Juan Carlos Cruz Vargas
Proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- La cúpula empresarial puso las cartas sobre la mesa en el debate respecto del incremento del salario mínimo, al advertir que si se decreta un aumento en esta variable, “no podrá evadir las fuerzas del mercado”.
En su mensaje semanal, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) aseguró que “lo peor que podemos hacer, en este cometido, es emprender vías que carezcan de realismo, que evadan a las fuerzas del mercado y que pretendiendo solventar un problema, generen otros más agudos, más distorsiones y riesgos”.
Advirtió que en el tema “no basta con observar la posición del sector político; necesariamente tiene que atenderse el punto de vista de los trabajadores y las empresas, así como los imperativos que marcan las propias fuerzas del mercado, que difícilmente pueden ser superadas con decretos”.
Para el organismo presidido por Gerardo Gutiérrez Candiani, desligar el salario mínimo de tantos conceptos debe ser el primer paso, indispensable, para cualquier cambio para analizar y debatir.
“El salario mínimo se utiliza como referente en al menos 140 leyes y en más de 300 disposiciones legales, con ramificaciones en los tres órdenes de gobierno, existe una gran complejidad para el análisis y la determinación de las reformas que procedan”, precisó.
En las últimas semanas se han presentado ante el Congreso de la Unión una docena de propuestas para incrementar el salario mínimo en México, uno de los más bajos entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
“En cuanto a la sustitución del salario mínimo como referencia para fines ajenos a su naturaleza, hay distintas propuestas, como las llamadas unidades de referencia o unidades para el pago de obligaciones, con diferentes sistemas de cuenta y de actualización en el tiempo”, señaló el CCE.
Añadió que, en general, se trata de métodos de indexación que podrían actualizarse de forma prácticamente automática, por ejemplo de manera mensual, al multiplicar su valor por un factor relacionado con la inflación; o bien, anualmente, con la intervención del Banco de México (Banxico).
En cuanto al aumento por ley del salario mínimo, el sector empresarial dijo estar en desacuerdo con la estipulación de plazos para ello, en los que no se tomen en cuenta factores como la productividad, así como objetivos de formalización.
En el mismo sentido, aseguró que “propuestas como la eliminación de la zona B para quedar con una sola zona geográfica, resultan prematuras y hay que analizarlas a fondo”.
Además, aclaró que si no se contemplan elementos como productividad y generación de más y mejores fuentes de trabajo para que los salarios crezcan, los esfuerzos no servirán de mucho.
De hecho, el CCE se dijo preocupado por incrementar el salario sin antes reducir la informalidad –donde laboran seis de cada 10 mexicanos– y elevar la productividad, que en los últimos 30 años ha estado estancada, según el gobierno federal.
Como muestra, puso en evidencia las siguientes cifras: “Hoy, tenemos sectores altamente competitivos que incrementan su productividad a tasas de 6% anual en promedio, generando casi 14 mil dólares por empleado. Sin embargo, ahí está sólo 20% de la fuerza de trabajo”.
En contraste, 70% de los empleos están en el otro espectro donde se pierde productividad a la misma tasa anual –6% al año– y donde el trabajador produce la mitad, es decir, menos de 7 mil dólares. Las disparidades regionales son igualmente enormes, con cuatro estados que concentran la mitad del PIB.
El CCE adelantó que participará activamente en el debate sobre el incremento del salario mínimo impulsado por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera.