Se casó a los 14 años y a los 15 tuvo a la primera de sus tres hijas, a quienes sacó adelante sola en Estados Unidos, donde consiguió la ciudadanía porque “ni un ticket de tránsito tenía”. Iba del país vecino y venía, “siempre ayudando a la gente de la Montaña en sus necesidades”, hasta que en octubre de 2002 un accidente automovilístico le lastimó la columna y la hizo permanecer más tiempo en Estados Unidos bajo atención médica”, relata Saira.

En el país vecino trabajó haciendo limpieza en casas y hoteles, de mesera y ayudante de cocinero. “Dos trabajos siempre tenía, pues se separó de mi padre por violencia doméstica y nos tuvo que mantener sola”, dice, orgullosa, la más grande de sus hijas, quien a partir de la detención de su madre vive en Olinalá para encabezar la defensa.

Como es ciudadana de Estados Unidos, la embajada de ese país ha estado pendiente del caso, pero aun así sus condiciones carcelarias son inhumanas. “La están castigando por su lucha, por eso es una presa política”, insiste Saira.

Que la liberen inmediatamente, exige congresista estadunidense

En el contexto del primer aniversario de la detención, un grupo de intelectuales, activistas, defensoras de derechos humanos, actrices y escritoras iniciaron la formación de un comité por su libertad, denominado #NestoraLibre, del que forman parte mujeres como Elena Poniatowska, Marta Lamas, Carmen Boullosa, Regina Orozco, Trinidad Ramírez, Jesusa Rodríguez, Lilinana Felipe, Luisa Riley y Shula Erenberg.

El comité de México es un espejo del que organiza en Estados Unidos actividades de apoyo. El traslado inmediato de Nestora a un reclusorio del Distrito Federal es la demanda urgente de los grupos solidarios, que promueven también la campaña de tomarse una foto con la leyenda “Nestora Libre” y circularla por las redes sociales.

Como parte de las actividades para exigir su libertad, se contemplan movilizaciones en Olinalá, Guerrero, así como en Chicago, Nueva York, Chicago, Nueva York, San Francisco, Los Ángeles, Seattle y Portland, en Estados Unidos, además de concentraciones en Costa Rica, República Dominicana, Argentina, Brasil y Australia.

La presión, comenta la hija de Nestora, también es para Estados Unidos, por lo que el congresista demócrata Adam Smith sostuvo un encuentro con Anthony Wayne, embajador en México, en el que le solicitó que “presionara a las autoridades de Guerrero para que Nestora Salgado sea puesta en libertad inmediatamente”.

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