Problemas respiratorios, renales y conjuntivitis, enfermedades provocadas por la contaminación.
Paola Rodríguez
La Jornada
Estudiantes y profesores del ITESO se comprometieron a colaborar con Mujeres Ecologistas
21 de septiembre de 2014.- “Aquí lo único que se pesca son enfermedades”, dijo Enriqueta Hernández Velázquez justo en la orilla del canal de Las Pintas, el cual, desde hace años, es contaminado por las descargas ilegales que realizan más de 280 fábricas de diferentes municipios de Jalisco.
Originaria de Guanajuato, Doña Queta llegó a la colonia Nuevo Paraíso en El Salto, Jalisco. Desde hace 32 años vive aquí, y como ella misma señala, ha podido observar las transformaciones de la ciudad y, junto con ello, el deterioro ambiental que se ha generado por la urbanización de la Zona Metropolitana.
Desde hace cuatro años, al menos 15 mujeres se unieron para formar un grupo ambientalista nombrado Mujeres ecologistas. Doña Queta pertenece a este grupo que emprende diversas actividades como la siembra de hortalizas y la construcción de los baños secos.
“Hicimos un filtro de aguas grises para rescatar el agua de las lavadoras y de los lavamanos. Toda esa agua que rescatamos nos sirve para regar las plantas y hasta para trapear. El baño seco es un baño normal, pero, en lugar de que haya drenaje, está un bote, el cual recibe todos los desechos. Todo lo aprovechamos. A un lado del baño está un compostero. Cuando está todo seco, ahí lo echamos y queda la tierra lisa que sirve como fertilizante”, explicó Queta.
Lo anterior, se dio a conocer a estudiantes y académicos del ITESO, quienes realizaron durante la mañana de ayer un recorrido denominado el Tour del Horror.
Fue en la colonia La Huizachera donde mujeres representantes del colectivo conversaron con los estudiantes de carreras como Ingeniería Ambiental, Comunicación, Publicidad e Ingeniería en Sistemas sobre las enfermedades que a causa de la contaminación padecen día con día.
Problemas respiratorios, conjuntivitis, problemas renales y enfermedades de la piel han sido la constante entre los habitantes de la zona, sobre todo en los adultos mayores y niños. Por esta razón, las mujeres ecologistas se definen como un grupo en pro de la salud y es que a pesar de que se encuentran dentro de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), el sistema de salud no abastece todas sus necesidades.
“Diario andamos con la garganta irritada y el Centro de Salud no es muy recomendable. Nada más da algunas cuantas fichas, si acaso unas 14 o 15 fichas. Tenemos que madrugar desde las cuatro de la mañana para poder alcanzar, pero ya cuando llega la gente como a las seis de la mañana, pues ya no alcanza ficha.Ya lo hemos hablado y no nos dicen nada. No se puede hacer nada. Mucha gente hasta se ha muerto porque no tiene dinero para ir con un doctor de esos que cobran”, expusó Doña Enriqueta.
El grupo del ITESO llegó alrededor de las 10 horas a la plaza cívica de La Huizachera. Allí se encontró con el colectivo. En conjunto, recorrieron seis cuadras dentro de la colonia para llegar al canal de Las Pintas. Las últimas tres cuadras, antes de enfrentar el fétido olor de canal, representaron una lucha frente a frente con el lodo como suelo.
El agua burbujeante, que son peces que viven y agonizan en la contaminación, impacta desde los primeros pasos que acercan al canal mientras a lo lejos se ve que el ganado sacia su sed con el agua verdosa.
“Los modos de vida de la gente, a partir de un entorno tan deteriorado, ya no te permite no tomar eso en cuenta cada vez que desperdicias el agua. Muchas veces aquí falta el agua también, entonces es irónico que tienen el río a un lado, pero no hay agua. Nosotros vivimos en una parte de la ciudad más privilegiada: no tenemos cuerpos de agua cerca, pero siempre que abrimos la llave, ahí sale”, comentó Rafael Chávez, estudiante de Ingeniería Ambiental del ITESO, quien también forma parte del cuerpo de voluntariado de la universidad jesuita.
Fueron alrededor de 100 personas, entre estudiantes y profesores, quienes por más de siete horas se percataron de las distintas realidades que se viven en la Zona Metropolitana. En su estancia, los estudiantes y profesores empatizaron con el colectivo de Mujeres Ecologistas y se comprometieron a apoyar el huerto, proyecto que recién impulsan como grupo.