Norma Trujillo Báez
La Jornada
En el “día de acción global” para exigir que los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa aparezcan con vida, facultades de la Universidad Veracruzana que en su historia no habían hecho paros de clases ni se manifestaban, hoy determinaron hacerlo pese a que hubo pagos de becas por parte del gobierno estatal para presuntamente dividir las acciones. Así la facultad de Biología, Ciencias Agrícolas, Matemáticas, Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales, Psicología, Instrumentación Electrónica y Ciencias Atmosféricas, se unieron a las facultades de Historia, Filosofía, Letras Españolas, Idiomas, Sociología, Antropología, Pedagogía, Artes, Ingeniería, Arquitectura, Psicología para exclamar unidos, “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.
El paro de labores en las facultades de la Universidad Veracruzana de las diversas zonas será por 48 horas. En la zona universitaria de Xalapa, sólo trabajaban las facultades de Contaduría y de Derecho, las demás, desde temprana hora tomaban sus acuerdos, como en el caso de la Facultad de Arquitectura, que su protesta fue salir de las aulas a tomar clases en espacios libres, o que un principio Biología estaba en paro de brazos caídos.
La voz de los estudiantes en asambleas se escuchaba, votaban por la decisión a tomar, y algo reiterativo, “es momento de defender a los estudiantes”, decían, y entre todos determinaron que la suspensión era para llevar a cabo acciones y no para irse de puente a sus casas, por ello participarían en las marchas, hacer brigadeo, pero sobre todo exigir justicia para los estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa, Guerrero.
Pamela, estudiante de Ciencias Agrícolas, dijo: “es la primera vez que nos integramos a un paro, lamento que no todos los estudiantes estén informados y tengan conciencia de los problemas que hay México, en nuestro estado, que sólo estén en las redes sociales pero no se informen, aunque en estos momentos hay una respuesta positiva”.
Así en Biología y Ciencias Agrícolas los alumnos habían decidido alzar la voz de manera pacífica, pero también invitaban a sus maestros para que se unieran, ya que unos no querían abandonar sus aulas.
Otros académicos estaban con sus alumnos. Los estudiantes subieron a un aula y entablaron diálogo con el maestro para exponerle que debían salir; el catedrático les decía “es lamentable lo que ha pasado con los estudiantes, pero no es la forma de exigir justicia”. Sin embargo, los estudiantes también le expusieron su sentimiento y minutos más tarde el mentor accedió.
Allí, en esas reuniones un grupo minoritario se oponía al paro, en los pasillos se empezó a decir “ayer les pagaron unas becas, de las que da el gobierno del estado y desde ahí les pidieron que no se manifiesten”. No obstante, Raciel señaló: “lo de la beca es un derecho que como estudiantes tenemos, yo la recibo y el gobernador no me está regalando el dinero de su bolsa, ese dinero es del pueblo y los estudiantes de Ayotzinapa son del pueblo. Por eso yo iré a las manifestaciones y sí, sí nos pidieron desarticular los movimientos”.
También los alumnos de Derecho, de donde ha egresado la mayor parte de líderes políticos que después se convierten en funcionarios públicos, estaba muy dividida, la mayoría no se quiso integrar a las acciones. Laura Ramírez al ser entrevistada, afirmó: “no, aquí si es un acto de gobierno casi todos van porque les gusta quedar bien, que los vean, aquí vienen las camionetas Suburban del gobierno del estado, o del secretario de Gobierno, vienen a traer a los dirigentes estudiantiles, se ponen de acuerdo, por eso la facultad no reacciona ante los problemas sociales”.
Hugo Martínez, uno de los inconformes dijo que “las acciones para demostrar inconformidades no se deben dar saliendo a la calle, le somos más útiles a México estudiando”. Entonces se le cuestionó que si con esa actitud no estarían apoyando la impunidad. Y respondió el futuro abogado: “pues cada quien que se defienda, ahí está la ley, si saben quién los desapareció que le digan al juez y ahí está el remedio”.